Busco mi alma, si la ve avise por favor!
Hace un tiempo me enteré que existe el alma, lo se porque estoy demasiado liviano y con un sabor raro, es que me la han robado o la he perdido, no sabría bien.
Jugaba a diario con ella, solía compartirla con mi hija, de hecho gracias a ella la descubrí, un día hace unos años, me enteré que cuando tenés un hijo ya no caminas solo, caminas de a dos, así que solíamos compartir todo, incluso el alma.
No sé qué habrá pasado, pues hace un tiempo la he perdido.
Antes la llevaba a la plaza, al cine, me la subía a los hombros y a veces la llevaba de viaje, no siempre venía conmigo, pero siempre la sentía cerca.
Últimamente he ido al cine, algo he visitado la plaza, pero no me he divertido como solía hacerlo, no es lo mismo sin mi alma, he revisado el corazón y parece todo en orden, parece estar en su sitio, late como siempre, pero algo no anda bien, todo parece igual pero nada se siente parecido, sin mi alma no es lo mismo.
La he buscado bastante, pregunte en el barrio a los vecinos, a mis hermanos, a mis amigos, hasta algunas veces le pregunté a mis perros, pero nadie parece saber.
Últimamente quise preguntarle a mi hija, Abby siempre tiene alguna respuesta creativa, pero hace rato no la he visto, como si Abby y mi alma estarían jugando a la escondida, pero ya parece cosa seria, porque ya pasó de juego, casi ni me acuerdo cuánto hace no jugamos los tres juntos.
Me propuse encontrarlas, pues es todo un misterio tal capacidad para esconderse, recogí algunas fotos, unos dibujos, algunas obras de arte y un poco de agua. Empecé explorando algunas fotos y algunos dibujos y la intuición rápidamente me dijo que algo habrían tramado, pues la última vez que las vi estaban juntas y fue después de abrir algunas obras de arte que resolvi el misterio…
Cuando abrí una obra de arte que Abby había dejado, las dudas se aclararon, era un pequeño brochecito color rosa que con mucho recelo apretaba un pequeño corazoncito de goma eva color amarillo con brillantina dorada, debajo del corazoncito había un envoltorio de tela minuciosamente cerrado, decidí abrirlo y lo que encontré junto las piezas, adentro estaba el último diente que Abby puso debajo de su almohada para el ratón Pérez.
Cuando ví el dientito entendí que Abby y mi alma no jugaban a la escondida, recordé que ya no estaban.
Así que ya sabe, si las ve por ahí avise, se que Abby anda por los cielos, pero…
¿Y mi alma?
Y me fuí a volar…
libre como un ángel…
No me olviden…
Yo, jamás!...
De ustedes me olvidaría...
Abby.
Comentarios