LEO, EL LEÓN
Debido a que estamos entrando en la era acuariana, donde será ejemplificada la universalidad del espíritu de Acuario en su sentido de “distribución general”, inevitablemente se producirá un punto de crisis. El verdadero tipo de Leo debe reaccionar en forma nueva y excepcional a la oportunidad ofrecida; cuando digo el tipo de Leo, me refiero a las personas cuyo sol está en Leo, o éste en el ascendente, lo cual se debe a que Leo es el polo opuesto de Acuario, y la interacción de energías entre ambos es mucho más potente que en cualquier otro momento de la historia racial. No están en posición de verificar este hecho, pero afirmo una realidad. De allí que aparezcan actualmente los dictadores en distintos países y también que en el ciclo actual (antecámara de la nueva era) exista una pronunciada actitud en estos dictadores -que frecuentemente es ignorada, pero que tiene verdadero valor racial. Es la actitud que conduce a la síntesis de la vida, objetivos e intenciones nacionales. Un ejemplo típico de esta actitud es la de Hitler. No importa cuál sea nuestra opinión personal sobre él, no cabe duda que ha unificado, fusionado y mezclado los distintos elementos en la raza germana. Tal actividad es de naturaleza acuariana, pero en su aspecto más inferior e indeseable. Su naturaleza es leonina, porque las personas que pueden producir estos resultados deben ser necesaria e incesantemente autoconscientes, característica principal de la persona de Leo. No sé la parte que este signo pueda desempeñar en el horóscopo de Hitler, pues no lo he investigado, pero desempeña una parte muy prominente en el horóscopo de su alma.
Sugeriré a los astrólogos modernos que construyan los horóscopos de las destacadas personalidades del mundo actual, con los planetas que les he dado, como regentes esotéricos; toda persona avanzada e importante está en el sendero del discipulado o acercándose a él, y la influencia de los planetas esotéricos acrecienta por lo tanto su poder. Esto podría ser muy iluminador y enseñar muchas cosas. La tendencia a fusionar, mezclar y amalgamar, y la contraparte espiritual de esta unidad es hoy más fuerte que nunca, y los tipos que producen esto deben exotéricamente tener a Leo en una posición prominente en alguna parte de su horóscopo, o al Sol controlando alguna casa importante. Si el horóscopo no lo prueba, se debe a que no se conoce la hora exacta, el momento y el día de nacimiento.
Leo es el quinto signo del zodíaco, lo cual indica que forma parte del misterioso número diez -el número de la perfección, una perfección relativa antes de entrar en un nuevo ciclo de progreso. Consecuentemente, esto vincula a Leo con Capricornio, el décimo signo del zodíaco, porque el proceso de iniciación convierte a la persona autoconsciente en un individuo consciente del grupo. Elijo estas palabras con cuidado y premeditación. En la rueda revertida éste es el octavo signo, el signo del Cristo y de la realidad que mora internamente; por lo tanto, marca así un nuevo ciclo. Cuando aparece la autoconciencia (como ocurre en el momento de la individualización) se inicia un nuevo ciclo. Este significado numérico vincula a Leo con Escorpio (el octavo signo del zodíaco) de manera efectiva; tenemos, por consiguiente, el triángulo Leo-Escorpio-Capricornio, que incluye a la humanidad e indica los tres puntos importantes de crisis, en la trayectoria del hombre:
a. Autoconciencia o percepción humana. Unidad-Leo.
b. Conciencia de las dualidades en lucha. Discipulado-Escorpio.
c. Conciencia grupal como iniciado. Unidad-Capricornio.
Este es un signo de fuego y el más preeminente en la actualidad. Los Hijos de la Mente, los autoconscientes Hijos de Dios, son ante todo Hijos del Fuego, porque nuestro “Dios es un Fuego consumidor”. Hay en ellos esa cualidad peculiar que puede consumir y destruir y así extirpar todo lo que impide su expresión esencialmente divina. Quisiera que recuerden la naturaleza purificadora del fuego. Dos elementos de la naturaleza están vinculados en la conciencia pública, con la idea de purificación -uno es el agua y otro el fuego. A este respecto los signos de agua, Cáncer-Escorpio-Piscis, son interesantes, y los signos de fuego Aries-Leo-Sagitario, justifican ser estudiados. El fuego siempre lleva a cabo esotéricamente lo que el agua inicia.
