Personal médico de Madrid decide renunciar en masa a sus puestos de trabajo
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Un colectivo profesional de Atención Primaria se plantea renunciar colectivamente a sus plazas en Centros de Salud de la Comunidad de Madrid ante lo que perciben como la desaparición programada del servicio. Convocan a la sociedad a movilizarse para evitarlo.
Movilización en favor de la Sanidad Pública ELVIRA MEGÍAS
ALBERTO AZCÁRATE
1 SEP 2020 23:30
Lunes 31 de agosto. Un grupo de médicos y médicas pertenecientes a diferentes Centros de Salud de Atención Primaria, contactan con El Salto para anunciar el envío de un comunicado y explicar los motivos de la llamada. Al identificarse aclararon que preferían que sus nombres no apareciesen en esta nota, para no erigirse en representantes de un movimiento que está en formación y que tendrá que decidir quiénes serán sus portavoces.
Si bien la iniciativa surge de personal médico precarizado, contaría con la adhesión de parte del colectivo de enfermería que, aseguran, “está agotado y desbordado”. También les apoya el personal administrativo de los centros, el cual “está sobrepasado por la demanda de agendas y de llamadas, se sienten mal, saben que no están dando respuesta a las necesidades, porque no se les está dotando de los medios ni de la organización para llevar el trabajo adelante”, denuncian.
UNA SANGRÍA QUE NO CESA
La radicalidad de la medida —renunciar a los puestos de trabajo— podría poner en duda su efectividad. Sin embargo, aclaran que no se trata de una iniciativa nacida en el grupo de facultativos sino de un hecho que ya está sucediendo de forma incesante en la Comunidad de Madrid: muchos profesionales —en solitario— están dejando sus empleos. “Entre los residentes de mi promoción de Atención Primaria —que éramos 22— a día de hoy solo quedamos ocho. De ellos, dos renunciarán la semana próxima porque ya no aguantan más, cinco se marcharon a otras comunidades autónomas y el resto están en Urgencias, en Paliativos y otros espacios”, constata una de las médicas que integran la iniciativa.
Otro profesional se pronuncia en términos similares: “del grupo de graduados al que pertenezco, que éramos 14, ahora quedamos solo tres en Atención Primaria en la Comunidad de Madrid”. Un tercero expresa: “En mi entorno cercano —amigos o conocidos— conozco a cinco profesionales que se han ido y alrededor de una docena que se marcharán ni bien vuelvan los que están de vacaciones. Se han comprometido a cubrir el período vacacional, pero a finales de septiembre lo dejan y ya pensarán qué hacer, si se pillan un máster o se van fuera de Madrid, o alguna otra alternativa. Pero es que no pueden seguir trabajando así. No es digno”, afirma.
POR QUÉ LA RENUNCIA COLECTIVA
Cuestionados sobre los fundamentos de la medida, argumentan: “es que cuando alguien dice prefiero irme al paro que seguir así, creo que está dando un golpe en la mesa como para llamar la atención a todo el mundo. La gente prefiere dedicarse a otra cosa”, afirma una médica, apoyada por sus compañeros. Y otra colega, se suma: “estamos recogiendo un sentimiento colectivo de compañeros que nos dicen o lo hacemos juntos o no, pero yo no puedo esperar, no soporto más”. También admiten la dificultad de aplicar los procedimientos habituales, “es que las huelgas no salen y las huelgas de servicios mínimos son difíciles. Así, hemos llegado a la conclusión de que la forma más efectiva de protesta es la renuncia”, asegura otra médica y se reafirma “yo me he sumado porque esto así asumido colectivamente me da vida, me hace recuperar la esperanza de que podamos cambiarlo”.
“Hay que darle un contenido y explicar por qué nos estamos yendo, que no sea un éxodo silencioso y que la sociedad vea que nos vamos porque esto no es tolerable. Primero para los ciudadanos y luego para nosotros, a quienes se nos hace depositarios de una responsabilidad inasumible”
El razonamiento es claro y directo: “si estas renuncias ya están sucediendo y van a continuar, es cuestión de que no pasen en silencio, si no los profesionales desaparecen sin dar visibilidad a la tragedia. Hay que darle un contenido y explicar por qué nos estamos yendo, que no sea un éxodo silencioso y que la sociedad vea que nos vamos porque esto no es tolerable. Primero para los ciudadanos y luego para nosotros, a quienes se nos hace depositarios de una responsabilidad inasumible”, alega otro médico.
