A principios de la década pasada, Salovey y Mayer acuñaron y definieron la denominación de inteligencia emocional (lE) como la habilidad para percibir con precisión, valorar y expresar emociones, así como también para acceder y/o generar sentimientos cuando facilitan el pensamiento, para entender emoción y conocimiento emocional y por último habilidad para regular las emociones que promuevan nuestro crecimiento emocional, bienestar psicológico e intelectual. La Inteligencia Emocional se distingue de otras formas de inteligencia porque está implicada específicamente con el manejo de las emociones y contenido emocional.
Componentes de la Inteligencia Emocional
Existen varios modelos que definen los componentes de la inteligencia emocional, en este caso he elegido el modelo de Goleman (1996) otro autor pionero en cuanto al desarrollo de la inteligencia emocional, que la clasificó mediante cinco componentes que se describen a continuación:
El conocimiento de las propias emociones: se refiere al conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia emocional. La capacidad de seguir momento a momento nuestros sentimientos resulta crucial para la introvisión psicológica y para la comprensión de uno mismo. Por otro lado, la incapacidad de percibir nuestros verdaderos sentimientos nos deja completamente a su merced. Las personas que tienen una mayor certeza de sus emociones suelen dirigir mejor sus vidas, ya que tienen un conocimiento seguro de cuáles son sus sentimientos reales, por ejemplo, a la hora de decidir qué profesión elegir.
La capacidad de controlar las emociones: como la toma de conciencia de uno mismo siendo esta una habilidad básica que nos permite controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento. Capacidad de tranquilizarse a uno mismo, de desembarazarse de la ansiedad, de la tristeza, de la irritabilidad exagerada y de las consecuencias que acarrea su ausencia.
La capacidad de motivarse uno mismo: es el control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad. El autocontrol emocional —la capacidad de demorar la gratificación y sofocar la impulsividad— constituye un imponderable que subyace a todo logro. Y si somos capaces de sumergimos en el estado de flujo (flow) estaremos más capacitados para lograr resultados sobresalientes en cualquier área de la vida.
El reconocimiento de las emociones ajenas: como sinónimo de empatía, otra capacidad que se asienta en la conciencia emocional de uno mismo, constituye la habilidad popular fundamental. Conocer las raíces de la empatía, el coste social de la falta de armonía emocional y las razones por las cuales la empatía puede prender la llama del altruismo. Las personas empáticas suelen sintonizar con las señales sociales sutiles que indican qué necesitan o qué quieren los demás y esta capacidad las hace más aptas para el desempeño de vocaciones tales como las profesiones sanitarias, la docencia, las ventas y la dirección de empresas.
El control de las relaciones: donde el arte de las relaciones se basa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas. La competencia o la incompetencia social y las habilidades concretas involucradas en esta facultad. Éstas son las habilidades que subyacen a la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal.
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Comentarios
Vais a ser unos de mis podcast tops en mi iVoox ❤️❤️❤️
Vale, ya lo he escuchado, no había terminado de oír el programa entero :)
Buenas tardes, gracias por todos vuestros programas. Me ayudan muchísimo. Cuál es el trocito de película que habéis puesto? Gracias