En Cáncer, las aguas purificadoras de la experiencia comienzan su trabajo benéfico, empezando en la Cruz Cardinal, porque esta cruz concierne únicamente a las totalidades y, por lo tanto, a la experiencia de la masa.
En Escorpio, se aplican las aguas purificadoras de las pruebas y experiencias, teniendo lugar en la Cruz Fijas siendo sus efectos extremadamente drásticos.
En Piscis, las aguas purificadoras son aplicadas en la vida cotidiana y por medio de los procesos de la encarnación; se refieren al “pez que nada en las aguas de la materia donde encuentra su sustento”. Esto sucede en la Cruz Mutable de la experiencia y existencia material comunes. Las influencias de las tres Cruces ejercen así presión sobre el hijo de Dios encarnado que se halla en la rueda de la vida diaria y en el orden habitual. En la rueda revertida el fuego ocupa el lugar del agua y consume toda escoria. Así se logra gradualmente la purificación de toda la naturaleza y el hombre llega a ser sensible a las influencias que pueden ejercer presión sobre él cuando la ígnea triplicidad desempeña su parte y la influencia de Aries-Leo-Sagitario empieza a reorientarse hacia la universalidad, la autoconciencia y las actitudes centradas. A medida que continuamos con nuestro estudio irá apareciendo el significado de esta afirmación. Estoy insinuando cosas de importancia espiritual y esotérica, porque el signo Leo ejerce un control destacado en la vida del aspirante. Debe conocerse a sí mismo mediante la verdadera autopercepción, antes de que pueda conocer ese espíritu divino que es su verdadero Yo y también a sus semejantes.
Leo forma parte de la Esfinge y no es necesario que me extienda sobre esto, porque ya lo he tratado en otra parte, lo cual es un gran misterio. Virgo y Leo representan conjuntamente al hombre íntegro, hombre-Dios y también espíritu-materia. Es importante recordarlo, porque cuando la naturaleza del mundo sea revelada no existirá ya el misterio de la Esfinge.
Las notas clave de este signo son muy conocidas. Emite la nota de la individualidad y de la verdadera autoconciencia. Muchas personas están convencidas de que son autoconscientes cuando están impelidas por el deseo y empeñadas en satisfacer ese deseo, o creen que son el centro dramático de su universo. Sin embargo la única persona verdaderamente autoconsciente es el hombre consciente del propósito, de una vida autodirigida y de un plan y programa de vida desarrollados y definidos. Cuando esto está presente se infiere que hay percepción mental y cierta medida de integración. Estar motivado sólo por la emoción y activado por el deseo no indica poseer verdadera autoconciencia. En el hombre no evolucionado predomina más el instinto que la autopercepción. En el hombre autoconsciente verdaderamente evolucionado, no sólo existen la orientación, el propósito y el plan, sino que posee también la conciencia del agente activo del plan y de la acción. Reflexionen sobre esto.
Hay dos notas claves subsidiarias y potentes en las persona de Leo, sobre las cuales quisiera ocuparme aquí, para que perciban claramente la naturaleza de las influencias manejadas por los de Leo, las cuales son la voluntad de iluminar, que constituye el anhelo que impele hacia el autoconocimiento, la autopercepción y el intelectualismo positivo, y también la voluntad de regir y dominar, de naturaleza tan controladora en este signo, y de potencia tan sutil en el tipo de Leo. La voluntad de regir lleva oportunamente al individuo, nacido en este signo, a lograr el dominio de sí mismo y el control de la personalidad (para móviles menos egoístas); también la misma tendencia lo conduce finalmente a controlar, mediante la personalidad, regida por Leo, a grupos grandes o pequeños. Esto -en una etapa avanzada- es una expresión de la fusión de la energía de Leo y la potencia de Acuario. Ello es inevitable en la larga trayectoria de hombres y razas, de allí que toda experiencia en Leo sea preparatoria. La voluntad de iluminar impulsa a toda persona de Leo a experimentar y obtener conocimiento; esto lo vincula con Tauro, que en su frente “lleva la hermosa joya que ilumina”. En la relación Tauro-Leo-Acuario. existe un significativo e importante triángulo zodiacal, en lo que concierne al hombre, siendo peculiarmente significativo para la cuarta Jerarquía Creadora, la humana. Por lo tanto, tenemos:
