“Lo que hagan con el último, el más pequeño de mis hermanos, conmigo lo hacen”. (Mt 25, 40)
Nos preguntamos el motivo por el cual venimos al Templo, especialmente acompañados de la familia.
Sin duda alguna, muchos venimos para orar por alguien enfermo en casa, por alguna dificultad o para agradecer por nuestra familia y por el don de la vida de cada uno de nosotros.
Así como damos gracias a nuestros padres porque apostaron por nuestra vida en su momento y tenemos una familia, hoy queremos orar, de manera muy especial, para que este 18 de setiembre los 137 Asambleístas, que representan a 16 millones de ecuatorianos, también lo hagan y defiendan la vida del concebido y de la madre gestante.
Por favor, no cometan el nefasto error de aprobar una Ley que legitima el crimen del aborto por cuatro causales más: violación, incesto, malformación e inseminación no consentida; tengan en cuenta que, si está en el vientre, es porque ya tiene vida. ¡No le condenen a muerte antes de nacer!
Como somos un país, más del 80% creyente en Dios y, por lo mismo, en el amor, en el perdón, en la justicia, en la verdad y en la misericordia, también debemos orar por aquellos que, confundidos o presionados, pretenden negar el derecho a VIVIR, cuando sus padres no lo hicieron con ellos. ¿Quiénes somos para dar muerte a un ser inocente e indefenso?
Nuestro compromiso con las dos vidas es ofrecerles ESPERANZA y no oscuridad; brindar a muchas madres gestantes nuestro consejo, escucha y apoyo y, sin juzgar, ayudarlas a entender que ellas valen tanto que estamos luchando por su vida y por la de su niño que ya vive en su vientre.
Estimados hermanos Asambleístas, confiamos en que defenderán la verdad y la justicia, pero sobre todo la vida, como garantía de que velarán por quienes VOTAMOS por ustedes.
¡Que el Señor nos conceda la sabiduría, la pasión y la valentía para amar y defender la vida humana desde su concepción!
CONSEJO DE PRESIDENCIA CONFERENCIA EPISCOPAL ECUATORIANA
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