Programa número 11 de la serie de CARAVANA HACIA SHAMBALLA; Programa realizado por Paco Ortíz desde Málaga, España, en el que participan Loli Bermúdez, Ana Castro, Jesús Jurado y el propio Paco Ortíz. Esta serie de programas tratan sobre las enseñanzas que sobre el Agni Yoga impartió Nicolás y Elena Roerich en las primeras décadas del siglo XX; la finalidad de estos trabajos es dar a conocer la ingente labor realizada por el matrimonio Roerich. Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?”. Eso lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.” Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: “Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? Ella respondió: “Nadie, Señor.” Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.”
En las manos de la mujer yace la salvación de la humanidad y de nuestro planeta. La mujer debe darse cuenta de su importancia, de la gran misión de la Madre del Mundo; ella debería prepararse para tomar la responsabilidad de manejar el destino de la humanidad. La Madre, la que da la vida, tiene todo el derecho para dirigir el destino de sus hijos. La voz de la mujer, de la madre, debería ser escuchada por los líderes de la humanidad. La madre inspira los primeros pensamientos conscientes de su hijo. Ella dirige y determina la calidad de todas sus aspiraciones y habilidades. Pero la madre que no posee pensamientos de cultura sólo puede inspirar bajas expresiones de la naturaleza humana.
El suceso de la mujer adúltera narrado por el evangelista Juan 8, 1-11 describe el trato vejatorio al que estaba sometida la mujer en la sociedad judía, donde prevalecían la falsa moral y la hipocresía amparadas en el cumplimiento de la Antigua Ley de Moisés. Cristo, expresando La Verdad del Espíritu, obligó a que los acusadores mirasen en su interior y comprendiesen que no eran dignos de exigir a la mujer pureza, puesto que ellos eran impuros. Por desgracia esta actitud hipócrita prevalece en la actualidad y la mujer es menospreciada y utilizada de modo vejatorio por quienes utilizan su posición de poder para afirmar su masculinidad o para hacer del dogma religioso un instrumento con el que imponer a los demás su ignorancia y su poca valía como seres humanos.
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