Ha sido un duro día de trabajo, pero al fin el joven Alejandro descansa en sus habitaciones. Es ahora, cuando Aristóteles aprovecha para llenarse de la belleza que la llegada de la noche ha dejado sobre el bosque de Mieza.
Muchos de los seres vivos que pueblan ese bosque parecen dormir; pero él sabe que el ciclo de la vida no se detiene, todo sigue su curso, su camino, su lucha por alcanzar un fin, su meta.
A veces piensa que el Universo es como un gran organismo vivo y que todos los cambios y procesos que se suceden en el mismo están presididos por esa idea de finalidad. Esto le ha convencido de que para tener un conocimiento científico de cualquier cosa, es necesario conocer los porqués de ese proceso, es decir, sus causas. Cree además, que no basta con quedarse con una sola causa, como hizo Tales, al hablar del agua o Anaxímenes con el aire. Está seguro de que son necesarias cuatro causas para la explicación de cualquier cambio: material, formal, eficiente y final.
Sí, le gusta esa idea del Universo entendido como un organismo vivo. Últimamente Aristóteles piensa mucho en el Universo. Es consciente de que hay muchas cosas que ignora sobre él; pero a pesar de todo le gusta imaginar un modelo con el que intentar explicar la grandeza absoluta de lo que ve. No se cansa de contemplar la belleza de la bóveda celesta con su miríadas de estrellas, con los planetas, el sol, la luna...
Tiene la idea de que el universo ha de ser esférico y finito, formado por un conjunto de esferas en las que se encuentran situados los planetas. La tierra , que es el cuerpo más pesado, estará en el centro del Universo, y será inmóvil. Sin embargo, todo lo que sus ojos pueden contemplar en esta noche estrellada es tan conmovedor que Aristóteles está seguro de que no puede estar formado por los mismos componentes que nuestro mundo, al que llama mundo sublunar. Esa otra región, que abarca la luna y lo que está más allá de ella, es demasiado perfecta. Allí imperan el orden y la armonía. Eso es lo que presiente en la calma de esta templada noche mientras observa el cielo. Por eso, esta otra región llamada mundo supralunar, ha de estar compuesta por otro elemento, por un material sutil y óptimo llamado éter, "lo que siempre fluye", y el movimiento de sus cuerpos será el más perfecto que existe: el esférico.
Aristóteles piensa que podría estar toda la noche contemplando las estrellas, pero es hora de ir a descansar. El joven Alejandro madruga más de la cuenta.
Música: J-T.Bruce, Patroux.
Comentarios
Me fascina su trabajo realmente con estos podcast me regalan oro
Muchas Gracias.
Muchas gracias, la exposición es muy clara y conceptual.
Gracias por divulgar este tipo de conocimientos, que nos conducen al perfecionamiento de este impecto ser en que habitamos, saludos desde Chile.
Acabo de concluir de escuchar este episodio, y me encuentro con otro nuevo: a por él. En cuanto a éste, y por mis carencias de conocimiento filosófico, reconozco que me cuesta más seguirlos que los biográficos, pero la pasión y aptitudes didácticas que muestras, lo compensa. Fundamenta la secuencia de ejemplos que has ido poniendo (madera, mesa, silla,...) para poder afianzar los conceptos, cosa que ruego tener siempre presente y no escatimar en ellos. Por último, una pregunta, que quizá sea una tontería. El modelo geocentrista de las esferas que cuentas de Aristóteles, entiendo que implica una concepción igualmente esférica de la Tierra, pero si no me equivoco, de pequeño me dijeron que hasta Elcano y Colón, se pensaba que era plana, y que por tanto, si se navegaba más allá del "horizonte", "te caías". Si pudieras aclararme esto, lo agradecería. Gracias como siempre por este excelente trabajo.
Gracias amigos.
muchas gracias por este nuevo trabajo. Sin duda estos audios son de lo mejor. que ratos tan agradables
Gracias por estas joyas, a ver si aprenden algo las radios comerciales de como se hacen BIEN las cosas...