Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
Hola Juan. Me atrevo a escribirte después de haber escuchado con entusiasmo el tema de las leyendas de mi país Nicaragua. Estas y otras historias solía escucharlas al calor de hogar cuando era niño de boca de mis padres y abuelos. Después de 15 años en España, escuchar la leyenda de la Carreta Nahualth me a llegado al corazón. Estos mitos siguen vivos en nuestra cultura y nos los transmitimos de forma oral de generación. Me da un poco de vergüenza contar esto, pero, yo escuche una vez a la Carreta Nahualth, en casa, cuando lo conté nadie me lo creyó, hasta que, días después, una de mis hermanas murió. No volvimos a tocar este tema nunca más. Y hace un par de años, una de mis sobrinas, me contó saliendo de trabajar, mientras cerraba el local donde trabaja y apaga las luces pudo ver un simio blanco del tamaño de un chico de unos 12 años con los ojos rojos que estaba sentado en un rincón oscuro y le veía en silencio mientras el mostraba los dientes, se dio la vuelta sin decir nada, cerro la puerta y se marcho para nunca más volver a ese lugar. Gracias por tu programa, te sigo desde hace mucho y ahora son colaborador de Nueva Dimensión Premium.