¡Muy buenos días a todos! Antes de empezar el programa de hoy recordaros que tenéis en cursos, cursos a tiempo real de explicación de plataformas de trading, programación de sistemas, programación web y muchas otras cosas más que podéis ver las veces que queráis! Solo entrad y mirar los capítulos que voy colgando día a día para poder avanzar en este mundo apasionante. En el primer curso, veremos plataformas de trading. Cuales hay, como se usan para hacer las cosas básicas y como conseguirlas para descargar. En el curso de plataformas de trading retail lo que buscaremos es hacer lo mismo en todas: encontrar las herramientas para poder graficar con lo básico, poder conectarnos al servidor de datos de trading del broker y podremos ver como podemos poner operaciones. Todo esto recordemos, de una manera práctica, sencilla y amena. Después de este curso haremos un curso básico de elementos de trading: Tipos de graficaciones, qué significa cada una de ellas y para qué sirven. Pues entrando en materia, ahora si y después de explicar a rasgo generales en los anteriores podcasts donde se sitúa el trading en el sistema financiero, hoy repasaremos una cosa básica que la mayoría de la gente que se dedica al mundo de la inversión no tiene en cuenta. Hablo del riesgo de la inversión. No quiero ser yo quien os diga y recuerde que cualquier tipo de inversión viene asociada a un riesgo. Esto creo que todos lo sabemos, pero cabe decir que cuando hablamos de inversión, podemos hacerlo en diferentes niveles. Por eso hablaremos primeramente, de los tipos de inversores. Esto cabe decir que se aplica en España, en Inglaterra o en Estados Unidos. Es decir, es un concepto global. Bien, pues hay 3 tipos de inversores dentro de una empresa financiera. Para ser exactos: – Los clientes institucionales: instituciones que están especializadas en inversión y que se dedican a ello. Empresas que se dedican a la inversión y que necesitan servicios de otra empresa. Por ejemplo, puede ser una empresa de gestión de capital, la cual necesita un broker. En este caso, la gestora, con conocimientos más que de sobra para saber que puede hacer, qué no puede y qué riesgos conlleva, necesita de esta entidad intermediaria. Dada su experiencia, el nivel de protección es nulo. No necesita. – Los clientes profesionales: Son clientes con conocimientos necesarios para entender y asumir los riesgos que implican los servicios de inversión o los productos financieros que deseen contratar. Por tanto, se les otorga una menor protección y derechos de información que un cliente clasificado como minorista. Cabe decir que igualmente la empresa que otorga el servicio a estos clientes, ha de darles, por ley, toda la información de costes del servicio, riesgo del servicio, la política de ejecución o incluso como se salvaguardan su dinero dentro de la entidad. Normalmente el volumen que tienen que tener estos clientes supera los 100.000€ aunque en algunos países se puede considerar que el cliente es profesional con menos capital. – Los clientes minoristas: Por último, pero no menos importante ya que es el que más volumen de personas mueve, son los clientes minoristas. Estos clientes, que en muchas empresas, son la mayoría, disfrutan del máximo nivel de protección. A parte que tienen mucha más información del producto financiero que contratan, de como se usa y de sobretodo, de todo lo relacionado a su inversión: donde se deposita su dinero, como se usará y sobretodo, qué riesgo tomará. Cuando se contrata un producto financiero, debe firmar un contrato expresando que ha entendido todo lo que se le ha explicado, que entiende el riesgo que asume y que sobretodo, está de acuerdo con todo lo estipulado. Lo que pasa en algunas ocasiones, es que estos contratos (que explicaremos más adelante de que se tratan) los clientes no lo entienden. Las entidades tienen la obligación no solo legal creo yo, sino moral, de explicarles absolutamente todo. Ya que cabe decir que le estas vendiendo productos financieros a gente que no sabe ni conoce de que se tratan. ¿Cual es la