Hoy viajamos hasta un apartado rincón de los Arribes zamoranos para conocer las Chiviteras de Torregamones.
PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/un-paseo-hasta-los-chiviteros-de-torregamones-zamora/
El verano es un momento estupendo para tomarse algún descanso pero también para organizarse algún viaje de esos que se hacen sin prisa o, por ejemplo, para recorrer caminos y curiosear alguno de esos rincones que muchas veces nos pillan un poco a tras mano de las grandes rutas o de los destinos más conocidos pero que al final son los que mejor sabor de boca nos dejan.
Así que en esta ocasión vamos a proponer un pequeño viaje hasta uno de esos rincones medio olvidados, muy a tras mano de las grandes rutas viajeras y que encontramos nada menos que en mitad de los Arribes zamoranos.
Hoy había pensado que podíamos prepararnos una escapada hasta los Chiviteros de Torregamones.
Pero ¿qué son los Chiviteros de Torregamones?
Pues un chivitero o chivetero es un corral o un aprisco en el que se encierran los chivos, las crías de la cabra, especialmente para protegerlas cuando son muy pequeñas para que no se escapen o puedan ser atacadas por zorros o lobos.
En este caso concreto, los Chiviteros de Torregamones son, también, una especie de pequeño homenaje a una vida pastoril que, por suerte, hace ya algún tiempo que forma parte del pasado.
Este lugar al que me estoy refiriendo hoy, un conjunto de pequeños chiviteros en las que se ponían a resguardo a las crías de las cabras que acababan de nacer y que encontramos en los alrededores de la localidad zamorana de Torregamones es, en el fondo, además de un paraje lleno de encanto, una pequeña lección de la sencillez, la austeridad y la sabiduría con la que discurría la vida en el medio rural hace todavía unas pocas décadas.
Por suerte, los cabreros de hoy, si quieren, pueden llevar teléfono móvil en el zurrón o incluso un ordenador portátil o una tablet y trabajar con aplicaciones, si tienen conexión a Internet. Y, si les surge algún problema mientras están en el campo, tienen, también, la posibilidad de hacer una llamada para que alguien les vaya a buscar con un todoterreno, por ejemplo si están muy lejos o tienen que cargar con un chivín recién parido.
Pero antes, a lo mejor no hace tanto como parece, las cosas en el campo eran bastante diferentes. Y el oficio de cabrero o de pastor, también.
Entre esas diferencias está que, en función del lugar de pastoreo, no siempre era posible regresar con el rebaño por las noches. Antaño era común que, sobre todo en el verano, los pastores de cabras, de vacas o de ovejas, pasaran los días y las noches junto a sus rebaños.
Por eso abundaban en el paisaje las majadas, tenadas, los corrales, los chozos y, en Los Arribes zamoranos, abundan también los chiviteros, unas diminutas cabañas en las que el cabrero encerraba a los chivos recién paridos para ponerlos a salvo de zorros, lobos y otros depredadores de los campos sayagueses.
Se trata, entonces, de un conjunto de pequeños corrales en los que los pastores guardaban las crías de las cabras cuando estaban pastoreando y que no podían cargar con ellas. Este conjunto de chiviteros estuvieron en uso prácticamente hasta los años 90 del siglo pasado y han sido reconstruidos con el propósito de que quede en el paisaje al menos una referencia de cómo eran entonces y para qué servían.
Unos chiviteros que resultan también peculiares por la forma que tienen, al menos para quienes no hemos vistos unos antes. En este caso concreto los de Torregamones tienen la forma que es habitual en toda esta zona de los Arribes pero que resulta muy llamativa porque son exactamente iguales que pequeñas cabañitas circulares con las paredes de piedra y los techos de cubierta vegetal que recuerdan mucho a eso, unas cabañas de pastor pero en miniatura.
De hecho, tienen el espacio justo para albergar en cada una de ellas a una o dos crías de cabra recién nacidas. Una peculiaridad que tienen es que se hacían con una puerta muy pequeña, lo suficiente para introducir por ella a la cría a la que se iba a dejar allí por la noche, y luego el hueco de la puerta se tapaba con una piedra grande de manera que los lobos o los zorros no encontraran la forma de llevarse una presa que desde luego para ellos era de lo más apetecible.
Encontramos estos chiviteros a unos 6 km de la localidad zamorana de Torregamones y, aunque es posible llegar hasta ellas en coche, desde luego la recomendación que hacemos desde aquí es hacerlo a pie. Está claro que es la mejor forma de disfrutar, no solo de este rincón, sino de un entorno tan lleno de encanto como son los Arribes.
Si lo hacemos así podemos completar perfectamente un recorrido circular con inicio y final en la localidad de Torregamones, de unos 12 kilómetros, que resulta perfecto para hacer en una mañana o una tarde. Desde Torregamones a los chiviteros vamos a seguir unas balizas de color blanco y verde que nos van a llevar hasta ellos para conectar después con las marcas blanquirrojas del GR.14 que regresa a Torregamones por la ribera del arroyo de Fenoya, parando en viejos molinos y a través de un extenso encinar también con mucho encanto.
Como siempre, quien quiera ver fotos de estos chiviteros, el mapa con el recorrido o la descripción un poco más detallada del paseo no tiene más poner la palabra Torregamones en el buscador del blog SIEMPREDEPASO.ES y ahí va a encontrar el reportaje en el que se habla de todo lo que hemos estado comentado hoy. También se puede reservar directamente el alojamiento para pasar el fin de semana en esa zona de los Arribes o en cualquier otro rincón de Castilla y León.
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