Desde hace mucho tiempo, practico el minimalismo, más tiempo incluso del que yo he sido consciente.
Ser minimalistas no es tener pocas cosas, sino tener las necesarias. Cuando almacenamos algo durante meses o años y no lo hemos utilizado, ¿para qué sigue ahí? Da igual si hablamos de muebles, adornos, aparatos electrónicos, ropa, recuerdos, regalos...todos esos “por si acaso”, en realidad están ahí molestando. Porque te distraen y te quitan tiempo cuando necesitas encontrar lo que realmente es necesario.
Hazme caso, menos es más, verás como si empiezas a desprenderte de todos esos objetos que no necesitas (tu el fondo sabes de sobra cuáles son), automáticamente vas a estar más a gusto contigo mismo. Y, ¿no influye eso directamente en tu productividad? Mejor ánimo, satisfacción con uno mismo, mente despejada y limpia...eso se traduce en un mayor foco para centrarte en lo importante, en tus proyectos y en lo que realmente te hace feliz.
Te dejo un ejemplo de mi último paso en esto del minimalismo aplicado a mi entorno, mi nueva configuración de de mueble para la televisión en casa, junto a la anterior. Antes y después.
Porque no todo en el minimalismo está ligado con lo material. Si vamos a un plano más abstracto, más filosófico si quieres, cuantas menos cosas tengamos en la cabeza, mayor paz y equilibrio encontraremos. Minimiza los problemas, elimina de tu vida a la gente que no te aporta nada positivo, no dediques tiempo de tus pensamientos a cosas que solo sirven para distraerte y quitarte energía.
Me gustaría que me contarás que te parece esto del minimalismo, si lo practicas, si te parece algo muy extremo...Sabes que me lo puedes hacer llegar a través de Twitter o del formulario de contacto de mi página web.
¡Anímate, te aviso que engancha!
Comentarios