Libro de dzian
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LA EVOLUCIÓN CÓSMICA
SIETE ESTANCIAS DEL LIBRO SECRETO DE DZYAN
No existía algo, ni existía nada;
El resplandeciente cielo no existía;
Ni la inmensa bóveda celeste se extendía en lo alto.
¿Qué cubría todo? ¿Qué lo cobijaba? ¿Qué lo ocultaba?
¿Era el abismo insondable de las aguas?
No existía la muerte; pero nada había inmortal,
No existían límites entre el día y la noche
Sólo el Uno respiraba inanimado y por Sí,
Pues ningún otro que Él jamás ha habido.
Reinaban las tinieblas, y todo el principio estaba velado
En obscuridad profunda; un océano sin luz;
El germen hasta entonces oculto en la envoltura
Hace brotar una naturaleza del férvido calor.
¿Quién conoce el secreto? ¿Quién lo ha revelado?
¿De dónde, de dónde ha surgido esta multiforme creación?
Los Dioses mismos vinieron más tarde a la existencia.
¿Quién sabe de dónde vino esta gran creación?
Aquello de donde toda esta creación inmensa ha procedido,
Bien que su voluntad haya creado, bien fuera muda,
El más Elevado Vidente, en los más altos cielos,
Lo conoce, o quizás tampoco, ni aun Él lo sepa.
Contemplando la eternidad...
Antes que fuesen echados los cimientos de la tierra,
Tú eras. Y cuando la llama subterránea
Rompa su prisión y devore la forma,
Todavía serás Tú, como eras antes,
Sin sufrir cambio alguno cuando el tiempo no exista.
¡Oh, mente infinita, divina Eternidad!
Rig Veda (Colebrooke)
LA EVOLUCIÓN CÓSMICA EN LAS SIETE ESTANCIAS DEL LIBRO DE DZYAN
ESTANCIA 1.
El Eterno Padre, envuelto en sus Siempre Invisibles Vestiduras, había dormitado una vez más por Siete Eternidades.
El Tiempo no existía, pues yacía dormido en el Seno Infinito de la Duración.
La Mente Universal no existía, pues no había Ah-hi para contenerla.
Las Siete Sendas de la Felicidad no existían. Las Grandes Causas de la Desdicha no existían, porque no había nadie que las produjese y fuese aprehendido por ellas.
Sólo tinieblas llenaban el Todo Sin Límites; pues Padre, Madre e Hijo eran una vez más Uno, y el Hijo no había aún despertado para la nueva Rueda y su Peregrinación en ella.
Los Siete Señores Sublimes y las Siete Verdades habían dejado de ser; y el Universo, el Hijo de la Necesidad, estaba sumido en Paranishpanna, para ser exhalado por aquello que es, y sin embargo, no es. Ninguna cosa existía.
Las Causas de la Existencia habían sido destruidas; lo Visible que fue y lo Invisible que es, permanecían en Eterno No-Ser - el Único Ser.
La Forma Una de Existencia, sin límites, infinita, sin causa, se extendía sola en Sueño sin Ensueño; y la Vida palpitaba inconsciente en el Espacio Universal, en toda la extensión de aquella Omnipresencia que percibe el Ojo Abierto de Dangma.
Pero, ¿dónde estaba Dangma cuando el Álaya del Universo estaba en Paramârtha, y la Gran Rueda era Anupâdaka?
ESTANCIA 2.
¿Dónde estaban los Constructores, los Brillantes Hijos de la Aurora del Manvántara?... En las Tinieblas Desconocidas, en sus Ah-hi Paranishpanna. Los Productores de la Forma, derivada de la No-Forma, que es la Raíz del Mundo, la Devamâtri y Svabhâvat, reposaban en la felicidad del No-Ser.
¿Dónde estaba el Silencio? ¿En dónde los oídos para percibirlo? No; no había Silencio ni Sonido; nada, salvo el Incesante Hálito Eterno, para sí mismo ignoto.
La Hora no había sonado todavía; el Rayo no había brillado aún hacia dentro del Germen; la Mâtripadma aún no se había henchido.
Su Corazón no se había abierto todavía para recibir el Rayo Único, y caer después, como tres en Cuatro, en el Regazo de Mâyâ.
Los Siete no habían nacido todavía del Tejido de Luz. El Padre-Madre, Svabhâvat, era sólo Tinieblas; y Svabhâvat estaba en tinieblas.
