Introducción
Robert E. Howard (1906-1936), el creador de Conan, nació en Peaster, Texas, y vivió la mayor parte de su vida en la ciudad de Cross Plains, situada en la zona central de Texas. Durante su breve vida (que terminó en suicidio a la edad de treinta años), Howard escribió y publicó una gran cantidad de relatos de diversos géneros populares: deportivos, de detectives, del Oeste, históricos, de aventuras, de ciencia ficción, cuentos de misterio y de fantasmas, además de poesías y cuentos fantásticos. De las diversas series de relatos de fantasía heroica, las más conocidas son las historias de Conan. Dieciocho cuentos de Conan fueron publicados en vida de Howard; otros ocho, desde meros fragmentos y esbozos hasta manuscritos completos, han aparecido entre los papeles de Howard a partir del año 1950. Las historias inacabadas han sido completadas por mi colega Lin Cárter y por mí.
Por otro lado, a comienzos de la década del cincuenta, he reescrito cuatro relatos de aventuras orientales (medievales y modernas) que se encontraban en forma de manuscrito y todavía no habían sido publicadas, y los he convertido en historias de Conan cambiando nombres, suprimiendo anacronismos e introduciendo elementos mágicos y sobrenaturales. Esto no fue difícil, puesto que los héroes de Howard, en líneas generales, están cortados por la misma tijera, y la obra resultante sigue siendo básicamente creación de Howard.
«La daga llameante» es el cuento más largo, escrito por Howard en el año 1934. Se trataba de una novela corta de aventuras (de 42.000 palabras) que se desarrollaba en el Afganistán moderno y se titulaba «Three-Bladed Doom» (La muerte de tres filos). El héroe era un musculoso y pendenciero aventurero irlandés llamado Francis X. Gordon, el personaje principal de algunos de sus cuentos de aventuras orientales. En «Three-Bladed Doom», la religión y las ideas expuestas por el protagonista corresponden a una versión moderna de las de los Asesinos medievales. Dado que Howard no logró vender la versión original de esta novela corta, la rescribió en el año 1935, convirtiéndola en un cuento de 24.000 palabras, pero tampoco consiguió publicarlo. En ese relato se percibía la influencia de Harold Lamb y de Talbot Mundy. La versión de 31.000 palabras que aparece en este libro, con mi colaboración póstuma, tiene una extensión intermedia entre las dos versiones originales de Howard.
Cárter y yo hemos escrito también varios pastiches basados en algunas pistas que encontramos en las notas y cartas de Howard, a fin de llenar las lagunas existentes en el legendario relato de Conan. El cuento «Lágrimas negras», que aparece en este libro, es uno de ellos.
Todos estos relatos pertenecen al subgénero de literatura fantástica que los especialistas llaman «fantasía heroica» o, a veces, «cuentos de espada y brujería». Estos cuentos se desarrollan en un antiguo universo imaginario —tal como se supone que fue hace mucho tiempo, o quizá tal como ha de ser en un futuro remoto, o tal vez en otro planeta o en otra dimensión— donde la magia funciona y aún no ha sido inventada la tecnología moderna. Exponentes de este género son —además de los cuentos de Conan— La serpiente Ouroboros de E. R. Eddison, la trilogía de El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien, The Well of the Unicorn (El pozo del unicornio) de Fletcher Pratt y las historias de Fafhrd y el Ratonero Gris[1] escritas por Fritz Leiber.
De los diversos personajes legendarios que se pasean por las páginas de Howard, Conan el cimmerio es el héroe de los héroes. Conan vivió, amó y llevó a cabo sus increíbles hazañas en la imaginaria Edad Hiboria de Howard hace unos doce mil años, después del hundimiento de Atlantis y en los albores de la historia escrita conocida por todos. Conan es un gigantesco aventurero bárbaro originario de las tierras desoladas y atrasadas de Cimmeria, que luchó y se abrió camino a través de medio mundo, vadeando ríos de sangre y venciendo enemigos humanos y sobrenaturales, para convertirse finalmente en rey del poderoso reino hibóreo de Aquilonia.
Conan, un hombre grande, rudo y anárquico, llegó de joven al reino de Zamora, donde llevó una vida precaria como ladrón, profesión que practicó también en los países vecinos. Cansado de su existencia miserable, se alistó como mercenario en los ejércitos de Turan. Durante los dos años siguientes viajó mucho y se convirtió en un experto arquero y jinete.
Como consecuencia de una pelea con un oficial por culpa de una mujer, Conan huye de Turan. Después de un intento frustrado de obtener un tesoro en Zamora y de una breve visita a su tierra natal, sirve como mercenario en los reinos hibóreos. Obligado por las circunstancias (violentas, como de costumbre) se convierte en jefe de una tribu negra y más tarde vuelve a alistarse como mercenario en Shem y en otras naciones hibóreas del sur.
Algún tiempo después, Conan se convierte en jefe de los kozakos, una horda de proscritos que vagan por las estepas que se encuentran entre las tierras hibóreas y Turan. Luego capitanea un grupo de piratas en el inmenso mar interior de Vilayet.
Mientras se desempeña como capitán de la guardia real de la reina Taramis de Khaurán, Conan es capturado y crucificado por los enemigos de la soberana. Pero en el momento en que se le acerca un buitre para sacarle los ojos, Conan muerde al pájaro en el pescuezo y le arranca la cabeza. (Imposible encontrar un héroe más duro y valiente.) Olgerd Vladislav, el jefe zaporosko de una banda de zuagires, nómadas shemitas del desierto, llega en ese preciso momento a donde está Conan y lo salva —por sus propios intereses— de morir en la cruz. Cuando surgen desavenencias entre Conan y Olgerd, el rudo y tenaz cimmerio desbanca sin piedad a Olgerd y asume la jefatura de la banda, a cuyos integrantes —después de derrotar a los enemigos de la reina Taramis y de devolverla al trono— conduce hacia el este para saquear a los turanios. Es aquí donde comienza este libro de cuentos de Conan.
Ahora hemos de publicar un total de doce libros. Este es el cuarto volumen de la serie completa, y viene después, de Conan el pirata y antes de Conan el aventurero.
Los lectores que quieran saber más acerca de Conan, de Howard o de la fantasía heroica en general, pueden consultar dos fanzines y un libro.[2] Uno de los fanzines es Amra, publicado por George H. Scithers (Box 9120, Chicago, 111., 60690, USA). Es el boletín de la Legión Hiboria, un grupo de entusiastas aficionados a la fantasía heroica y a las historias de Conan en particular. El otro fanzine es The Howard Collector, publicado por Glenn Lord, el agente literario de las obras de Howard (Box 775, Pasadena, Texas, 77501, USA); publica artículos, cuentos y poemas escritos por Howard o dedicados a él. El libro al que me he referido, y del que soy autor, se titula The Conan Reader (El lector de Conan), publicado por Jack L. Chalker (5111 Liberty Heights Ave., Baltimore, Md., 21207, USA), e incluye una serie de ensayos y artículos sobre Howard, Conan y la fantasía heroica, previamente publicados en Amra. En la introducción que he escrito para el primer libro de esta colección titulado Conan, he mencionado otras obras de Howard, así como historias de espada y brujería escritas por otros autores.
L. Sprague de Camp
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