Hubo cuatro etapas distintas en la historia de la familia romana; a saber, la regia (desde la fundación de la ciudad hasta la caída de los reyes o fin de la monarquía), la arcaica (desde la primera República hasta el final de las guerras púnicass), la preclásica (desde el siglo II antes de Cristo hasta el ascenso de Cayo Julio Cesar Octaviano Augusto, Gaius Julius Caesar Octavianus Augustus) y la clásica (que abarca el Principado).
La familia romana, como institución, se fundamenta en el origen del pater familias. En toda familia romana a su cabeza está el pater familias, con poder ilimitado e indivisible (patria potestas) sobre el cónyuge (mater familias), sus hijos (filii), sus esclavos (servi) y su ganado (pecus), así como toda propiedad mueble o inmueble.
El pater familias generalmente será el miembro más anciano de la familia, cuya posición se sostiene sobre la base de la patria potestas, la dominica potestas y la manus.
La patria potestas es el poder que el derecho le reconoce sobre sus hijos, la dominica potestas se aplica sobre los esclavos, mientras que la manus se ejerce específicamente en la mujer.
Con la muerte del pater familias la patria potestad se extingue y los hijos pasan a ser libres, dueños de sus vidas y de los bienes correspondientes. La preservación del orden doméstico (disciplina potestas) la realiza el padre mediante la autoridad (sapientia), madurez de juicio (consilium) e integridad (probitas). La circunspección (diligentia), el rigor (severitas) y el autodominio (continentia, temperantia) definen el carácter solemne (gravitas) de sus actos, que se adquieren por la laboriosidad (industria) y la tenacidad (constancia).
A la descendencia se la educa en el ejemplo de los mayores (mos maiorum). La humildad (modestia) y la veneración (reverentia) la son las virtudes que deben presidir la relación de las generaciones jóvenes con los mayores.
A las primeras se les exige, además, obediencia (obsequium), respeto (verecundia) y pureza (pudictia, integritas morum). Tales normas de comportamiento constituyen a su vez la base de la disciplina militar y, en su conjunto, conformarán la estructura familiar del occidente europeo hasta tiempos muy posteriores.
El valor (virtus), la independencia de juicio y acción (libertas), la gloria, la devoción (pietas), la fidelidad o fiabilidad (fides) y la situación en la vida pública (dignitas) constituyen las virtudes ideales del ciudadano romano. Éste debe poner al servicio de la comunidad (res publica) con el fin de contribuir al mayor poderío y grandeza de su pueblo (maiestas populi romani).
El bien común es la ley máxima (salus populi suprema lex). La vida del ciudadano, en cuyo pensamiento y en cuyos actos el interés del estado debe ocupar una posición principal, se desarrolla en dos esferas bien delimitadas: res publica (asuntos colectivos) y res privata (cuestiones privadas), supeditándose siempre la segunda a la primera.
El estado romano es un estado de fundamento jurídico en cuanto que la ley (lex) ha pasado a ocupar paulatinamente la primitiva función del rey (rex); pero no se apoya en una constitución escrita: la base de la acción y el pensamiento político son la experiencia de las generaciones anteriores (mos maiorum), que incide sobre la formación del individuo como principal factor educativo.
Junto a estos valores admitidos, que constituyen el esquema ideal de la vida ciudadana en sus dimensiones pública y privada, destacan dos factores que influyen en la orientación y características de la política de Roma: un radical pragmatismo y la eficacia organizadora.
La mayor aportación del pueblo romano a la civilización fue el derecho. Junto al ius civile (derecho procedente de las fuentes tradicionales: ley y costumbre) se desarrolla, como consecuencia de la expansión romana en la península itálica, el ius gentium (derecho de gentes; tras posterior evolución, fundamento del derecho internacional), aplicable a cualquier individuo no romano.
El ius civile y el ius gentium corresponden al ámbito del ius publicum (ius populi), que abarca las normas reguladoras de las relaciones con el estado, en contraposición al ius privatum (ius singulorum), solo aplicable a las relaciones interfamiliares.