realidad? Que en muchas ocasiones, la persona que está delante del asesor, no sabe ni que es un Warrant, una Opción, una ETF o un bono del estado. Simplemente le han dicho que ganará dinero de forma segura en el banco de toda la vida y que Paco, el amigo de su mujer, lo lleva haciendo durante 5 años y que él no quiere ser menos. Además, como va a no confiar en Carlos, el director de la entidad bancaria que ha estado toda la vida con él y que cada domingo juegan al mus en el bar del pueblo? Seria insensato no hacerlo. Así es como empezó muchos de los productos financieros que ahora mismo estamos viendo, sin entender como pasó, por la televisión. Casos de personas mayores confiadas que dejaron todos sus ahorros en productos de inversión que ni entendían. Pues esto no solo les ha pasado (y les pasa) a las personas mayores. La gente quiere ganar dinero y obviamente, sin riesgo. Por tanto, se fiaran de la persona que conocen o que les viene reverenciada. Por eso las entidades financieras ahora están obligadas a explicar, asesorar y comercializar productos financieros. En este aspecto, cabe destacar una cosa muy muy importante. Depende de los conocimientos que se tengan por parte de la persona que te atiende y la titulación que tenga, puede realizar una actividad u otra dentro de la entidad financiera (por ejemplo bancaria). Por ejemplo, estamos acostumbrados a entrar a un banco y creer que porque los trabajadores de esa entidad esten trabajando para el banco, saben todos lo mismo, y eso es mentira. Cada persona tiene unos estudios diferentes y por tanto, unos conocimientos distintos. Cada uno podrá hacer cosas diferentes y sobretodo, estará cualificado para hacer cosas distintas. En este caso, podemos recalcar 3 tipos de personas dentro de una entidad: – El repartidor, que le digo yo: Es la persona que te informa de los productos que tiene la entidad. Es como si dijéramos la persona que te da el papel. Esta persona no puede hacer nada más, ya que no tiene los conocimientos necesarios para explicarte nada, a diferencia del segundo, el informador. – Informador: lo que hace es explicarte los productos financieros del folleto que te da el repartidor. Te explica con pelos y señales qué es cada producto financiero que ofrece la entidad. Nada más. – Asesoria: en cambio, el último y el que requiere más titulación (como mínimo la titulación de Asesor Financiero), es la persona que no solo te da el folleto y te sabe explicar cada uno de los productos financieros, sino que te explica cuales son los productos financieros que mejor se adaptan a tu tipologia de persona e inversiones. Es decir, no le podrás asesorar de la misma manera a Jose, que tiene 1 millón de euros en la cuenta y quiere sacar rentabilidad pero no entiende nada de los productos financieros y tampoco quiere arriesgar mucho, que a María, que tiene lo mismo, un millón de euros, pero que sabe los riesgos, ha hecho inversiones anteriormente y que sabe que es un activo financiero y cuales existen. Aunque parezca mentira, la gente se deja asesorar por cualquiera. A mi me hierve la sangre cuando cualquiera hace de asesor financiero. La pregunta básica que os tenéis que plantear antes de entrar a una entidad bancaria es la misma que cuando vais al hospital. Cuando vais al centro médico, esperáis que una enfermera o un camillero os diagnostique si tenéis o no cáncer en alguna parte del cuerpo y que te diga que tratamiento seguir? Supongo que no (y sobretodo, lo digo desde el respeto para estas dos profesiones. No quiero menospreciarlas, pero obviamente el conocimiento de los doctores, aunque habrá muchos tipos de enfermeras y camilleros con experiencia, no han estudiado tantos años como un médico y tampoco tendrá los conocimientos necesarios para operarte, por ejemplo). De la misma manera, si no te pones en manos de cualquiera en la mesa de cirugía, porque lo haceis cuando vais a una entidad bancaria? Suponemos que todos los que están en el ambulatorio tienen la capacidad de diagnosticar y operar por igual? De la misma manera, en la entidad bancaria no