Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
Trabajé en una residencia de ancianos. Habia un salon-comedor en forma de "L" donde los no tan ancianos ( personas independientes) iban ocupando las primeras mesas del salón. Al final de la "L" las iban ocupando los menos independientes. Y asi iban avanzando...hasta llegar al salón de "asistidos" Y asi, mientras trabaje alli, vi como iban envejeciendo. Era como una noria sin escapatoria. Eso me ha recordado este relato, escalofriante. Gracias Jota un abrazo 🤗 Feliz vida ❤️❤️
Solo a mí se me ocurre volver a escuchar este relato en plena cuarentena. Vaya mal cuerpo que me ha dejado.
Tan triste como real ,la cantidad de personas k solitariamente se enfrentan a una enfermedad k poco a poco los conduce a la primera planta sin más compañia k su conciencia y dudosa cordura!! Gracias x estos relatos!!
Nada mejor para volver a la normalidad! me ha sorprendido el relato, únicamente conocía el desierto de los tártaros del autor. Y como siempre excelente narración!
Muy buena lectura y un cuento genial. No lo conocía a este autor, así que ahora estoy leyendo "La famosa invasión de Sicilia por los osos". Me he dado cuenta de a pesar de su aparente sencillez de estilo tiene muchas lecturas. Al igual que este original relato que tan magistralmente nos has leído.
solo puedo decir una cosa, wooow!! gracias por un excelente .
que angustia, pobre hombre...un relato genial. gracias!
Relato que transmite un gran desasosiego. Desde un primer momento intuyes que el Sr. Va a terminar en la primera planta, en unas de esas habitaciones de persianas cerradas, pero el transcurso de la historia es descorazonador. ¿Incompetencia médica? ¿Agravación de la enfermedad por las circunstancias? En cualquier caso, el paciente nunca fue tratado con sinceridad, y nunca fue consciente de su estado. Gran relato, y muy buena narración. Gracias.
Magnífico relato! Me ha encantado..da terror como los médicos van convenciendo al pobre Giusepe de que tiene que bajar otra planta más..Yo me hubiera escoado por las escaleras de emergencias. Saludos
jajaja... Miguel... jajaja.