1. Tauro. - El incentivo hacia la experiencia, a fin de adquirir conocimiento.
2. Leo. - La expresión de la experiencia, a fin de justificar el conocimiento.
3. Acuario. - El empleo de la experiencia, a fin de convertir el conocimiento adquirido en un factor de servicio.
Este triángulo expresa la vida de la humanidad y demuestra finalmente la perfección o culminación del camino humano. Otro triángulo, Leo-Virgo-Piscis, es de naturaleza algo similar, pero estos tres producen una expresión más sutil de conciencia:
1. Leo. - El hombre autoconsciente. Personalidad. Unidad inferior.
2. Virgo. - La vida o principio crístico latente. Dualidad.
3. Piscis. - Alma consciente del grupo. El Salvador del mundo. Unidad.
Habrán observado que he puesto insistentemente el énfasis sobre la conciencia y su desarrollo progresivo, y no sobre la forma o agregado de formas que velan la entidad consciente de cualquier naturaleza o grado del ser. Así como en el Tratado sobre Fuego Cósmico procuré dar la clave psicológica de La Doctrina Secreta e interpretar la conciencia subyacente que expresan los Seres (considerados en La Doctrina Secreta) de manera que en este Tratado sobre los Siete Payos estoy exponiendo la misma idea y trato simultáneamente de dar la clave necesaria para la sicología exotérica moderna, como también algunas indicaciones sobre la clave astrológica de La Doctrina Secreta a la cual H.P.B. se refiere. Las entidades que menciona en su magistral obra de verdades esotéricas, son aquí reveladas como influencias cósmicas, planetarias y solares, evocando -en respuesta a Sus energías emanantes o a su actividad vibratoria- un despertar de la conciencia en la forma, para que ésta llegue a estar estrechamente alineada o relacionada con las de esas Entidades. Todas las revelaciones parecen surgir en la conciencia de la raza, en su forma inferior o más material, porque “la ascensión del conocimiento hacia la sabiduría” constituye siempre la clave del progreso y, por lo tanto, la sicología exotérica y la astrología mundana exotérica precedieron a la revelación de sus significaciones; la naturaleza de la forma tuvo que ser evidente, y el hombre acostumbrarse a ella antes de que pudiera ser revelado el significado que estaba detrás de la forma.
Se preguntarán que razón existe para proceder de este modo. Podría darles muchas, pero una mínima reflexión intuitiva debería convencerlos. La comprensión y poderes razonadores del alma son completos y están desarrollados. Pero las almas -orientadas hacia la encarnación y la voluntad de sacrificarse- no poseen aún en los tres mundos las formas necesarias adecuadas para expresar el conocimiento que el alma posee en su propio plano y nivel de conciencia. Si los significados internos de las formas simbólicas externas de la existencia fueran registrados por una forma sin preparación (el mecanismo de respuesta del alma en los tres mundos y, en el caso del hombre, involucrando un sistema nervioso, glandular y cerebral sin preparación ni evolución), sobrevendría naturalmente la destrucción de la forma por la energía del alma y destrozaría la expresión inferior. Aquí puede ser observado y aplicado inteligentemente el significado y propósito del tiempo, lo cual involucra un desarrollo definido del sentido esotérico. Hay otras razones, pero ésta será suficiente. En el proceso evolutivo tenemos, por lo tanto, primeramente la forma, gradualmente preparada, ajustada, alineada y orientada durante muchos eones; detrás de esta forma activa y a medida que ella mejora constantemente y responde al medio ambiente y al contacto, se produce el lento despertar de la conciencia. Esta es la reflexiva, intuitiva y amorosa alma que se aferra a su mecanismo de respuesta, aprovecha toda posible ocasión de progreso hecha por la forma y aplica cada influencia para la perfección del gran trabajo emprendido de acuerdo a la Ley del Sacrificio.
