DEL FONÓGRAFO A LA HOLOFONÍA LA EVOLUCIÓN DEL REGISTRO MUSICAL
La música pone ritmo a nuestra vida.
Tarareamos en la ducha una canción que suena en la radio.
O caminamos con nuestros auriculares escuchando la lista de las canciones que nos gustan.
Hoy en día, es un disfrute cotidiano.
Sin embargo, hace solo 140 años que somos capaces de grabar y reproducir el sonido.
Antes, los melómanos debían conformarse con las actuaciones en directo.
Todo cambió con la invención del fonógrafo.
Desde entonces, la manera en la que almacenamos el sonido ha ido variando de soporte y formato.
En su esencia, siempre ha sido lo mismo.
Registrar las ondas sonoras.
Los sutiles cambios en la presión atmosférica.
El inventor americano Thomas Alva Edison ideó el fonógrafo en 1877.
Las ondas sonoras se transformaban en vibraciones mecánicas.
Y hacían mover un punzón sobre un cilindro con una gruesa capa de cera.
Donde quedaban registrados pequeños surcos.
Este aparato podía grabar un máximo de 2 minutos.
Y sólo podía reproducirlo hasta unas 50 veces.
Ya que las hendiduras se desgastaban y se volvían ilegibles.
Diecisiete años antes, el francés Édouard Leon Scott había ideado un instrumento similar.
El fonoautógrafo.
Era un soporte cilíndrico de cristal ahumado.
Una máquina capaz de recoger ondas sonoras.
Pero no podía reproducirlas.
De hecho, hasta el año 2008 nadie pudo escuchar la pequeña estrofa de una canción fracesa que Scott había logrado inmortalizar.
El reinado del fonógrafo sería corto.
Emile Berliner desarrolló el gramófono en 1887.
Este podía registrar el sonido sobre un disco plano por ambas caras.
Los primeros discos de gramófono tenían 12,5 cm de diámetro.
Estaban hechos de ebonita.
Una sustancia plástica que se podía tallar.
A partir de un único molde se podían hacer miles de copias.
Mientras que con el fonógrafo original era necesario volver a grabar la pieza tantas veces como copias deseasen.
Esto hacía que las prestaciones del gramófono superasen a las del fonógrafo.
A comienzos del siglo xx se produjo la primera guerra de formatos de la historia de la música.
Entre cilindros y discos.
El fonógrafo de Edison la perdió en 1910.
El gramófono se hizo popular.
Sus discos ya podían medir hasta 30 centímetros de diámetro.
Giraban a 78 revoluciones por minuto.
Y podían almacenar hasta 5 minutos de música en cada cara.
Por lo que fue el primer formato musical que se vendió en todo el mundo.
El que hizo posible escuchar música grabada en nuestros hogares.
Después nacieron los álbumes.
Las carpetas para guardar los cuatro discos necesarios para registrar una sinfonía.
Los singles de 10 pulgadas contenían una sola canción de música popular.
Podía guardar hasta 3 minutos.
Los artistas de jazz necesitaron alargarse hasta las 12 pulgadas para registrar su música.
Este reinado duró hasta mediados de 1950.
Cuando se impuso el vinilo.
El material sintético que sustituyó a la resina natural.
El vinilo facilitó el proceso de fabricación comercial de discos de música.
La empresa Columbia Records prsentó los primeros Lp de vinilo el 10 de junio de 1948.
De nuevo, cambiaron la historia de la música.
No fue un simple cambio de material.
Los discos de vinilo eran mas duraderos que los pesados y quebradizos discos de goma laca.
Y presentaban una gran ventaja.
En un solo disco de vinilo del mismo diámetro cabía tanta música como en los cuatro de un viejo álbum.
Por eso se llamó Lp.
Que son las siglas de ‘larga duración’, en inglés. Long Play.
Los vinilos de 12 pulgadas giraban a 33 revoluciones por minuto.
Frente a las 78 de su predecesor.
Este fue su truco para cuadruplicar la duración de un disco.
Giraban más lentamente.
El sonido se registraba en surcos tres veces más estrechos.
Y para reproducirlos se necesitaba una nueva máquina.
Un gramófono más sofisticado y barato de fabricar.
Para los artistas el nuevo formato Lp también conservó el nombre de álbum.
Este avance supuso una nueva manera de componer música.
Los músicos de jazz pudieron grabar temas más extensos con este formato.
La música popular se vendió como rosquillas.
Esta vez en singles de 7 pulgadas, 30 centímetros, que giraban a 45 revoluciones por minuto.
La base del tocadiscos.
El sistema reproductor de sonido que se ha mantenido más tiempo.
Aunque decayó en la recta final del siglo 20.
Pero resucitó con fuerza en pleno siglo 21.
La empresa alemana Telenfunken presentó el innovador magnetófono k1 en 1935.
Registraba las ondas sonoras sobre una cinta magnética.
La que fabricó la empresa química BASF.
También alemana.
El magnetófono permitía grabar rápido un sonido y reproducirlo de forma inmediata.
Esto revolucionó la industria radiofónica.
El magnetófono despegó gracias a un nuevo género musical.
El Rock and Roll.
Desde 1960 hasta los 80, los roqueros explotaron al máximo esta máquina.
Cortando pedazos de cinta y pegándolos.
O reproduciendo sonidos al revés.
El magnetófono dio lugar a nuevos soportes sonoros.
El rock ya se podía escuchar en sus coches.
En 1962 la holandesa Philips lanza el compact cassette.
Una cabina estanca de plástico con un carrete de cinta magnética.
Medía unos 100 metros de largo, desenrollada.
La empresa japonesa Maxell sacó los casetes vírgenes al mercado.
Eran muy fáciles de grabar y distribuir.
La era digital desembarcó en 1979 de la mano del compact disk.
La información analógica se transforma a código binario de ceros y unos.
Un resultado que se obtiene del proceso de conversión a lo digital.
Después, se registra sobre un soporte.
En los primeros Cd podían hacerse grabaciones digitales de cerca de 75 minutos.
Medían unos 12 cm de diámetro.
Este sistema de reproducción apenas se deterioraba.
Y mejoraba el ruido de fondo de los vinilos y casetes.
El sistema digital Mp3 lanzado a comienzos de los años 90, cambió la forma de consumir música.
Se trata de un formato que usa un algoritmo con cierta pérdida de información.
Es decir, que la grabación pierde calidad y matices con respecto al CD.
El Mp3 permite reducir el tamaño del archivo de audio.
Así que escuchar y compartir música a través de internet es sencillo.
Con el tiempo, surgieron otros formatos digitales.
Como el Mp4 o el Wav.
Además, aparecieron nuevos dispositivos para reproducirlos.
El Ipod de Apple ayudo a expandir la música digital.
Ya no hacía falta ningún soporte físico como discos y cintas.
Por último hoy existen los archivos musicales de alta resolución.
De la mano de las conexiones a Internet de alta velocidad.
Y una mayor capacidad de procesamiento de los dispositivos móviles.
La forma más novedosa de almacenar música es la holofonía.
Donde el sonido se percibe en tres dimensiones.
Nos llega desde cualquier ángulo.
Para lograrlo, se graba tal y como llegaría a nuestros oídos.
De manera que al reproducirlo resulta más realista.
Una inmersión sonora que requiere del uso de unos nuevos auriculares para disfrutar de la experiencia.
Un paso más en la búsqueda del sonido casi perfecto.
Y que dure para siempre.
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