1D3 La casa en el confín de la Tierra - William Hope Hodgson

La casa en el confín de la Tierra - William Hope Hodgson

Publicada por primera vez en 1908, LA CASA EN EL CONFÍN DE LA TIERRA atrajo rápidamente la atención de toda una generación de cultivadores de lo fantástico y lo macabro que, con el tiempo, serían conocidos como el “círculo de Lovecraft”.
Es curioso que al hablar de las diversas influencias que incidieron en Lovecraft, configurando su peculiar estilo y la temática de sus “Mitos”, se suele olvidar la más importante de todas, tan importante que autoriza a considerar a Hodgson como auténtico maestro del genio de Providence.
El confín en el que se asienta la casa de Hodgson no es otro que la frontera con lo numinoso, esa frontera de la que nunca se aleja demasiado el precario racionalismo del hombre “civilizado”, esa frontera que constituye el verdadero eje de toda la literatura fantástica, y que aquí encuentra su expresión literaria más depurada, podríamos decir canónica. No es aventurado afirmar que esta obra maestra, inexplicablemente desconocida en España, es el primer gran clásico de la literatura fantástica de nuestro siglo.

William Hope Hodgson es sin duda uno de los representantes más originales de lo que se ha dado en llamar el “cuento materialista de terror”. La asombrosa facilidad de Hodgson para recrear atmósferas angustiosas y oprimentes fascinó a H.P. Lovecraft y los escritores de su círculo. A propósito de esta obra, decía Lovecraft: La casa en el confín de la tierra (1908) -quizá la mejor de todas las obras de Hodgson- trata de un caserón solitario y temido de Irlanda, que constituye el centro de espantosas fuerzas del trasmundo y soporta el asedio de híbridas y blasfemas anormalidades que surgen de secretos abismos inferiores.
Los vagabundeos del espíritu del narrador durante ilimitados años-luz del espacio cósmico y kalpas de eternidad y su asistencia a la destrucción final del sistema solar, son algo casi único en la literatura fantástica. Por lo demás, a lo largo de la historia se pone de manifiesto la capacidad del autor para sugerir horrores vagos y emboscados en un escenario natural.