Por esta razón no he intentado comprobar en este tratado -en sentido científico, moderno y exotérico-, la natural respuesta a los factores internos psicológicos y a las influencias astrológicas esotéricas, las cuales podrán ser fácilmente demostradas e instantáneamente evidenciadas cuando la ciencia moderna acepte las premisas ocultistas, aunque en forma hipotética y experimental. Me limito totalmente al tema del desarrollo de la conciencia, del significado y de las significaciones y de la respuesta de esta entidad consciente a las innumerables influencias e impactos vibratorios a los cuales está sujeta, porque forman parte integrante de otras grandes Vidas. Reflexionen sobre esto. Éste es mi frecuente mandato, que lo doy porque la actividad reflexiva es un potente medio de revelación.
He tratado de llamarles la atención sobre los conceptos precedentes, porque en el signo que ahora estamos estudiando, se abre al investigador el tema de la autoconciencia. La conciencia de la masa en Cáncer, cede su lugar a la conciencia individual en Leo. De la masa o de la tribu surge el ente autosuficiente que se hace acrecentadamente consciente de su unicidad, soledad y aislamiento como “el uno en el centro de su pequeño cosmos”.
Esta actitud continúa desarrollándose y se hace enfática y dinámica (empleo con toda intención estas palabras) y conduce a la pronunciada conciencia egocéntrica del hombre egoísta inteligente y al despliegue ambicioso del poder egoísta del hombre que desea predominio y posición. Pero, oportunamente, llega el momento en que la naturaleza de la Cruz Fija surge en la conciencia del hombre y la influencia de Acuario (el polo opuesto de Leo) comienza a equilibrar la conciencia de Leo. Entonces se produce un cambio gradual del enfoque de la atención, apartándose de “aquel que permanece solo” y se proyecta al grupo ambiental y luego a otro cambio importante, de los intereses egoístas a los requisitos grupales. Esto imparte concisamente el objetivo logrado por el hombre en la Cruz Fija; el efecto que produce esta Cruz es traer luz y liberación. Esto puede verse claramente si comparamos las energías de los cuatro brazos de la Cruz a medida que las manifiesta el hombre, antes y después de la larga y drástica experiencia en la Cruz:
1. Tauro. - El Toro del Deseo. La luz de la aspiración y el conocimiento.
2. Leo. - El León de la Autoafirmación. La luz del alma.
3. Escorpio. - El agente de la Decepción. La luz de la liberación.
4. Acuario. - El Cáliz del servicio al Yo. La luz del mundo.
La Cruz Fija es la Cruz de la Luz. Y actuando continuamente a través de esta Cruz, emanando desde Leo, se hallan “los fuegos de Dios” -cósmico, solar y planetario-, purificando, intensificando la luz, haciendo oportunamente una revelación al hombre purificado que se halla en la luz. De Aries proviene el fuego cósmico, de Sagitario el fuego planetario y de Leo el fuego solar. Cada uno de estos fuegos “limpia el camino, quemando”, para expresar los tres aspectos divinos: espíritu (Aries), alma (Leo) y cuerpo (Sagitario). Tal es la base científica de la yoga del fuego, aplicada por el hombre plenamente autoconsciente para reflejar los tres aspectos divinos en los tres mundos, tres modos de expresión divina en ellos. Este hecho tiene tal significación que se descubrirá que ante el Portal de la Iniciación se halla la tierra ardiente que debe atravesar todo discípulo e iniciado. El sujeto de Leo atraviesa esta tierra ardiente con voluntad y olvido de sí mismo. Cuando ha alcanzado la plena autoconciencia y la integración mental, y obtenido una personalidad efectiva, entonces la atraviesa sin que lo detenga el sufrimiento.
Una leve reflexión hará evidente por qué el Sol es el regente de las tres condiciones de Leo -exotérica, esotérica y jerárquica.. Es correcto suponer que el propósito del actual sistema solar es el desarrollo de la conciencia, y si para el ser estrictamente humano la autoconciencia es la meta, entonces, lógicamente, debe regir el Sol porque es la fuente de la conciencia física (exotérica, simbólica de la personalidad), de la percepción del alma (esotérica) y de la vida espiritual (jerárquica). Repito la necesidad de reconocer el estímulo de la conciencia, como objetivo de todas las influencias astrológicas, porque el tema sobresaliente de Leo es la actividad del ente autoconsciente, en relación con su medio ambiente, o el desarrollo de la respuesta sensible a los impactos circundantes, por aquel que se halla -como el Sol- en el centro de su pequeño universo. Toda la historia y la función de Leo y sus influencias pueden resumirse en la palabra “sensibilidad”, que podrá ser estudiada en cuatro etapas:
1. Sensibilidad a los impactos condicionantes del medio ambiente, es decir, a los impactos del mundo de la evolución humana, los tres mundos o planos, por medio de los tres aspectos del mecanismo de respuesta del alma.
