• Eclo 15, 1-6 Lo llena de Sabiduría e Inteligencia
• Sal 89 Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré
• Mt 11, 25-30 Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón.
Más de una vez a lo largo de su vida escuchó estas palabras del Señor: ¿Qué temes?, Y aquella mujer, mayor, enferma, cansada, recibía ánimos para sus empresas y volvía a la brecha superando todos los obstáculos. Un día, después de la Comunión, cuando su cuerpo parecía resistirse a nuevas fundaciones, oyó en su interior a Jesús, que le decía: "¿Qué temes?, ¿Cuándo te he faltado Yo?, El mismo que he sido, soy ahora; no dejes de llevar a cabo esas dos fundaciones", se refería el Señor a Palencia y Burgos. La Madre Teresa exclamó: "¡Oh, gran Dios, cómo son diferentes vuestras palabras a las de los hombres!,". Y "así, prosigue la Santa, quedé determinada y animada que todo el mundo no bastara a ponerme contradicción". Años más tarde escribirá de la fundación hecha en Palencia, que se presentaba llena de dificultades: "En esta fundación nos va todo tan bien, que no sé en que ha de parar". Y en otro lugar: "Cada día se entiende más cuán acertado fue hacer aquí esta fundación". Y lo mismo diría de la otra ciudad: "También en Burgos hay tantas que quieren entrar, que es lástima no haber dónde". Esto la llenaba de gozo y alegría, a pesar de lo mucho que le costó: "Porque ir yo a Burgos con tantas enfermedades, siendo tan frío, parecióme que no se sufriría". Nunca la dejó sola el Señor.
Es en la oración donde sacamos fuerzas para ir adelante, para llevar a cabo lo que el Señor nos pide. Y esto se cumple igualmente en la vida del sacerdote, de la madre de familia, de la religiosa, del estudiante. Por eso es grande el empeño del demonio en que dejemos nuestra oración diaria, o en que la hagamos de cualquier manera, mal, pues "sabe el traidor que tiene perdida al alma que persevere en la oración y que todas las caídas que pueda tener la ayudan después, por la bondad de Dios, a dar un salto mayor en su servicio al Señor: algo le va en ello". Las almas que han estado cerca de Dios siempre nos han hablado de la importancia capital de la oración en la vida cristiana. "No nos extrañe, pues, enseñaba el Santo Cura de Ars, que el demonio haga todo lo posible para movernos a dejar la oración o a practicarla mal".
Comentarios