Estos Dos son el Germen, y el Germen es Uno. El Universo estaba aún oculto en el Pensamiento Divino y en el Divino Seno.
ESTANCIA 3.
La última Vibración de la Séptima Eternidad palpita a través del Infinito. La Madre se hincha y se ensancha de dentro afuera como el Botón del Loto.
Cunde la Vibración, y sus veloces Alas tocan al Universo entero y al Germen que mora en las Tinieblas; Tinieblas que alientan sobre las dormidas Aguas de la Vida.
Las Tinieblas irradian la Luz, y la Luz emite un Rayo solitario en las Aguas, dentro del Abismo de la Madre. El Rayo traspasa el Huevo Virgen; el Rayo hace estremecer al Huevo Eterno, y desprende el Germen no eterno, que se condensa en el Huevo del Mundo.
Los Tres caen en los Cuatro. La Radiante Esencia viene a ser Siete interiormente, Siete exteriormente. El Luminoso Huevo, que es Tres en sí mismo, cuaja y se esparce en Coágulos blancos como la leche, por toda la extensión de las Profundidades de la Madre: la Raíz que crece en los Abismos del Océano de la Vida.
La Raíz permanece, La Luz permanece, Los Coágulos permanecen, y sin embargo, Oceahoo es Uno.
La Raíz de la Vida estaba en cada Gota del Océano de Inmortalidad, y el Océano era Luz Radiante, la cual era Fuego y Calor y Movimiento. Las Tinieblas se desvanecieron, y no fueron más: desaparecieron en su Esencia misma, el Cuerpo de Fuego y Agua, del Padre y la Madre.
He aquí, ¡Oh, Lanú!, al Radiante Hijo de los Dos, la Gloria refulgente sin par -el Espacio Luminoso, Hijo del Negro Espacio, que surge de las Profundidades de las grandes Aguas Obscuras. Él es Oeaohoo, el Más Joven, el ***. Él brilla como el Sol, es el Resplandeciente Dragón Divino de la Sabiduría. El Uno es Cuatro, y Cuatro toma para sí Tres (1), y la unión produce el Sapta, en quien están los Siete que vienen a ser los Tridasha, las Huestes y las Multitudes. Contémplale levantando el Velo y desplegándolo de Oriente a Occidente. Oculta lo de Arriba y deja ver lo de Abajo como la Gran Ilusión. Señala los sitios para los Resplandecientes, y convierte lo Superior en un Mar de Fuego sin orillas, y el Uno Manifestado en las Grandes Aguas.
¿Dónde estaba el Germen y dó estaban entonces las Tinieblas? ¿En dónde está el Espíritu de la Llama que arde en tu Lámpara, ¡oh, Lanú!? El Germen es Aquello, y Aquello es la Luz, el Blanco Hijo Resplandeciente del Obscuro Padre Oculto.
La Luz es Llama Fría, y la llama es Fuego, y el Fuego produce el Calor, que da lugar al Agua - el Agua de Vida en la Gran Madre.
El Padre-Madre teje una Tela, cuyo extremo superior está unido al Espíritu, Luz de la Obscuridad Única, y el inferior a la Materia, su extremidad de sombras. Esta Tela es el Universo, tejido con las Dos Substancias hechas en Uno, que es Svabhâvat.
Se ensancha cuando el Soplo de Fuego se extiende sobre ella; se contrae cuando el Aliento de la Madre la toca. Los Hijos se disgregan entonces y se esparcen, para volver al Seno de su Madre, al final del Gran Día, y ser de nuevo unos con ella. Cuando se enfría, se hace radiante. Sus Hijos se dilatan y contraen dentro de Sí mismos y en sus Corazones; ellos abarcan el Infinito.
Entonces Svabhâvat envía a Fohat para endurecer los Átomos. Cada uno es una parte de la Tela. Reflejando al “Señor que existe por Sí Mismo”, como un espejo, cada cual a su vez viene a ser un Mundo.
ESTANCIA 4.
Hijos de la tierra, escuchad a vuestro Instructores, los Hijos del Fuego. Sabed que no hay ni primero ni último; porque todo es un Número, que procede de lo que no es Número.
