Ravenloft, el Vampiro de Las Nieblas, capítulo segundo - Christie Golden

Bienvenidos a la lectura de rey verlo el vampiro de las nieblas por cristi cookies capítulo segundo los días y las noches seguían su curso en aguas profundas paso un año y otro aunque el tiempo carecía de importancia para la criatura los huerta la loca embrujadas había progresado algo aunque no mucho pero ya tenía la paciencia de los muertos y saborea va las pequeñas victorias en pleno invierno casi tres décadas después de encontrarla por primera vez el tiempo comenzó a precipitarse apareció el láser la cargado de bandas y alimentos tan pronto como la noche abrazo la tierra ana yacía acurrucada en un rincón los saludó con la acostumbrada sonrisa cálida anna tampoco se movió al oír su voz grande asustado corrió hacia ella y le acarició el pelo con suavidad ana querida que te ocurre le dio la vuelta con cuidado y el corazón le salto en el pecho o dioses ex clavo casi sin aire ana tenía la vez ha revelado cuando siempre estaba válida por falta de sol le puso la mano en la frente y noto alarmado la elevada temperatura y la sequedad respiraba rápida y superficial mente y los ojos le brilla van de forma poco natural la mano helada del pánico la apretó las entrañas hacía tanto tiempo que no se daba a las enfermedades que casi había olvidado lo que tenía que hacer fiebre como se trataba la fiebre comenzó a temblar y furioso consigo mismo se obligó a mantener la calma volvió a su amada y una manta y permanecieron abrazados toda la noche mientras ella tirita beige mía pero la fiebre remitió la asistió del mismo modo durante los cuatro días siguientes lo obligaba a beber agua y hablaba con ella hasta que su propia garganta se secaba perdió todo el peso que había ganado gracias a sus desvelos y la temperatura seguía sin descender finalmente ya tomó una decisión todo su amor dos lograría curar necesitaba encontrar a alguien que conociera la medicina porque los encargados de aquel lugar ni siquiera se molestaría en procurar asistencia médica una lunático ojalá conociera a alguna persona que fuera capaz de ocuparse de ella recorrió a grandes pasos las calles desiertas de aguas profundas sin preocuparse de buscar el paro de las sombras atravesó la miserable zona portuaria y igual refinado barrio del castillo la población humana aumentaba