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Comentarios
¿como se llama el cuento de las hormigas? me recuerda a y the last man. hay una peli comercial sobre astronautas negras en los 60s
La metáfora sugiere que la felicidad individual es ambivalente. La alegría de la mayoría está a costa de una minoría que sufre; uno no es posible sin el otro. No hay duda de que el sufrimiento humano en este mundo es causado por la procreación, pero la relación es indirecta . Los padres participan en un sistema inmensamente complejo de interacciones y probabilidades. A menudo, un evento contingente decide quién se convierte en víctima. Como consecuencia, los participantes niegan la responsabilidad por los resultados del sistema, un fenómeno que también se conoce en el contexto de la violencia estructural (Galtung). Si la raza humana fuera una raza comprensiva, podría alejarse de Omelas . Pero la mayoría está asustada por la imaginación de un mundo sin humanos y prefiere un acuerdo silencioso según el cual la tortura de unos pocos es tolerable.
He disfrutado mucho del programa. La premisa del relato de Le Guin es muy interesante, aunque nunca me ha gustado. Parece una parte de las muchas que componen el colage de «El eterno regreso a casa», que he leído hace poco. Me ha hecho gracia una reflexión de Eduardo Vaquerizo sobre Cube, donde dos personajes comentan el origen del cubo; yo pensé lo mismo cuando la vi. Si sirven de algo mis preferencias, me encanta cuando interviene en el programa Eduardo Vaquerizo. De nuevo, enhorabuena por el programa.
Siento encadenar dos mensajes, pero es que acabo de escuchar lo que me quedaba del podcasts y, habéis tocado tantos temas, y tan interesantes, que no sé ni con cuál quedarme para comentar. Pero en fin, voy a empezar por lo más obvio, y es la vigencia de este relato y su aplicación a esto que hemos visto estos días en la frontera con Marruecos. Esas personas, a las que algunos hijos de puta llaman invasores, son en realidad nuestro niño en el sótano. Gente que se merece el mismo calor humano que nosotros, y no que los echemos a escobazos como a la rata que se te cuela en casa. Y es que, como decía Eduardo en el programa, al final estamos todos en la misma nave. Somos la misma gente, no son otros, compartimos carne y sangre. Son de los nuestros, y están sufriendo. De ahí ese discurso malicioso de la Invasión, que los identifica como enemigos, y deja la conciencia tranquila para poder cerrar los ojos. "Bueno, tranquilo, no son de los nuestros. Son invasores". Y sí, yo tampoco soy de los que se alejan de Omelas. Me falta valor. Pero no quiero cerrar los ojos. Y desde luego que me rebelo contra esa jerga repugnante que busca convertir al que sufre en otro, en alguien que nada tiene que ver conmigo, o incluso en el enemigo. Ese discurso hay que denunciarlo, señalar su falsedad, y rebatirlo. Si cala, nos hace menos humanos. Joder, vale, igual no nos vamos de Omelas. Igual no nos rebelamos a esa injusticia. Pero al menos hay que bajar al sótano de vez en cuando, y empatizar con el niño ahí encadenado. No estará menos encadenado por ello, pero igual algún día, si no lo olvidamos, encontraremos el valor para rebelarnos contra esta injusticia.
Yo con Ursula K. Leguin tengo sentimientos encontrados. Por un lado me apasionan las buenas ideas que hay en sus novelas. Conceptos muy sólidos, originales y que mueven a la reflexión profunda sobre el ser humano. Sin embargo, tiene un estilo de escritura que me resulta molesto. A ratos incluso abrupto, como a puñetazos. También hay que decir que este estilo tiene un lado interesante, ya que te deja mucho espacio como lector. Pero por otro te deja, o me deja, ya que no es algo compartido por otros lectores, un poco desamparado. Pero en fin, eso es cuestión de gustos y preferencias. A mí leer a Ursula K Leguin me resulta parecido a caminar por un camino lleno de peñascos. Sigo caminando, claro, puesto que, a pesar de lo incómodo del sendero, quiero continuar el viaje que propone. Preferiría un camino menos escarpado, y aún así merece la pena. De ahí mis sentimientos encontrados. Por cierto, me encantaría escuchar algún día escuchar las reflexiones de Eduardo Vaquerizo sobre novelas como "Los propios dioses" o "VALIS" de Philip K Dick (gran amigo de Ursula K Leguin, por cierto). No sé si os gustan estas dos novelas, pero alguien como Eduardo creo que puede sacar oro de ahí.
Amigos, en la trastienda de cada utopía hay siempre un matadero humano. Toda utopía idealista, requiere de un hombre ideal.Y este hombre no existe ni existirá. Me gustaría también señalar que declarándose anarquista Ursla K. Leguin, en sus sovelas suele derribar la posibilidad de una sociedad libertaria. Véase Lis desposeídos, por ejemplo. Aunque es mi opinión, eh. Y cada cual tiene la suya. No va más allá. Un saludo. Y estupendo programa, señores!!
Impresionante como sacáis un programa de 1 hora de tan pocas páginas. Pero no es de extrañar porque este cuento deja muchísimo poso. Y, como decís, la ciencia ficción es una fuente repleta de historias con mucha miga en materia de reflexión. Por ejemplo, una que me viene a la cabeza sería La última pregunta, de Asimov. De las que te explota la cabeza y te quedas tiempo reflexionando.
Mandanga sublime ❣️❣️❣️
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