Aprended lo que nosotros que descendemos de los Siete Primeros, lo que nosotros, que nacimos de la Primitiva Llama, hemos aprendido de nuestros Padres...
Del Resplandor de la Luz -el Rayo de las Eternas Tinieblas- surgen en el Espacio las Energías despertadas de nuevo; el Uno del Huevo, el Seis y el Cinco. Después el Tres, el Uno, el Cuatro, el Uno, el Cinco, el doble Siete, la Suma Total. Y éstas son las Esencias, las Llamas, los Elementos, los Constructores, los Números, los Arûpa, los Rûpa y la Fuerza o el Hombre Divino, la Suma Total. Y del Hombre Divino emanaron las Formas, las Chispas, los Animales Sagrados, y los Mensajeros de los Sagrados Padres dentro del Santo Cuatro.
Éste era el Ejército de la Voz, la Divina Madre de los Siete. Los Destellos de los Siete están sometidos y son los servidores del Primero, del Segundo, del Tercero, del Cuarto, del Quinto, del Sexto y del Séptimo de los Siete. Estos son llamados Esferas, Triángulos, Cubos, Líneas y Modeladores; pues así se sostiene el Eterno Nidâna - el Oi-Ha-Hou.
El Oi-Ha Hou, que es las Tinieblas, el Ilimitado o el que no es Número. Âdit-Nidâna, Svabhâvat, el
El Âdi-Sanat, el Número; pues él es Uno.
La Voz de la Palabra, Svabhâvat, los Números; pues él es Uno y Nueve.
El “Cuadrado sin Forma”.
Y estos Tres, encerrados dentro del ......, son el Cuatro Sagrado; y los Diez son el Universo-Arûpa. Luego vienen los Hijos, los Siete Combatientes, el Uno, el Octavo excluido, y su Aliento que es el Hacedor de la Luz.
Después los Segundos Siete, que son los Lipika, producidos por los Tres. El Hijo Desechado es Uno. Los “Hijos-Soles” son innumerables.
ESTANCIA 5.
Los Siete Primordiales, los Siete Primeros Soplos del Dragón de la Sabiduría, producen a su vez el Torbellino de Fuego con sus Sagrados Alientos de Circulación giratoria.
Ellos hacen de él, el Mensajero de su Voluntad. El Dzyu se convierte en Fohat: el Hijo veloz de los Hijos Divinos, cuyos Hijos son los Lipika, lleva mensajes circulares, Fohat es el Corcel, y el Pensamiento el Jinete. Él atraviesa como el rayo las nubes de fuego; da Tres y Cinco y Siete Pasos a través de las Siete Regiones superiores y de las Siete inferiores. Alza la Voz, y llama a las Chispas innumerables y las reúne.
Él es su conductor, el espíritu que las guía. Cuando comienza su obra, separa las Chispas del Reino Inferior, que se ciernen y tiemblan gozosas en sus radiantes moradas, y forma con ellas los Gérmenes de las Ruedas. Las coloca en las Seis Direcciones del Espacio, y una en el Centro: la Rueda Central.
Fohat traza líneas espirales para unir la Sexta a la Séptima - la Corona. Un Ejército de los Hijos de la Luz se sitúa en cada uno de los ángulos; los Lipika se colocan en la Rueda Central. Dicen ellos: “Esto es bueno”. El primer Mundo Divino está dispuesto, el Primero, el Segundo. Entonces, el “Divino Arûpa se refleja en Chhâyâ Loka, la Primera Vestidura de Anupâdaka.
Fohat da cinco pasos, y construye una rueda alada en cada ángulo del cuadrado para los Cuatro Santos... y sus Huestes.
Los Lipika circunscriben el Triángulo, el Primer Uno, el Cubo, el Segundo Uno y el Pentaclo dentro del Huevo. Éste es el Anillo llamado “No Se Pasa”, para los que descienden y ascienden; para los que durante el Kalpa están marchando hacia el gran Día “Sed Con Nosotros”... Así fueron formados los Arûpa y los Rûpa: de la Luz Única, Siete Luces; de cada una de las Siete, siete veces Siete Luces. Las Ruedas vigilan el Anillo...
ESTANCIA 6.
Por el poder de la Madre de Misericordia y Conocimiento, Kwan-Yin -la Triple de Kwan-Shai-Yin, que reside en Kwan-Yin-Tien- Fohat, el Aliento de su Progenie, el Hijo de los Hijos, habiendo hecho salir de las profundidades del Abismo inferior la Forma Ilusoria de Sien-Tchan y los Siete Elementos.