todos tienen la misma capacidad de explicaros y asesoraros sobre tu capital. Un asesor financiero tiene la capacidad de, a través de unas preguntas, saber lo que le digo yo, el indice de sueño. El indice de sueño es aquel punto en el que la persona que invierte el dinero y aunque pueda llegar a perder parte de él o incluso, la totalidad, la persona pueda seguir durmiendo tranquila. Es un índice clave y es por eso que se diseñó un test con las preguntas que toda entidad financiera dentro del marco legal europeo, tiene que hacer a cualquier cliente profesional y minorista. Este test se llama test de idoniedad y conveniencia Mifid. ¿Qué es la MiFID? Es una Directiva sobre Mercados de Instrumentos Financieros, que en ingles se conoce como MiFID (Markets in Financial Instruments Directive). Viene dada desde finales del 2007 y ahora está a punto de entrar la MiFID 2, la cual conllevará cambios importantes aunque de momento, especulativos hasta que salga. ¿Cuando saldrá? Nadie lo sabe con seguridad. Mientras tanto, se han de cumplir con la MiFID 1, la cual tiene unos objetivos muy claros: – Proteger al cliente para que conozca, comprenda y sepa valorar el riesgo que tiene asociado el producto financiero que va a usar o comprar. – Regular el comportamiento de la entidad financiera para fomentar la equidad, la transparencia y la eficacia dentro de los mercados financieros – Incrementar la competencia entre las entidades financieras Por tanto, los dos tests que te hacen son claves: – Test de idoneidad: Es el test que evalúa los conocimientos y experiencia del cliente, sus objetivos de inversión y su capacidad financiera y por tanto, explcará al asesor, qué tipo de cliente de los 3 que hemos visto es. – Test de conveniencia: es el test que evalúa los conocimientos y experiencia del cliente en materia de la inversión. Es decir, si conoce al dedillo lo que va a contratar. Si sabe qué tipo de activo es, qué riesgo conlleva y lo entiende y lo asume. En resumen, dependiendo del tipo de inversor que seamos, seremos más o menos conscientes del tipo de riesgo asociado a la inversión. Y por esta razón, tenemos que entender que los riesgos de la inversión no solo vienen dados por el propio producto financiero, sino que hay otros riesgos asociados: – Riesgo de tipo de cambio: el producto está en otra divisa y el cambio puede perjudicar en muchos casos, el beneficio de la inversión, haciéndolo incluso pérdida. – Riesgo operativo: se puede producir si a la hora de tramitar el producto financieros, hay problemas tecnológicos o incluso humanos por falta de repasar la orden o pedido al intermediario. Es decir, que nos equivocamos y en vez de comprar 10 acciones de Endesa, compramos 100 por un fallo de un 0 de más. – Riesgo del instrumento financiero: le propio activo viene asociado a riesgo de la inversión. Tanto puede salir bien como puede salir mal. ¡Pues muy bien! Hasta aquí el podcast de hoy. Espero que te haya servido para orientarte un poco más y entender qué tipo de riesgos hay asociados y sobretodo, que cuando entramos en un asesoramiento financiero, nos tenemos que cercionar que la persona que esté delante atendiéndonos, sepa de lo que habla y tenga los conocimientos necesarios para hacer lo que hace, que en muchos casos, en el país el que vivimos, hay mucha gente que lo hace sin tener ni tan siquiera, la titulación de asesor financiero. Por cierto, aquí tenéis la página web de EFPA, que es la asociación de Asesores Financieros a nivel Europeo y que certifica los conocimientos que he hablado durante el podcast de hoy. Antes de despedirme, como cada día, recordaros que me haríais muy feliz si pudierais valorar con 5 estrellas en itunes y con me gustas en ivoox! Así más gente puede escuchar este canal y los podcasts que voy haciendo día a día! Y con esto, nada más! ¡Muchas gracias a todos y hasta mañana! La entrada 10. Riesgos de una inversión aparece primero en Ferran P..
Comentarios
Enhorabuena muy clarificador. Desde luego con la exposición se advierte y se nos avisa q tenemos q exigir al intermediario financiero