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30-6-17: Eloy Sánchez Rosillo, la luz de la creación poética

30-6-17: Eloy Sánchez Rosillo, la luz de la creación poética

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Descripción de 30-6-17: Eloy Sánchez Rosillo, la luz de la creación poética

poesia rosillo Eloy Sánchez Rosillo


Este audio le gusta a: 2 usuarios

  • Asclepio
  • olvidatuequipaje
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Comentarios

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olvidatuequipaje

Ya se ha arreglado el audio, y está completo. Disculpad.

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olvidatuequipaje

Gracias, Devenir. Desde luego, es impresionante.

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Devenir

¡fenomenal! mi aportación: en mitad de la noche   En mitad de la noche me desperté. Y había mucha luz en la casa. Oí, por el pasillo, ir y venir de pasos apresurados, voces tristes que lamentaban no sé qué, y, a lo lejos, como un lento murmullo —diríase— de oraciones entre llanto y gemidos susurradas. Sin duda, algo extraño ocurría. Asustado, confuso, llamé con insistencia a mi madre, mas nadie acudió de momento. Porfié, y al fin vino a mi cuarto, afligida, la sirvienta, y después de acariciarme un poco y abrazarme, la pobre, me dijo como pudo que mi padre había muerto, que había muerto hacía un rato, de repente. Contaba siete años yo entonces y tenía mi padre, cuando murió, la misma edad que tengo ahora. Casi cuarenta años han pasado y aún respiro aquella angustia. Mientras mi mano intenta escribir estos versos, voy viviendo de nuevo los momentos terribles de esa noche remota. Mi madre está sentada en un sillón, llorando con total desconsuelo junto al lecho en que yace el cuerpo de mi padre. Yo me acerco y la beso; le digo que no llore, que no llore. Su llanto, en verdad, me conmueve más aún que el cadáver —tan irreal, tan solo en su quietud— del hombre que hasta ayer mismo era el centro de esta casa y jugaba conmigo, con mi hermana y mi hermano. La muerte transfigura, traza súbitamente un enigma en su presa, y no reconocía apenas a mi padre en aquellos despojos misteriosos, herméticos. Entonces no lo supe. Pero hoy sé que esas horas en que tomé conciencia del tiempo y de la muerte arrasaron mi infancia: dejé allí de ser niño. La casa fue llenándose poco a poco de gente. Familiares y amigos daban con su presencia lugar a repetidas escenas de dolor. La noche no avanzaba. Parecía que nunca iba a llegar la aurora.   (De La vida, 1996)   me ha impresionado.

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Devenir

¡Qué lástima! ¡se corta!

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