El Veloz y Radiante Uno produce los Siete Centros Laya, contra los cuales nadie prevalecerá hasta el Gran Día “Sed Con Nosotros”; y asienta el Universo sobre estos Eternos Fundamentos, rodeando a Sien-Tchan con los Gérmenes Elementales.
De los Siete - primero Uno manifestado, Seis ocultos; Dos manifestados, Cinco ocultos; Tres manifestados, Cuatro ocultos; Cuatro producidos, Tres escondidos; Cuatro y Un Tsan revelados, Dos y Una Mitad ocultos; Seis para manifestarse, Uno dejado aparte. Últimamente, Siete Pequeñas Ruedas girando; una dando nacimiento a la otra.
Él las construye a semejanza de Ruedas más antiguas, colocándolas en los Centros Imperecederos.
¿Cómo las construye Fohat? Él reúne el Ígneo Polvo. Hace Esferas de Fuego, corre al través de ellas y a su alrededor, infundiéndoles vida; y después las pone en movimiento: a las unas en esta dirección, a las otras en aquélla. Están frías, y él las caldea. Están secas, y él las humedece. Brillan, y él las aventa y las refresca. Así procede Fohat del uno al otro Crepúsculo, durante Siete Eternidades.
En la Cuarta, los Hijos reciben orden de crear sus Imágenes. La Tercera parte se niega. Las Otras Dos obedecen.
La Maldición se pronuncia. Nacerán en la Cuarta; sufrirán y harán sufrir. Ésta es la primera Guerra.
Las Ruedas más Antiguas rodaban hacia abajo y hacia arriba...
La hueva de la Madre llenaba el Todo. Hubo Batallas reñidas entre los Creadores y los Destructores, y Batallas reñidas por el Espacio; apareciendo y reapareciendo la Semilla continuamente.
Haz tus cálculos, Lanú, si quieres saber la edad exacta de tu Pequeña Rueda. Su cuarto Rayo “es” nuestra Madre. Alcanza el Cuarto Fruto del Cuarto Sendero del Conocimiento que conduce al Nirvâna, y tú comprenderás porque verás...
ESTANCIA 7.
He aquí el principio de la Vida informe senciente.
Primero, el Divino, el Uno que procede del Espíritu-Madre; después, el Espiritual; los Tres emanando del Uno, los Cuatro emanando del Uno, y los Cinco, de los cuales proceden los Tres, los Cinco y los Siete. Estos son los Triples y los Cuádruples hacia abajo; los Hijos nacidos de la Mente del Primer Señor, los Siete Resplandecientes. Ellos son tú, yo, él ¡oh, Lanú!, los que velan sobre ti y tu madre, Bhûmi.
El Rayo Único multiplica los Rayos menores. La Vida precede a la Forma, y la Vida sobrevive al último átomo. A través de los Rayos innumerables el Rayo de Vida, el Uno parecido a un Hilo que ensarta muchas cuentas.
Cuando el Uno se convierte en Dos, aparece el Triple, y los Tres son Uno; y éste es nuestro Hilo, ¡oh, Lanú!, el Corazón del Hombre-Planta, llamado Saptaparma.
Él es Raíz que jamás perece; la Llama de Tres Lenguas y Cuatro Pabilos. Los Pabilos son las Chispas que parten de la Llama de Tres Lenguas proyectada por los Siete -de quienes es la Llama- Rayos de Luz y Chispas de una Luna que se refleja en las movientes Ondas de todos los Ríos de la Tierra.
La Chispa pende de la Llama por el más tenue hilo de Fohat. Ella viaja a través de los Siete Mundos de Mâyâ. Se detiene en el Primero; y es un Metal y una Piedra; para el Segundo, y hela hecha una Planta; la Planta gira a través de siete cambios, y viene a ser un Animal Sagrado. De los atributos combinados de todos ellos, se forma Manu, el Pensador. ¿Quién lo forma? Las Siete Vidas y la Vida Una. ¿Quién lo completa? El Quíntuple Lha. ¿Y quién perfecciona el último Cuerpo? Pez, Pecado y Soma...
