Reflexión:
Comenzamos la reflexión de La Liturgia del día de hoy, poniéndonos en El Nombre del Padre, etc.
Queridos hermanos y hermanas:
La Cruz de Cristo es siempre vista como señal de victoria, y no solo porque sabemos que con ella nos ha dado un nuevo régimen de gracia, sino, que cada vez que Él ha sido afrentado, golpeado y humillado, se iban perdonando nuestros delitos. Su Pasión y Su muerte son el costo de la factura de todos los pecados que el hombre ha cometido y seguirá cometiendo.
Así mismo, el profeta Isaías recuerda: Mi Señor me ayudaba, por eso no me quedaba confundido, por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Es decir, que Cristo, cuanto más era afrentado, golpeado y humillado, no era porque El Padre no lo libraba porque no estaba con Él, sino, que el favor de Dios más lo sostenía en sentido que Cristo, Siendo Dios también, aceptara la voluntad del Padre: Morir por Sus hermanos para que ellos se salven.
Es, pues, la tentación la que se manifiesta en lo largo de la vida del hombre, así mismo, el Diablo tentó a Jesús, no solo en el desierto, sino, que también hasta el final de Su vida, pues, como Verdadero Hombre, Cristo podía sentir que el Diablo lo tentaba, pero Él no caía; pues, si hubiese caído, se hubiera manifestado osado y soberbio para responder a Sus enemigos con un solo gesto Suyo. En efecto, como Dios, Jesús pudo solo con un gesto pedir que viniera la milicia celestial, por aquello que dice: « ¿O piensas que no puedo recurrir a mi Padre? Él pondría inmediatamente a mi disposición más de doce legiones de ángeles… Por tanto, es la aceptación de Cristo la que cobra vigor para que se cumpla La Voluntad del Padre, porque El Padre también lo llena de vigor para que no caiga en la tentación de la soberbia, pues, si Cristo respondía con soberbia, pecaba, y si pecaba no era Dios, porque en Dios no hay pecado, por ello dice: Guardé silencio resignado no hablé con ligereza. Sal. 38…
Así es que Cristo acepta La Voluntad del Padre, que escrito estaba. Escucha que El Mismo Divino Redentor nos dice: Pero entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras, según las cuales debe suceder así?». Mat. 26, 53-54.
Del mismo modo, nosotros no hemos sido derrotados en las afrentas de nuestros enemigos, sino, que ellos han cavado más hondo su fosa para la condena, y quienes hemos recibido el maltrato sin que nosotros tengamos recriminación, por esa humildad el hombre, en efecto, gana mayor gracia de Dios para que se fortalezcan nuestras debilidades más míseras, se compacten más nuestras fortalezas y ayudemos a otros hermanos a que soporten sus ultrajes. Y así mismo nos invita hoy el salmista: Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos.
Y El Sagrado Evangelio nos dice: «Ellos le asignaron treinta monedas de plata»… esto se cumplió, por aquello que dice: Ellos pesaron mi salario: treinta siclos de plata. Za. 11, 13… Todo estaba vaticinado, pues, Dios sabiendo que el malvado no se arrepentiría de sus pecados, Dios se adelanta a través del profeta y sentencia lo que ocurrirá. Y así mismo dice: «Hasta mi amigo más íntimo, en quien yo confiaba, el que comió mi pan, se puso contra Mí.» confrontado con: "El que conmigo pone la mano en el plato, ese me entregará."
Tú lo has dicho: Jesús pronunció estas palabras en voz baja, de modo que los otros discípulos no las entendieron, como se ve en Juan 13, 28-29. La traición de Judas no es solamente fruto de su avaricia, sino también de la falsa idea que tenía del Mesías. Para él un Mesías humilde y doliente era un absurdo, porque no comprendía que Jesús quiso poner a prueba la fe de sus discípulos, con su humildad como está precedida en líneas anteriores y que también estaba anunciada por los profetas: al que es despreciado, al abominado de la gente, al esclavo de los déspotas: Al verte, los reyes se pondrán de pie, los príncipes se postrarán, a causa del Señor, que es fiel, y del Santo de Israel, que te eligió. Is. 49, 7… Y es que cuando el hombre ve al Crucificado y la gracia de Dios actúa sobre el corazón humilde, al hombre solo le queda doblar las rodillas, sin importar condición, pobres o ricos, todos se postran y reconocen al Único Dios. Y en otro lado dice: Él creció como un retoño en su presencia, como una raíz que brota de una tierra árida. Despreciado, desechado por los hombres… lo tuvimos por nada.
Por tanto, las profecías se dieron en su conjunto en Cristo, Él Es El Mesías prometido, en Él se dan todas las promesas del Padre y en Él debemos buscar nuestra santidad, imitándole, no abriendo la boca ante las afrentas de nuestros enemigos y apelando a la humildad en la que ganamos nuestra salvación.
Queridos hermanos y hermanas, que Dios nos bendiga y La Santísima Virgen nos proteja, y que fructifique sobreabundantemente la liturgia de hoy en nuestras vidas.
Como siempre los dejo con el mensaje de la importancia de comulgar todos los días o cuanto menos los domingos y fiestas de guardar: El que come Mi Carne y bebe Mi Sangre, tiene Vida Eterna, y Yo lo resucitaré el último día. Dice el Señor (Jn. 6, 54)
En El Nombre del Padre, etc.
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