Hace 30 años, un grupo de jóvenes otavaleños y un boliviano, con el fin de desaparecer la discriminación racial ante la comunidad indígena formaron un grupo de música, para a través de sus letras concienciar sobre este problema que todavía está latente en la sociedad.
Por el hecho de ser indio creo que no tenía cabida en esta sociedad, sostiene Sayri Cotacachi, quien siendo adolescente viajó al extranjero.
Canto a la vida. Una de las letras que habla de la discriminación racial que aún siente la población indígena es “resistiendo los 500 años” que fue acogido como un himno cuando, en 1990, se realizó el primer levantamiento indígena que dio paso a que se respeten los derechos de este grupo de la población.
Charijayac, que quiere decir “carácter noble”, está integrado por los otavaleños Quipus Cotacachi, Chasqui Tituaña, Sayri Cotacachi, Paúl Cotacachi, Raymi Tituaña, Yuyay Tituaña, Rupay Cachiguango y el boliviano Mayu Quiñónez.
También han compuesto canciones de amor a la naturaleza que han calado en la memoria de sus seguidores, quienes se identifican y disfrutan de temas como: Tamia, Nivela tus Caricias, Nos vemos en la próxima vida, Tu Sonrisa, Jihua, Sacarina, Tamia, Antonio Mocho, Puchushca, Yo aquí sin tí.
Otavalo. “Agua fresca yo quisiera ser y mantenerme en las nubes, aproximándome a la verdad para poder recrear”, es un extracto de la melodía que les dio fama a la agrupación andina Charijayac.
Se trata de Agua Fresca, nombre que además lleva el tour por los 25 años de vida artística, que despegó el 2 de marzo en Quito.
Desde sus inicios siete integrantes le dan vida a Charijayac, seis son otavaleños y el séptimo es un boliviano. Con sus notas andinas recorren los rincones del mundo. Son los intérpretes de más de 25 temas inéditos que salieron de largas jornadas de trabajo.
Las letras van alternadas en kichwa y español. Le cantan al amor, la resistencia indígena, cosmovisión ancestral y otros. Son autodidactas, ninguno era músico, aprendieron con el tiempo. Entonan el charango, el rondín, la flauta, el rondador y demás instrumentos andinos.
No se identifican como un grupo folclórico, sino más bien como una fusión pues como parte de sus recorridos adoptaron ritmos de otros países que los incorporaron en sus melodías.
Los siete integrantes se volvieron a reunir hace dos semanas en Otavalo para retomar los ensayos. Ahora no se encuentran muy a menudo, sino cuando tienen presentaciones. Es cada uno de los integrantes cumplen actividades vinculadas al comercio en España, Italia y Estados Unidos. Ahora se vuelven a reencontrar a los cuatro años.
En los repasos nació un nuevo tema, lo denominaron Nos vemos en la próxima vida, que lo cantarán como parte del repertorio del tour Agua Fresca.
Sayri Cotacachi, es el director del grupo, aunque dice no sentirse así pues aseguró que todos son la cabeza de Charijayac. Él dice que hay temas que coincidieron con los primeros levantamientos indígenas que son también referente. “Nosotros seguiremos porque la creatividad no se acaba, terminará cuando nos vayamos a la otra vida. Continuaremos componiendo.”, explicó.
Un boliviano en el grupo
Mayu Quiñónez, integrante de Charijayac, es un boliviano que en Barcelona-España tomó contacto con los jóvenes otavaleños hace más de 25 años. Él también era migrante.
A través de la música se logra mantener contacto con un pueblo. “Hacemos música del alma, disfrutamos mucho de cantar en kichwa. Hemos estado en todos los continentes. Nuestra cultura es la mejor porque es la tuya”, relató.
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