Desde el Primer nacido, el Hilo entre el Silencioso Vigilante y su Sombra, se hace más y más fuerte y radiante a cada Cambio. La Luz del Sol de la mañana se ha cambiado en la gloria del mediodía...
“Ésta es tu Rueda actual” -dijo la Llama a la Chispa-. “Tú eres yo misma, mi imagen y mi sombra. Yo me he revestido de ti, y tú eres mi Vâhan hasta el día “Sed Con Nosotros”, en que has de volver a ser “yo misma y otros, tú misma y yo”. Entonces los Constructores, terminada su primera Vestidura, descienden sobre la radiante Tierra, y reinan sobre los Hombres, que son ellos mismos.
ANTROPOGÉNESIS DE LAS ESTANCIAS DE DZYAN
El Lha que dirige al Cuarto, es Servidor de los Lhas de los Siete, los que giran, conduciendo sus Carros alrededor de su señor, el Ojo Único (de nuestro Mundo). Su Aliento dio Vida a los Siete. Dio Vida al Primero.
Dijo la Tierra: “Señor de la Faz Resplandeciente, mi casa está vacía... Envía tus Hijos a poblar esta Rueda. Has enviado tus Siete Hijos al Señor de la Sabiduría. Siete veces te ve él más próximo a sí, siete veces más él te siente. Has prohibido a tus Servidores, los Anillos pequeños, recoger tu Luz y tu Color, interceptar a su paso tu gran Munificencia. Envía ahora la misma a tu Servidor”.
Dijo el Señor de la Faz Resplandeciente: “Yo te enviaré un Fuego cuando haya comenzado tu obra. Eleva tu voz a otros Lokas; acude a tu Padre el Señor del Loto, en demanda de sus Hijos... Tu Gente estará bajo el mando de los Padres. Tus Hombres serán mortales. Los Hombres del Señor de la Sabiduría, no los Hijos de Soma, son inmortales. Cesa en tus quejas. Tus Siete Pieles están aún sobre ti... Tú no estás preparada. Tus Hombres no están preparados”.
Después de grandes sufrimientos desechó ella sus Tres Pieles viejas, se puso las Siete Pieles nuevas, y afirmóse en la primera.
La Rueda volteó por treinta crores más. Construyó Rûpas; Piedras blandas que se endurecieron; Plantas duras que se ablandaron. Lo visible de lo invisible, Insectos y pequeñas Vidas. Ella las sacudía de su dorso cuando invadían a la Madre... Después de treinta crores, se volvió por completo. Reposaba sobre su dorso; sobre un costado... No quería llamar a Hijos del Cielo, no quería buscar a hijos de la Sabiduría. Ella creó de su propio Seno. Produjo Hombres Acuáticos, terribles y perversos.
Los Hombres Acuáticos, terribles y perversos, los creó ella misma de los restos de otros. De los desperdicios y el fango de su Primera, Segunda y Tercera los formó. Los Dhyânis vinieron y miraron... los Dhyânis procedentes del resplandeciente Padre-Madre, vinieron de las Blancas Regiones, de las Mansiones de los Mortales Inmortales.
Ellos se disgustaron. “Nuestra Carne no está ahí. No hay Rûpas aptos para nuestros Hermanos de la Quinta. No hay Moradas para las Vidas. Aguas puras, no turbias, deben ellos beber. Sequémoslas”.
Las Llamas vinieron. Los Fuegos con las Chispas; los Fuegos de la Noche y los Fuegos del Día. Ellos secaron las Aguas turbias y obscuras. Con su calor las agotaron. Los Lhas de la Altura y los Lhamayin de Abajo, vinieron. Hicieron morir a las Formas de dos y de cuatro caras. Lucharon con los Hombres-Cabríos, con los Hombres de Cabeza de Perro y con los Hombres con cuerpos de pez.
El agua Madre, el Gran Mar, lloró. Ella se levantó, desapareció en la Luna, que la había elevado, que la había hecho nacer.
Cuando fueron destruidos, la Tierra Madre quedóse vacía. Pidió que la secaran.
El Señor de los Señores vino. Del Cuerpo de ella él separó las Aguas, y aquello fue Cielo arriba; el Primer Cielo.
Los grandes Chohans llamaron a los Señores de la Luna, de los Cuerpos Aéreos: “Producid Hombres, Hombres de vuestra naturaleza. Dadles las Formas internas. ella construirá vestiduras externas. Machos-Hembras serán. señores de la Llama también...”
