Reflexión:
Comenzamos la reflexión de La Liturgia del día de hoy, poniéndonos en El Nombre del Padre, etc.
Queridos hermanos y hermanas:
El servicio es un don que se hace con amor, pues, servimos a Dios porque Dios que nos ha amado nos ha entregado Su Amor. Por tanto, si he recibido Amor, tengo Amor, y el Amor hace posible que pueda hacer todo lo que es bueno para el hombre, empezando por retribuir el verdadero Amor a Dios Quien nos lo dio. ¿Cómo? Sirviéndolo. ¿Y qué postura tienes para servirle? Doblando el espinazo con alegría y gratitud por la gran misericordia que Dios nos ha tenido, primero porque nos dio a Su Hijo, y dándonos a Su Hijo, se entregaba Él como Padre con Su Espíritu Santo; es decir, La Santísima Trinidad en pleno se entregó a nosotros por Su indisolubilidad, pero el rostro lopuso El Hijo Encarnado. Luego amamos a Dios porque nos creó. Sí hermanos, era la nada absoluta al lado de Dios, del otro lado todo lo demás estaba creado, y de la nada te creó, y hoy por la grande misericordia de Dios sigues vivo, Él te da el aire que respiras y todo lo que está en el mundo para que puedas vivir, todo Él lo sostiene para que tú sigas viviendo. Mira y escucha al salmista que clama con amor y reconocimiento a su Dios: Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. Qué es el hombre para que te acuerdes de él; el ser humano, para darle poder… Así como el salmista ha caído en la cuenta de Quien Es su Criador y quién es el criado, tú tienes que hacer lo propio.
Por tanto si tú sabes que eres criado, es porque eres alimentado y nutrido por Dios, tanto corporal como espiritualmente; ya que en lo corporal, todo lo que deglutes viene de Dios, así en el pan, la harina viene del trigo que Él lo creó, es más Él hizo posible que el trigo existiera por todos los componentes que Él lo creó: El oxígeno, el agua, la tierra, etc. Todo es un don de Dios. Y en cuanto a lo espiritual tienes el alimento de Sus oraciones, Su Palabra y Sus Sacramentos, especialmente el de La Santa Eucaristía.
Así Él Es Criador y tu criado; es decir, El Criador que te cría desde antes del vientre de tu madre hasta ahora con todo lo necesario para que existas. ¿Qué te queda a ti por hacer? Pues, si eres criado, es porque has recibido de Dios la primera crianza, alimento y educación; pues, te crió con la hartura de Sus manos benditas dándote alimento. Y educándote escribió por medio de Sus santos profetas y principalmente te instruyó con asentimiento enviando a Su propio y Único Hijo, Jesucristo nuestro Señor.
Si tenemos todos estos fundamentos, caemos en la cuenta de que debemos retribuir con Amor al que Es Amor, a Quien nos dio Amor para vivir amando y amando durmiendo en Él, en donde ése dormir es cerrar los ojos un segundo y abrirlos para vivir en Ése mismo Amor pero ya eternamente.
El mismo salmo de hoy invita a la reflexión de tener a Dios como respaldo de una vida mejor cuando dice: En tus manos encomiendo mi espíritu… porque el hombre confiado en Dios, sabe que lo apartará de todo mal diciendo: Tú, el Dios leal, me librarás; yo confío en el Señor… tanto en la vida presente como en la futura, el hombre se confía en Dios esperando todo de Dios: Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.
Para lograr esa confianza que nos alcanza Dios, vivir en estado de gracia nos da la posibilidad. La gracia, en efecto, nos mantiene en la posibilidad de comer del Cuerpo y Sangre de Jesucristo: «El pan de Dios es Aquel que desciende del cielo y da la vida al mundo.»… Éste Jesucristo, Hijo de Dios y verdadero Dios Hijo se quiso quedar en un pedazo de pan, para que nos enseñara que no solo se abajó con excelsa humildad a la condición humana; es decir, que Siendo Dios Todopoderoso y Eterno, en un misterio insondable, se hace hombre, El Eterno se hace caduco, el Inmortal se hace mortal; para que caducos y mortales nos hagamos eternos e inmortales, porque Dios se hizo hombre, para hacer al hombre Dios; Dios se humanizó para que el hombre se divinice, porque el hombre se había corrompido y de tal forma que sus corazones eran de piedra, muy lejos de aquella perfecta creación reflejada en Adán inocente, libre de pecado.