A finales de la época imperial el ius publicum, puesto al servicio del Estado, recoge y codifica medidas de carácter coercitivo. Con base en la autoridad que le ha sido conferida, el pretor, al tomar posesión de su cargo, publica un edicto donde expone su criterio jurídico (ius praetorianum) y dicta instrucciones concretas a los jueces (ius dictio).
Este edicto está en vigor durante la permanencia del pretor en el cargo, pero su antecesor puede rechazarlo; sólo hacia el final de la República surge el edictum perpetuum, de carácter irrevocable.
Junto a la norma jurídica (lex) aprobada en asamblea y codificada por escrito (ius scriptum) subsisten los mores o derecho consuetudinario (ius non scriptum). Durante la República las leyes se aprueban a propuesta del magistrado y por acuerdo de la asamblea popular.
La actividad de los juristas se basa al principio en la praxis, posteriormente crean una auténtica ciencia del derecho (época imperial) y forman escuelas (sectae sabinianos, proculianos).
Los juristas más destacados, basándose en un privilegio otorgado por el emperador, emiten ciertos dictámenes (responsa prudentium) vinculantes para los jueces.
Es importante la legislación imperial, pues viene a contemplar el desarrollo del derecho. La recopilación de leyes se realiza en el Corpus Iuris. La adopción del derecho romano por parte de los pueblos romanizados de Europa, mantenida hasta tiempos muy posteriores, prueba su gran importancia.
Regresando a las etapas que se mencionan en el primer párrafo de este capítulo de Roma, Historia Eterna, se van a desglosar del modo cpomo sigue:
a) La etapa de la época regia muestra la primitiva ciudad, la llegada de los
primeros clanes, la formación de la plebe y una economía basada en el cultivo y pastoreo que se transforma en la pequeña propiedad y la producción de trigo.
Las gentes que constituían la sociedad poseían territorios comunes y su población estaba compuesta por una clase dominante y otra sometida.
La producción era de carácter comunitario y la autoridad central de la ciudad era más bien débil frente al poder de los gentiles. Con la absorción de la civilización etrusca, la ciudad es invadida por la cultura etrusca, que la moderniza rápidamente.
De igual modo, se realizan grandes obras públicas, muchos de los clientes pasan a formar parte de la plebe y se produce un aumento demográfico. Con ello, la fisonomía de la ciudad cambia, así como la economía de ámbito familiar se sustenta en la pequeña propiedad explotada por padre e hijos.
b) La etapa de la época arcaica comienza con una revolución que destrona
al último rey y da paso a la primera República y a las luchas de la plebe para igualarse en derechos al patriciado.
El poder de las gentes sucumbe al de la gens, como figura familiar, que se cimenta con la Ley de la XII Tablas. El padre campesino, soldado y ciudadano nace como ideal colectivo que dominará la tradición posterior.
Los patricios declaran guerras privadas y conservan su dominio, pero la plebe inicia la conquista del reconocimiento político, rompiendo lentamente sus cadenas. Sin embargo, los galos destruyen Roma y obligan a sus habitantes a gestionar una ciudad más segura.
Esta etapa acaba con la penetración de Aníbal en Italia, que empobrece a los pequeños propietarios a causa del largo periodo de ocupación de las tierras, que generaban su sustento.
A pesar de las derrotas, Roma supo imponerse en Zama y consiguió un cambio extraordinario en su estrutura militar y económica. Las intervenciones militares en diversos territorios que rodean al Mediterráneo (al que llamaron finalmente Mare Nostrum), acabaron con el primigenio ideal del padre romano agricultor y legionario.
Atada a estos cambios, la pequeña propiedad, que se nutría del cereal, pasó a transformarse en un gran latifundio, dedicado a los productos industriales y al pastoreo, que trabajaban los siervos y no ya los hijos.
c) La etapa de la época preclásica, a pesar del auge cultural, enfluenciado
por la conquista de las tierras helénicas, inicia la progresiva decadencia de la República por el empobrecimiento de los antiguos propietarios quienes se proletarizan. Este cambio económico acarreará el nacimiento y el establecimiento del Imperio.
d) La etapa de la época clásica, último período, está marcada por el
Principado, en referencia al plano político, por el florecimiento de las artes, respecto a lo culural, y por la creciente esclavitud, en lo que afecta a la economía.
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