Ellos fueron cada uno a su Tierra destinada; Siete de ellos, cada uno a su Lote. Los señores de la Llama se quedaron detrás. No querían ir; no querían crear.
Las Siete Huestes, los “Señores Nacidos por la Voluntad”, impulsados por el Espíritu Dador de Vida, separaron a los Hombres de ellos mismos, cada uno en su propia Zona.
Siete veces siete Sombras de Hombres Futuros nacieron. Cada una de su propio Color y Especie. Cada una inferior a su Padre. Los Padres, los Sin-huesos, no podían dar la Vida a Seres con Huesos. La progenie de Ellos fue Bhûta, sin Forma ni Mente. Por esa razón son ellos llamados la raza Chhâyâ.
¿Cómo nacieron los Mânushya? ¿Cómo se formaron los Manus con mentes? Los Padres llamaron en su ayuda a su propio Fuego, que es el Fuego que arde en la Tierra. El Espíritu de la Tierra llamó en su ayuda al Fuego Solar. Estos Tres, con sus esfuerzos reunidos, produjeron un buen Rûpa. Podía estar de pie, andar, correr, reclinarse o volar. Sin embargo, no era aún más que un Chhâyâ, una Sombra sin Entendimiento...
El Aliento necesitaba una Forma; los Padres se la dieron. El Aliento necesitaba un Cuerpo denso; la Tierra lo modeló. El Aliento necesitaba el Espíritu de Vida; los Lhas Solares lo exhalaron en su Forma. El Aliento necesitaba un Espejo de su Cuerpo; “¡Nosotros le dimos el nuestro!” -dijeron los Dhyânis. El Aliento necesitaba un Vehículo de Deseos; “¡Lo tiene!” -dijo el Agotador de las Aguas. Pero el Aliento necesitaba una Mente para abarcar el Universo; “¡No podemos dar eso!” -dijeron los Padres. “¡Jamás la tuve!” -dijo el Espíritu de la Tierra. “¡La Forma sería consumida si yo le diera la mía!” -dijo el gran Fuego... El Hombre permaneció un Bhûta vacío e insensato... Así dieron la Vida los Sin-huesos a los que se convirtieron en Hombres con Huesos en la Tercera.
Los Primeros fueron los Hijos de Yoga. Sus hijos, los hijos del Padre Amarillo y de la Madre Blanca.
La Segunda Raza fue el producto por brote y expansión, la Asexual procedente de la Sin-sexo (2). Así fue, ¡oh Lanú! producida la segunda Raza.
Sus Padres fueron los Nacidos por sí mismos... Los Nacidos por sí mismos, los Chhâyâs procedentes de los brillantes Cuerpos de los Señores, los Padres, los Hijos del Crepúsculo.
Cuando la Raza se hizo vieja, las Aguas antiguas se mezclaron con las Aguas más recientes. Cuando sus Gotas se enturbiaron, se desvanecieron y desaparecieron en la nueva Corriente, en la cálida Corriente de la Vida. Lo Externo de la Primera se convirtió en lo Interno de la Segunda. El Ala vieja vino a ser la Sombra nueva, y la Sombra del Ala.
Después la Segunda desarrolló la Nacida del Huevo, la Tercera. El Sudor creció, sus Gotas crecieron, y las Gotas se hicieron duras y redondas. El Sol la calentó; la Luna la enfrió y la formó; el Soplo la alimentó hasta su madurez. Desde la Estrellada Bóveda el Cisne Blanco cobijaba a la gran Gota. El Huevo de la Raza futura, el Hombre-Cisne de la Tercera ulterior. Primeramente macho-hembra, luego Hombre y Muejr.
Los Nacidos-por-sí-mismos fueron los Chhâyâs, las Sombras de los Cuerpos de los Hijos del Crepúsculo. Ni el agua ni el fuego podían destruirlos. (Sus hijos lo fueron).