Los profesionales apelan al derecho de la ciudadanía a una buena atención a su salud, algo que consideran imposible en las condiciones actuales. Por ello, apuestan por renunciar como la única forma de no colaborar con una situación que tachan de desastre. “Si dentro de cinco años salen unas estadísticas y resulta que en este período se registra un porcentaje significativamente mayor de muertes por enfermedades cardiovasculares, o cáncer o lo que sea, ¿con qué cara vamos a sostener eso?”, se interpela un doctor.
UN S.O.S. ANTE LA DESAPARICIÓN DE LA ATENCIÓN PRIMARIA
Lo verdaderamente alarmante para este colectivo es que se acabe la Atención Primaria, horizonte que ven próximo, “la atención primaria se está muriendo día a día y eso te trae un sentimiento de derrota. Es tristísimo”, se desahoga una doctora. Una colega la apoya: “si crees en la salud pública y en la atención primaria como forma de llegar a toda la población y hasta ahora ha sido así, que esto se acabe es terrible”, se lamenta.
Preguntada acerca de cómo sería un sistema sanitario sin atención primaria, una de las médicas explica: “me imagino que será como pasa en otros países donde han conseguido implantar el modelo neoliberal: unas clínicas de atención sin ningún seguimiento, una asistencia rápida en plan ‘ibuprofeno y a casa’, quitando todo lo biopsicosocial, todos los malestares, los problemas complejos de salud, que necesitan un seguimiento. Son las enfermedades imposibles de hacer emerger en una sola consulta, a no ser que esté muy delimitada. ¿Pero lo que está entre grises, cómo lo detectas, si no es en la Atención Primaria dónde lo vas a hacer?”, remata.
RADIOGRAFÍA DEL INFIERNO COTIDIANO
Una facultativa que trabaja en un centro de Vallecas, describe que pocos días atrás tenía una lista de 130 pacientes para llamar durante la tarde, misión imposible. Otro médico describe, “llegas a la consulta, ves tu lista para llamar —algunos ni son tuyos, ni sabes por qué llaman, no sabes lo que les pasa— y te tienes que enfrentar a eso todos los días. Al final es descorazonador y te lleva a preguntarte ¿qué estoy haciendo aquí? Tienes que llamar al azar, algunos serán importantes, otros no, la mitad se quedarán sin llamar y me voy a mi casa. Y mañana, más de lo mismo. Y en medio de esto, la posible tragedia de que alguno quizá esté aquejado de algo grave y tú ni siquiera te enteras, porque llamas aleatoriamente y a lo mejor esa persona se infartó. No queremos ser cómplices de un crimen masivo que las autoridades sanitarias están cometiendo. Es un peligro para la salud de la población, cuyas consecuencias se irán viendo”.
“No queremos ser cómplices de un crimen masivo que las autoridades sanitarias están cometiendo. Es un peligro para la salud de la población, cuyas consecuencias se irán viendo”
Dado el actual caos organizativo y la falta de recursos, denuncian asimismo que la mayor parte de las tareas que desempeñan no son de orden clínico, sino trámites burocráticos. Por ejemplo, dar de baja a asintomáticos o realizar rastreos, tarea para lo cual no es preciso ser médico ya que se trata de saber si una persona ha tenido síntomas o no y con quién ha estado, “no es nuestra labor y si la hacemos será en detrimento de los problemas de salud de la gente”, asegura una médica. Y ejemplifica: “alguien asintomático que sale positivo en la PCR ahí ya no hay nada de clínica. Y luego tienes que ver con quiénes ha estado los dos días anteriores. Y a todas esas personas —incluidos convivientes— tienes que darles de baja. Y para hacer eso estás dejando de atender dolores de pecho, diabetes, crónicos, de todo; esto lo podrías canalizar a través de técnicos, no hace falta formación clínica para ello”. Y añade: “Y ahora con el tema de las escuelas, parece que tendremos que hacerles una baja a los padres cuyos hijos estén afectados. Y esas son cosas que no son de orden clínico. No tiene ningún sentido, es una pérdida brutal de recursos”.
Cuestionan la inoperancia e insensibilidad de las autoridades sanitarias: “una de las frustraciones más grandes es la falta de instrucciones y de respuestas, desde el inicio. Todos los días mandamos mails a Gerencia explicando que estamos atendiendo a más de 100 personas cada uno. Y lo único que nos dicen es ‘mucho ánimo, estamos fatal’. No nos dan una respuesta ni a nosotros, ni a los sindicatos. Por lo cual nos tememos que estos procedimientos burocráticos se van a cronificar”, afirma una profesional. Y apunta “a veces no nos quejamos porque ‘la solución’ que te dan es que si no hay personal te cierran el centro de salud. Y tú tienes tus pacientes y la conciencia de que no puedes dejar un barrio abandonado”.
