La Ruta de los Pantanos por la Montaña Palentina es un hermoso itinerario que combina impresionantes paisajes y pequeños pueblos en el norte de la provincia de Palencia.
PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog:https://www.siempredepaso.es/la-ruta-de-los-pantanos-palencia/
A la vista de las importantes nevadas que cayeron la semana pasada, sobre todo por el norte de España, he pensado que ahora podía ser un buen momento para recorrer, por ejemplo, la que se conoce como La ruta de los pantanos. Uno de los itinerarios más clásicos para realizar en coche por la Montaña Palentina.
Estamos hablando de recorrer la carretera que une las localidades de Velilla del Río Carrión y Guardo con Cervera de Pisuerga y Vañes mientras hilvanamos hasta cuatro embalses y un puñado de hermosos pueblos montañeses con asiento en la vertiente meridional de la Montaña Palentina. En total son cerca de 70 hermosos kilómetros que de la misma forma que se ha dado en llamar la "ruta de los pantanos" por la cantidad de embalses que vamos a ir recorriendo, también podía haberse bautizado como la Ruta de los Gigantes, dado que esos 70 kilómetros discurren a los mismos pies de las montañas más altas de toda esta zona de la cordillera: con el pico Espigüete, de 2.450 m de altitud o el Curavacas, con 2.520 metros, como las más conocidas, pero entre las que también se localizan otras como Peña del Tejo, Pico Murcia o Peña Carazo, por mencionar solo otras tres, que están en torno a los 2.000 metros de altitud.
Una ruta que es todo un clásico del que tirar en cualquier momento si lo que queremos es gozar de un fin de semana de paisajes grandiosos, pueblos pequeños y un reguero interminable de paradas para ir disfrutando de ambas cosas. Y que, como digo, con las intensas nevadas de la semana pasada ha dejado toda la línea de montañas vestidas de blanco, con lo que el paisaje se nos va a presentar todavía más impresionante, si cabe.
La idea es recorrer la carretera P-210 que une Velilla con Cervera de Pisuerga. En este caso vamos a arrancar nuestro viaje en Velilla del Río Carrión.
Aunque en un principio la desmesura de la torre hormigonada de su central térmica -que evidencia lo importante que fue la minería del carbón en toda la Montaña Palentina en el pasado- nos puede animar a pasar sin detenernos, lo cierto es que esta localidad encierra varios puntos de interés en los que merece la pena echar pie a tierra. El más llamativo es el de su Fuente de la Reana. De origen romano, se lee como un tarot: su caudal intermitente, que hace que las aguas broten o se sequen por periodos impredecibles, ha sido desde antiguo interpretado como presagio de buenas o malas venturas, corriendo a través de los siglos la creencia de malos augurios para “quien visitándolas por vez primera, se las encontrara sin agua”, dice la leyenda. El manantial forma una piscina rectangular y de sus muros arrancan tres arcos, de los cuales uno de ellos es vestigio de época romana. Otro resto romano es la mitad de un ara que se encuentra en su cabecera.
Y otro lugar donde podemos detenernos es en el Centro de Interpretación de la Trucha, dedicado a divulgar aspectos de la fauna piscícola del Carrión.
Otra de las paradas que podemos hacer es tomar un desvío, apenas a tres kilómetros de Velilla, que indica hacia la localidad de Valcobero, un pueblo que quedó deshabitado en los años 70 del pasado siglo pero que poco a poco ha vuelto a la vida como salido de un coma. Además de unas buenas vistas del embalse de Compuerto y la cadena montañosa que lo alimenta, el desvío recompensa con algunas estupendas muestras de la arquitectura propia de la Montaña Palentina.
De regreso a la P-210, y ya metidos de lleno en la ruta, alcanzamos enseguida el embalse de Compuerto, el primero de la ruta. Un poco más adelante vamos a pasar Otero de Guardo y después Camporredondo de Alba, que quedó sitiado entre dos aguas, las del embalse de Compuerto por un lado, y las del embalse de su mismo nombre, que quedan al otro lado del muro que preside la vida de la población desde que fuera inaugurado por el mismísimo rey Alfonso XIII en el año 1930. De hecho, es el más antiguo de la cuenca del Carrión y uno de los más veteranos de la provincia...
Desde ahí, el viaje continúa hacia Cardaño de Abajo mientras vamos a ver reflejada sobre el agua del embalse la mejor imagen del viaje: la del inconmensurable Espigüete reflejándose sobre ellas como en un gigantesco espejo. Apenas un kilómetro más allá de Cardaño, en Puente Agudín,
parte la carreterilla que lleva hasta el apartado Cardaño de Arriba. Entre este punto y el pueblo se localiza el arranque de algunas de las rutas más clásicas de la Montaña Palentina, como las subidas al Espigüete, a la cascada del arroyo Mazobre, al Pico Murcia o al Pozo Lomas.
Como se ve, es un recorrido que da perfectamente para llenar un fin de semana. De hecho, en el camino hacia Cervera de Pisuerga todavía nos quedaría por hacer un alto en el mirador que hay junto a la carretera, un poco antes de llegar a Alba de los Cardaños, de nuevo con vistas al pueblo, al embalse y a las montañas.
Al alcanzar Triollo, otra carreterilla permite adentrarse en las interioridades montañosas que ven nacer al río Carrión. En coche se puede llegar hasta Vidrieros, que es un punto de partida clásico de las ascensiones al pico Curavacas, techo de la Montaña Palentina.
Y todavía nos quedaría continuar por la P-210 hacia Cervera enlazando un montón de pequeñas poblaciones hasta alcanzar el embalse de Ruesga, que es el más antiguo de los vistos, rematado en 1923 con el objetivo principal de servir como reserva de agua para el Canal de Castilla.
Como ves, un viaje con muchísimos atractivos que incluso podríamos prolongar hacia los cercanos embalses de Requejada, en el camino hacia Cantabria, o hacia el inmenso embalse de Aguilar de Campoo.
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