El almohadón de plumas, de Horacio Quiroga

Bienvenido a los cuentos de la casa de la bruja tu pocas semanal de ficción sonora de misterio ciencia ficción terror cada viernes al caer la noche un nuevo audio escucha si te atreves a y juegos olímpicos te apasionan los cuentos de la casa de la bruja y quienes se ha creado eternos tantas horas de histeria ciencia ficción y terror pulsa en el botón azul y apoyar donde podrás elegir la cantidad de tu porte y accedía contenido extra para los muy fans como tú anímate y contribuye a que los cuentos de la casa de la bruja sigan llegando cada viernes al caer la noche el almohadones de plumas de horacio quiroga soy luna de miel fue un largo escalofrío rubia angelical pineda el carácter duro de su marido pero sus soñadas vinerías de novia lo quería mucho sin embargo a veces con un giro estremecimiento cuando volvía ando de noche juntos por la calle echaba una furtiva mirada a la alta estatura de jordan mundo desde hacía una hora por su parte la amaba profundamente sin darlo a conocer durante tres meses se habían casado en abril vivieron una dicha especial sin duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor más expansiva incauta ternura pero el impacible semblante de su marido la contenía siempre la casa en que vivían influía un poco en sus estremecimiento dos la blancura del patio silencioso avisos columnas y estatuas de mármol producía una otoñal impresión de palacio encantado dentro el brillo glacial del stock o sin el más leve rasguño las altas paredes afirmaba aquella sensación de desapacible frío al cruzar de una pieza a otra los paz se hallaban eco en toda la casa como si un largo abandono hubiera sensibilizado su resonancia en ese extraño nido de amor alicia paso todo el otoño no obstante había concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños y aún vivía dormida en la casa hostil sin querer pensar en nada hasta que llegaba a su marido no es raro que adelgazar a tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró inside obviamente días y días alicia no se reponían nunca al fin una tarde pudo salir al jardín apoyada en el brazo del miraba y indiferente a uno y otro lado de pronto jordan colomba ternura le pasó la mano por la cabeza y alicia rompió en seguida sollozos echándole los brazos al cuello lloro largamente todo su espanto callado redoblando de llanto a la menor tentativa de caricia luego los osos fueron retardando se y aún quedó largo rato escondida en su cuello sin moverse ni decir una palabra fue es el último día que alicia estuvo levantada