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Comentarios
Y lo mismo se ha hecho con los sindicatos. Mejor tener a la gente desinformada y aislada por la desconfianza.
En una dictadura declarada se prohíbe hablar, en una democracia se recurre a la campaña de desprestigio feroz bien montada. Esto no es nuevo y lleva funcionando por lo menos desde la introducción de la propaganda (Edward Bernays 1891-1995)
vaya 2, suerte tenéis que no cobran por decir gilipolleces ni hablar sin saber
Las oenegés son un hatajo de vagos y maleantes que viven del chantaje y de la mentira. Si fueran auténticamente no gubernamentales ni vivieran de nuestros impuestos no existiría ni una.