2. Sensibilidad a la voluntad, anhelos y deseos de la personalidad, el hombre autoconsciente integrado, el yo inferior.
3. Sensibilidad al alma como factor condicionante, y no como sensibilidad al mundo ambiental, como factor condicionante.
4. Sensibilidad espiritual del Dios-Hombre (el alma y la personalidad fusionadas) al medio ambiente. En esta etapa de desenvolvimiento el hombre liberado no está condicionado por su medio ambiente, sino que inicia la ardua tarea de ser condicionado en relación al plan y propósitos divinos y, al mismo tiempo, cultivar la sensibilidad a los impactos superiores de esos mundos que conducen a la meta final.
Quisiera que tuvieran presente tanto la sensibilidad innata espiritual como la sensibilidad material externa, si quieren comprender verdaderamente las influencias que ejerce Leo sobre los seres humanos y especialmente sobre la persona nacida en este signo, o está en el ascendente, así como también sus influencias sobre el planeta. En todo el universo el alma es el sensible y consciente tema del plan divino -el alma, como ánima mundi o alma del mundo, que anima todas las formas de vida inferiores a las del reino animal; el alma, como alma animal y su extensión a los cuerpos de todos los animales, incluyendo el cuerpo físico humano; el alma, como alma humana, que es una expansión aún más amplia del mismo factor sensible, pero aumentado o estimulado, por el principio de la autopercepción o enfocada sensibilidad personal hacia toda expresión subhumana del alma, además de la percepción (consciente o inconsciente) del alma inmortal o divina; el alma, como ego o alma espiritual, en su propio plano -fuente de la conciencia, en lo que respecta a los tres mundos de la evolución y la meta de todo el proceso actual evolutivo.
Los tres aspectos del Sol -tratados en La Doctrina Secreta- son de importancia aquí porque las influencias que fluyen a través y desde ellos, ponen de relieve toda la subjetiva y latente conciencia mundial, y producen eventualmente (en la revelación y liberación finales) la plena expresión de la conciencia de la Deidad.
Esto puede denominarse sensibilidad divina, mente universal, plan o propósito divinos. Las palabras son inadecuadas para expresar aquello de lo que aún los más elevados iniciados poco conocen. Estos tres aspectos del Sol son los factores que hacen que la conciencia venga a la existencia, conciencia que posibilita la obtención de la meta final y hace factibles todos los tipos de conciencia, porque están arraigados en el Sol (simbólicamente hablando), y son un aspecto inherente al todo mayor:
1. El Sol físico-el ánima mundi; el alma animal. Multiplicidad.
2. El corazón del Sol-el alma humana y el ego divino. Dualidad.
3. El Sol espiritual central-la conciencia divina. La voluntad del Todo. La percepción de Dios. Unidad.
Como ya se ha dicho, el Sol vela ciertos planetas ocultos y, en el caso de Leo, los dos planetas por medio de los cuales el Sol enfoca sus energías o influencias (como un lente) son Neptuno y Urano. El “corazón del Sol” emplea a Neptuno como su agente, mientras que el Sol espiritual central derrama sus influencias a través de Urano. Sin embargo, la actividad de Urano sólo se registra en una etapa muy avanzada de desarrollo en el Sendero, análoga a ese punto de evolución de la conciencia en que, por un acto de la voluntad, el hombre consciente e iluminado (enfocado en el centro más elevado de la cabeza) despierta el centro en la base de la columna vertebral, y hace ascender el fuego kundalini. Haciendo una amplia generalización y, por consiguiente, algo inexacta, podría decirse que este proceso es seguido en las Tres Cruces.
1. En la Cruz Mutable, el Sol físico y su influencia afecta al hombre, estimula las células corpóreas y sustenta la naturaleza forma, afectando los centros ubicados abajo del diafragma.
2. En la Cruz Fija, “el corazón del Sol” es llamado a la actividad y a través de Neptuno derrama sus energías en el hombre, las que estimulan y afectan los centros cardíaco, laríngeo y ajna.