Los Hijos de la Sabiduría, los Hijos de Noche, prontos para renacer descendieron. Vieron ellos las formas viles de la Primera Tercera. “Podemos elegir”, dijeron los Señores; “poseemos la sabiduría”. Algunos entraron en los Chhâyâs proyectaron una Chispa. Otros lo difirieron hasta la Cuarta. De su propio Rûpa llenaron el Kâma. Los que empezaron se convirtieron en Arhats. Los que sólo recibieron una Chispa, permanecieron destituidos de conocimiento; la Chispa ardía débilmente. Un Tercio permanecía sin mente. Sus Jivas no estaban dispuestos. Estos fueron puestos aparte entre las Siete. Se volvieron ellos de cabeza estrecha. En un Tercio estuvieron preparados. “En estos moraremos”, dijeron los Señores de la Llama (y de la Sabiduría Secreta).
¿Cómo obraron los Mânasa, los Hijos de la Sabiduría? Rechazaron a los Nacidos-por-sí-mismos. No están dispuestos. Desdeñaron a los Nacidos del Sudor. No están completamente preparados. No quisieron empezar en el primer Nacido del Huevo.
Cuando el Exudado produjo al Nacido del Huevo, al doble, al potente, al poderoso con huesos, los Señores de la Sabiduría dijeron: “Ahora crearemos”.
La Tercera Raza se convirtió en el Vâhan de los Señores de la Sabiduría. Creó “Hijos de la Voluntad y del Yoga”, por Kriyâshakti los creó, los Santos Padres. Antecesores de los Arhats.
De las gotas de sudor, del residuo de la substancia, material procedente de los cuerpos muertos de hombres y animales de la Rueda anterior, y del polvo desechado, fueron producidos los primeros animales.
Animales con huesos, dragones del océano y Sarpas voladoras fueron añadidos a los seres que serpentean. Los que se arrastran por el suelo adquirieron alas. Los de largo cuello en el agua se convirtieron en los progenitores de las aves del aire.
Durante la Tercera, los animales sin huesos crecieron y se transformaron; se convirtieron ellos en animales con huesos, sus Chhâyâs se solidificaron.
Los animales se separaron los primeros. Principiaron a engendrar. El hombre duplo se separó también. Él dijo “Hagamos lo que ellos: unámonos y hagamos criaturas”. Así lo hicieron...
Y aquellos que carecían de Chispa, tomaron para sí enormes animales hembras. Engendraron con ellas razas mudas. Mudos eran ellos mismos. Pero sus lenguas se desataron. Las lenguas de su progenie permanecieron calladas. Engendraron monstruos: Una raza de monstruos encorvados, cubiertos de pelo rojo, andando a gatas. Una raza muda para guardar callada la vergüenza.
Viendo lo cual, los Lhas que no habían construido hombres, lloraron, diciendo:
“Los Amânasa han profanado nuestras mansiones futuras. Esto es Karma. Habitemos en las otras. Enseñémosles mejor para evitar males mayores”. Así lo hicieron...
Entonces todos los hombres fueron dotados de Manas. Vieron ellos el pecado de los sin mente.
La Cuarta Raza desarrolló el lenguaje.
El Uno se convirtió en Dos; así también todos los seres vivos y serpeantes que eran todavía uno, peces gigantescos, pájaros y serpientes con cabezas de conchas.
Así, de dos a dos, en las Siete Zonas, la Tercera Raza dio nacimiento a la Cuarta; los Sura se convirtieron en A-sura.
La Primera, en todas las Zonas, fue del color de la luna; la Segunda amarilla como el oro; la Tercera roja; la Cuarta de color oscuro, que se tornó negro por el pecado, Los siete primeros vástagos humanos fueron todos de un color. Los siete siguientes principiaron a mezclarse.
Entonces la Tercera y Cuarta crecieron en orgullo. “Somos los reyes; somos los dioses”.
Tomaron esposas de hermosa apariencia. Esposas procedentes de los sin mente, los de cabeza estrecha. Engendraron monstruos, demonios perversos, macho y hembra, también Khado (dâkinî), con mentes limitadas.
Construyeron ellos templos para el cuerpo humano. Rendían culto a varón y hembra. Entonces el Tercer Ojo cesó de funcionar.
Ellos construyeron enormes ciudades. Con tierras y metales raros ellos construían. De los fuegos vomitados, de la piedra blanca de las montañas y de la piedra negra, tallaban sus propias imágenes a su tamaño y semejanza, y las adoraban.
Construyeron grandes imágenes de nueve yatis de alto: el tamaño de sus cuerpos. Fuegos internos habían destruido la tierra de sus Padres. El agua amenazaba a la Cuarta.