Otro de los grandes problemas que enfrentan, denuncia la profesional es la falta de coordinación entre los Centros de Salud que funcionan como “ burbujas autónomas, no como una red estatal”, dándose situaciones como que falta casi la totalidad de la plantilla en un centro mientras en otro todos los facultativos estén operativos. “Ahora, con esta segunda ola, han dicho que a lo mejor reciclarán a algunos profesionales, pero es que yo veo que, en realidad, no tienen intención de hacer nada”, se desespera esta doctora.
CÓMO CONTRARRESTAR LA CAMPAÑA EN SU CONTRA
Afirman ser conscientes de que algunos políticos, la prensa mayoritaria y, por supuesto, los responsables sanitarios madrileños, condenarán su actitud y la propuesta. Y que no escatimarán recursos para intentar desacreditarlos. Han convocado la próxima reunión en formato telemático por seguir las prescripciones sanitarias establecidas. Y valoran que si la hubieran planteado presencial —alternativa no contemplada— aunque guardaran las distancias de precaución, de número de asistentes e hicieran estricto uso de mascarillas, “nos irían a echar en cara que no es momento para que los sanitarios se reúnan físicamente”, argumenta una facultativa.
“Sería una infamia acusarnos de que no queremos trabajar cuando en la primera ola y hasta ahora hemos puesto el cuerpo en todo”
Pero también saben que les van a cuestionar la mayor: “en cuanto esto eche a andar lo primero que van a decir es que este no es el momento de irse y que, si tanto nos preocupa la salud pública, por qué nos vamos en vez de quedarnos”, prevé otro. Y aclara: “nosotros, desde dentro ya hemos intentado por todos los medios que esto se reorganice y tome otros rumbos y ha sido infructuoso. Nuestra presencia no está sirviendo para modificar la situación crítica que se atraviesa, al contrario, invisibiliza su dramatismo. El que sigamos no aporta ningún beneficio a la sociedad. Y peor aún, quizá algún sector piense que los sanitarios estamos conformes con cómo se están haciendo las cosas y nada más distante de la realidad, hay un descontento muy grande”, sentencia.
Con parecida contundencia, una colega se expresa: “sería una infamia acusarnos de que no queremos trabajar cuando en la primera ola y hasta ahora hemos puesto el cuerpo en todo”. Y enumera: “hemos hecho todo lo que se nos pidió, doblado turnos sin siquiera plantearnos cobrarlos, trabajado los fines de semana, fuimos al Ifema y le dimos vida con nuestra auto organización, si no eso no habría pasado de un paripé y, a pesar de ello, en buena medida lo fue, hemos asumido las consultas de otros compañeros de baja enfermos por covid. Lo dimos todo. Y lo hemos hecho en condiciones salariales y laborales degradadas”, se desahoga.
CONVOCAN A LA POBLACIÓN A SALVAR LA ATENCIÓN PRIMARIA
Ponderan las dificultades de llevar adelante su iniciativa y consideran imprescindible apelar al tejido social organizado, “asociaciones de vecinos, de ciudadanos, de usuarios, para recoger sus inquietudes, porque esto no va de que nosotros no queremos trabajar, sino que nuestra gente nos está diciendo ‘así no podemos trabajar’”, asegura uno. Y añade: “necesitamos el feed back de ese tejido asociativo y que nos digan qué creen que deberíamos hacer, que sientan que ellos también están participando de nuestro gesto, que no estamos renunciando solo por nosotros, sino también por ellos. Ese es el quid de la cuestión”.
Otro profesional explica: “hay una plataforma. Nos juntamos el sábado pasado y redactamos el comunicado. Acordamos que lo principal no es reclamar por nuestras condiciones laborales, sino juntar a la población en defensa de la Atención Primaria, para que no desaparezca. Por eso a la asamblea del sábado 5, a las 12 del mediodía, estamos invitando a asociaciones de vecinos, de padres de alumnos, de pacientes, de personal de Atención Primaria y de quien esté a favor de salvar a la atención primaria”. Una asamblea abierta y telemática, a la que acceder mediante un enlace, para que toda persona preocupada por el presente y el futuro de este servicio público pueda unirse.
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