3. En la Cruz Cardinal, el Sol espiritual central es llamado a la actividad, y Urano se trasforma en el agente distribuidor y el centro cardíaco llega a ser, en el cuerpo del iniciado, el centro mediante el cual ejerce control y dirección.
Referente a la Cruz Mutable, los rayos del Sol afluyen al hombre en forma triple (combinando las energías inferiores del triple Sol) en y a través del hombre, mediante Júpiter que es el agente de segundo rayo expresado por el Sol, en el sistema y cósmicamente.
De allí la triple relación, única en nuestro sistema solar, que existe entre el Sol y Leo, y también la importancia del triángulo que controla al hombre nacido en Leo -el Sol, Urano y Neptuno. La energía de Leo se enfoca a través del Sol, y es distribuida a nuestro planeta por medio del Sol y los dos planetas que éste vela.
Por ser Neptuno el signo de la Deidad de las Aguas, está relacionado al sexto Rayo que rige el plano del deseo, emocional o astral. Cuando Neptuno está así activo en el hombre avanzado de Leo, la emoción-deseo ha sido trasmutada en amor-aspiración, dedicados al alma y orientados hacia ella; toda la naturaleza emocional o sensible, responde a las energías provenientes del “corazón del Sol”, y cuando esto sucede, indica que el discípulo está preparado para la segunda iniciación. Esta orientación se lleva a cabo por lo que se denomina “la sublimación de la influencia de la Luna” que, como bien saben, es la madre -hablando simbólicamente- de la naturaleza forma y refleja al Sol o aspecto Padre. Esta afirmación tiene una significación excesivamente oculta. Esotéricamente hablando, tenemos el surgimiento de un interesante triángulo de fuerza que afecta al sujeto de Leo -el Sol, la Luna y Neptuno, siendo la expresión de los Rayos 2, 4, 6, y donde los tres están predominantemente activos, tenemos el establecimiento de esa “actitud y alineamiento internos que obligan a abrir la Puerta del lugar Sagrado”. Empleo aquí estas antiguas palabras porque expresan concisamente lo que llevaría muchas páginas para elucidarlo, y porque emiten esa nota de estímulo esotérico que despierta en el discípulo el poder de pensar en forma abstracta.
En conexión con el horóscopo del sujeto de Leo y el tema de la iniciación, señalaré que cuando el Sol, la Luna (ocultando un planeta) y Saturno, están combinados en cierta casa del horóscopo, tenemos lo que se denomina “el signo” del hombre que debe recibir la iniciación. Siendo Leo el quinto signo del zodíaco, contando de Aries vía Tauro, y también el octavo, contando de Aries vía Piscis, está estrechamente vinculado, debido a la afinidad numérica con Mercurio, llamado esotéricamente “el Mensajero de la octava puerta”. Mercurio estaba activo en el tiempo de la individualización, cuando la “octava puerta” fue abierta y tuvo lugar una iniciación mayor de nuestro Logos planetario, produciendo en el reino humano el proceso de la individualización.
Desde otro ángulo, como podrá anticiparse, Leo está relacionado con Escorpio, cuyos números, en la rueda zodiacal, son idénticos a los de Leo, cinco y ocho. Tenemos, por lo tanto, la formación del triángulo al cual me referí anteriormente: Leo-Escorpio que conduce a la iniciación en Capricornio.
Debido a que estamos tratando este tema, podríamos ocuparnos de otro aspecto. Agosto, regido por Leo, es el mes de la estrella del Perro o Sirio, y pone a éste en estrecha relación con Leo. En un sentido cósmico (e independientemente de nuestro sistema solar) Leo es regido por Sirio, el cual constituye el hogar de esa gran Logia que permite al hombre introducirse, como un humilde discípulo, en nuestra quinta iniciación. Más adelante, cuando se establezca y actúe la nueva religión mundial, hallaremos que el principal festival celebrado en agosto, durante el período de la Luna llena, estará dedicado a la tarea de establecer contacto, por medio de la Jerarquía, con la fuerza de Sirio. Cada uno de los meses del año será dedicado más adelante (por medio de un conocimiento exacto astronómico y astrológico) a la constelación que, en los cielos, gobierna un mes determinado, así como Sirio gobierna a Leo. Esto lo dilucidaré más adelante en los escritos referentes a los nuevos Acercamientos a la realidad espiritual.