Las primeras Grandes Aguas vinieron. Ellas sumergieron las Siete Grandes Islas.
Los Justos todos salvados, los Impíos destruidos. Con ellos perecieron la mayor parte de los enormes animales producidos del sudor de la tierra.
Pocos quedaron. algunos amarillos, algunos del color oscuro y negro, y algunos rojos quedaron. Los del color de la Luna habían desaparecido para siempre.
La Quinta producida del tronco Santo quedó; ella fue gobernada por los primeros Reyes Divinos.
Las Serpientes que volvieron a descender, que hicieron la paz con la Quinta, que la enseñaron e instruyeron...
El Lha, o Espíritu de la Tierra. Invocación de la Tierra al Sol. Lo que contesta el Sol. Transformación de la Tierra.
LA NATURALEZA, NO AYUDADA, FRACASA
Después de enormes períodos, la Tierra cría monstruos. “Creadores” se disgustan. Ellos secan la Tierra. Destruyen ellos las formas. Las primeras grandes mareas. El principio de la incrustación.
TENTATIVAS PARA CREAR AL HOMBRE
EL DESCENSO DEL DEMIURGO. LOS DIOSES LUNARES RECIBEN LA ORDEN DE CREAR. LOS DIOSES SUPERIORES SE NIEGAN.
Lo que requiere la formación de un hombre perfecto.
LA EVOLUCIÓN DE LA SEGUNDA RAZA
Los Hijos de Yoga. La Segunda Raza sin sexo. Los Hijos de los Hijos “Hijos del Crepúsculo”. La “Sombra”, u Hombre Astral, se retira al interior, y el el Hombre desarrolla un Cuerpo Físico.
LA EVOLUCIÓN DE LOS “NACIDOS DEL SUDOR”
Continúa la evolución de las tres Razas. La Segunda Raza crea a la Tercera, y perece.
DESDE LAS RAZAS SEMIDIVINAS HASTA LAS PRIMERAS RAZAS HUMANAS
Los Creadores superiores rechazan, en su orgullo, las Formas desarrolladas por los “Hijos de Yoga”. No quieren encarnar en los primeros nacidos del huevo. Eligen ellos a los últimos Andróginos. El primer hiombre dotado de mente.
EVOLUCIÓN DE LOS ANIMALES MAMÍFEROS: LA PRIMERA CAÍDA
Cómo se produjeron los primeros mamíferos. Una evolución casi darwiniana. Los animales adquieren cuerpos sólidos. Su separación en sexos. El primer pecado de los hombres sin mente.
LA EVOLUCIÓN FINAL DEL HOMBRE
Los creadores se arrepienten. Expían ellos su negligencia. Los hombres son dotados de mente. La Cuarta Raza desarrolla el lenguaje perfecto. Todos las unidades andróginas se separan y se hacen bisexuales.
LA HISTORIA DE LA CUARTA RAZA
El nacimiento de la Cuarta Raza (Atlante). Las subrazas de la Cuarta Humanidad principian a dividirse y mezclarse; forman ellas las primeras razas mixtas de varios colores. La superioridad de los Atlantes sobre otras Razas. Caen ellos en el pecado y engendran hijos y monstruos. Los primeros gérmenes del antropomorfismo y de la religión sexual. Pierden ellos su “tercer ojo”.
LA CIVILIZACIÓN Y LA DESTRUCCIÓN DE LAS RAZAS CUARTA Y QUINTA
Los Lemuro-Atlantes construyeron ciudades y extendieron la civililización. El estado incipiente del antropomorfismo. Estatuas, testigos del tamaño de los Lemuro-Atlantes. La Lemuria destruida por el fuego, la Atlántida por el agua. La inundación. Destrucción de la Cuarta Raza y de los últimos animales monstruos antediluvianos.
LA QUINTA RAZA Y SUS INSTRUCTORES DIVINOS
Los restos de las dos primeras Razas desaparecieron para siempre. Grupos de las diversas razas Atlantes salvados del Diluvio juntamente con los Antepasados de la Quinta. Origen de nuestra presente Raza, la Quinta. Las primeras Dinastías Divinas. Las vislumbres históricas más primitivas, prendidas ahora a la cronología de la Biblia, y la historia “universal” siguiéndola servilmente. Naturaleza de los primeros Instructores y Civilizadores de la humanidad.
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