Y ya que caímos en la cuenta de que Quien Es Criador y quien es el criado, es certero decir que somos servidores de Dios, pues, si Él nos sirvió primero, al igual que nos amó primero y con ello tenemos el verdadero Amor en nuestros corazones, estamos dispuestos a servir, primero a Dios y luego a quienes Dios crió también, a nuestros hermanos hijos del mismo Padre; porque si no amo a los otros criados, no amo lo que Dios ama, y si eso es así, entonces no amo a Dios. Por tanto, debo amar a Dios y a todo lo que Él ama, eso es lo que habían desterrado de sus corazones los judíos que «como un solo hombre», dice La Escritura, «se abalanzaron sobre él»… es decir, que como un solo espíritu, el del mal, el del Demonio, que los tenía arraigados en ella, todos a una, matan a Esteban.
Maldad tras maldad ignorando el precepto que asentían: Amar a Dios con todas sus fuerzas, con toda su alma y con todo su ser, y a tu prójimo como a ti mismo. Ello lo sabían, pero estaban cegados con corazones endurecidos pero conscientes de lo que hacían, mataban un hermano, pero por otro lado, exclama Esteban: «Señor, no le tengas en cuenta éste pecado»… y Jesús antes: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»; es decir, porque si no saben lo que hacen, no se les debe tener en cuenta el pecado; muy difícil de entender. Porque ¿Cómo perdonar tanta crueldad? ¿Qué el hombre no sabe que es matar? Ahora sí, antes también, pero tenían una ley de sus propios corazones errantes y endurecidos, ya amalgamados de odio y de pecados que se olvidaron de la verdadera Ley de Dios: Amar. Y Jesús pide al Padre que les perdone porque no saben los judíos que Jesús Es El Mesías, El Hijo de Dios y que también Es Dios, pues, mataron a todos los profetas y dieron cuenta de Jesús también como sólo profeta que se hizo Dios, eso los enfureció, además de pensar que perderían al pueblo que los sostenía económicamente.
Ignorancia por no saber distinguir al Mesías prometido (no saben lo que hacen) y soberbia porque serían despojados de sus tronos terrenales. Pero realmente si sabían lo que hacían, aunque no a Quien se lo hacían. Sabían que mataban pero no a Quien. Lo mismo pasa a quienes cometen un pecado mortal, y no los educaron en La Iglesia, tienen el corazón amargo por la maldad que hicieron, pero no saben que ello los condena eternamente (No saben lo que hacen). Pero que no suene a excusa, porque también puede ser usado ya no como excusa si no como a sentencia y preocupación: ¡Pobre hombre! ¡No sabe lo que hace, no sabe en lo que se ha metido!
Así era necesario que El Divino Maestro enseñara para que el hombre sepa lo que hace, y sabiendo se salve, por ello dijo: «Soy Yo el Pan de vida»… Vayamos, pues, a la fuente inagotable de Amor y de Vida, al Pan de Vida Eterna que Es Jesús Eucaristía. Éste es el milagro que hace El Señor, la obra de Sus manos, para que viéndole creamos en Él.
Queridos hermanos y hermanas, que Dios nos bendiga y La Santísima Virgen nos proteja, y que fructifique sobre abundantemente la liturgia de hoy en nuestras vidas.
Como siempre los dejo con el mensaje de la importancia de comulgar todos los días o cuanto menos los domingos y fiestas de guardar: El que come Mi Carne y bebe Mi Sangre, tiene Vida Eterna, y Yo lo resucitaré el último día. Dice el Señor (Jn. 6, 54)
Comentarios