Mercurio entra nuevamente aquí en nuestro estudio, formando así un cuaternario esotérico que afecta poderosamente al cuaternario mayor del hombre -espíritu, alma, mente y cerebro. Esta energía produce una interrelación y un despertar interno que prepara al aspirante para la iniciación. Este cuaternario superior es Sirio-Leo-Mercurio-Saturno. Por lo tanto tenemos:
Sirio Leo Mercurio Saturno
Espíritu Alma Mente Cerebro.
Vida Cualidad Iluminación Apariencia.
Inhalación Intervalo Exhalación Intervalo.
Esta clasificación proporciona la clave de la realidad básica y la necesidad de practicar la meditación como lo hace el discípulo y el iniciado; quizás esto no sea inmediatamente evidente para ustedes, pero no puedo ampliar más estas sugerencias, aunque la reflexión directa de una mente iluminada, con el tiempo pueda traerles la percepción interna. La influencia de Sirio no se siente conscientemente hasta después de la tercera iniciación, cuando la verdadera naturaleza del aspecto espíritu comienza a alborear sobre la percepción liberada e intuitiva del iniciado. Para el iniciado avanzado, que pertenece al signo de Leo, Sirio llega a ser un factor muy importante en su vida, después de la tercera iniciación. Empieza a responder a sus vibraciones porque rige al Sol y a la Luna, controlando a ambos planetas, pues el Sol y la Luna se han convertido para él en eso -simplemente planetas que deben ser regidos. Esto es un gran misterio, pero afirmo simplemente una realidad. Sirio, Leo, el Sol, la Luna y Mercurio, ahora influencias que conciernen al iniciado. Las tres influencias de Sirio están enfocadas en Régulo, que es, como bien saben, una estrella de primera magnitud llamada frecuentemente “el corazón del León”. Los nombres dados a diversas estrellas por los astrónomos, en el transcurso de las épocas, encierra un ocultismo más real de lo que hasta ahora se han imaginado, y aquí tenemos un ejemplo de ello.
Es evidente (si reflexionan un poco) que el Sol, cuando vela a Neptuno, produce un efecto potente sobre la personalidad, simbolizada para nosotros por el cuerpo astral, mientras que Urano (que está también oculto por el Sol) simboliza el efecto del alma sobre la personalidad. De aquí la actividad del séptimo rayo, que es, desde cierto ángulo, el aspecto inferior del primer rayo. Aquí tenemos la idea que subyace en:
1. El despertar de la personalidad por el control y contacto que ejerce el alma, que en su oportunidad expresará en los tres mundos, la voluntad, el deseo y la intención del alma.
2. El despertar del séptimo centro (en la base de la columna vertebral) por el alma, que actúa a través del primero, o el centro más elevado de la cabeza, trayendo, como consecuencia, la ascensión del fuego kundalini. Esto a su vez produce la fusión con las fuerzas superiores. Cuando ello acontece, los tres centros principales del cuerpo son:
El coronario El Cardiaco La base de la
columna vertebral
El Sol espiritual central El corazón del sol El Sol físico.
Sirio Mercurio Saturno.
El Sol Urano Neptuno.
Debido a que el alineamiento mencionado corresponde a una etapa muy elevada de la iniciación, no será posible captar todas las implicaciones, pero la evidencia es suficiente como para revelar el tema y el propósito subyacente en el gran trabajo.
Cuando tuvo lugar la individualización estaban activos varios y principales triángulos de fuerza y los “Leones, o las divinas Llamas leoninas y anaranjadas” vinieron a la existencia, y la humanidad llegó así al planeta. Me ocuparé brevemente de otro triángulo: el Sol (segundo rayo), Júpiter (segundo rayo), y Venus (quinto rayo). Evidentemente tenemos aquí otra esfera de influencia de gran importancia, regida por Leo, triángulo al cual se refiere H.P.B. en La Doctrina Secreta, cuya influencia trató de elucidar. Tan poderosa fue la influencia de este triángulo que el efecto producido sobre la Luna consistió en despojarla de vida, extrayendo “la simiente de la vida”, destruyendo así su influencia, porque era indeseable en lo que a la humanidad concernía.
Por medio de Urano, Leo está relacionado a otros tres signos del zodiaco: Aries, Libra y Acuario; estas tres constelaciones forman, con Leo, lo que ha sido llamado “el cuaternario subjetivo del alma reencarnante”, porque están relacionados a los átomos permanentes. los cuales persisten vida tras vida y constituyen -durante el ciclo de reencarnación- los depositarios de las experiencias pasadas, durante la vida en los tres mundos:
1. Aries-Está vinculado con la intención del alma, la actividad vibratoria, que (impulsada por la Mónada) inicia los sucesivos períodos involutivos que producen la aparición en el plano físico.
2. Libra-Está relacionado con la unidad mental y según vimos cuando estudiamos el signo de Libra, produce oportunamente el equilibrio de los pares de opuestos. Esto se efectúa en el plano astral. La obtención de este equilibrio invierte el paso alrededor de la rueda zodiacal, y tiene lugar cuando se ha alcanzado la integración y el hombre está enfocado en el plano mental. Entonces, mediante el empleo correcto de la mente, puede discriminar entre los pares de opuestos, hallar el estrecho Sendero del filo de la navaja, que pasa por entre ellos, y mantener su equilibrio en él.
3. Leo-Está conectado con el átomo astral permanente, porque el deseo o el poder de alcanzar ocultamente lo que se desea, constituye la base de todo sentido de percepción o respuesta, y la causa subyacente en el progreso o movimiento evolutivo; ésta es la nota clave para el hombre que ha logrado la verdadera actitud autocentrada, que lo convierte en un individuo. Luego, cuando aumenta la respuesta y el mundo de los insignificantes asuntos se convierte cada vez en un mundo de mayores valores y realidades, los deseos cambian en aspiración y finalmente en intención, propósito y voluntad espirituales.
4. Acuario-Está vinculado oportunamente al átomo físico permanente, que como saben, se halla en el plano etérico. Esta trama individual es el medio de relacionarse con el todo. La conciencia universal de Acuario llegará a expresarse cuando el cuerpo etérico individual esté en relación consciente con el cuerpo etérico de la humanidad, del sistema solar y, lógicamente, del planeta.
Debo señalar que el término “átomo permanente” es esencialmente simbólico, y lo que denominamos así, es sólo una unidad de energía dentro de la esfera de influencia del rayo del alma, que en cualquier momento puede “volver a tomar” (si puedo usar una frase tan poco eufónica). En estos átomos está archivada la memoria del pasado del yo personal, y son las “células de la memoria” y también los depositarios de las experiencias pasadas, de las cualidades adquiridas y de la particular nota lograda por el cuerpo, del cual es el núcleo. Por ser de naturaleza material, están vinculados únicamente al aspecto forma y dotados de la misma cualidad de conciencia que el alma ha logrado desarrollar en los tres mundos. El tema es muy abstruso y sólo será comprendido y correctamente interpretado el simbolismo que involucra, cuando la clarividencia sea un atributo normal del hombre común. Entonces podrá observarse el foco de la sustancia de cualquiera de las formas -su centro energetizador. No les aconsejo que reflexionen mucho sobre este tema, porque es excesivamente difícil y constituye en sí una ciencia muy avanzada, y encierra el misterio del primer sistema solar que ya pasó -aquí también hacen su contribución las células de la memoria. Por medio de los átomos permanentes pueden actuar las Fuerzas del Materialismo. La Gran Logia Blanca actúa a través de los siete centros.
Aries empieza el proceso y es “el iniciador del proceso que lleva al progreso” y -cuando finalice la era (hallándose ahora en la última o séptima iniciación) - el Iniciador de los Misterios actuará de acuerdo a las instrucciones y energías que emanan del Señor de la constelación de Aries. En último análisis y esotéricamente hablando, el fuego es el gran liberador, y Aries el principal signo de fuego que oportunamente “fusionará el principio con el fin, unirá los pares de opuestos y eliminará el tiempo y el espacio”. En la actualidad el Iniciador de los Misterios actúa inspirado por Capricornio -signo terreno- y por energías que emanan de él, porque la humanidad se halla todavía atada a la tierra. Las fuerzas de la iniciación producen grandes efectos en el plano físico; allí es donde el iniciado debe demostrar su liberación, su comprensión y su divinidad.
Debido a su posición en la Cruz Fija, Leo queda bajo la influencia, directa o indirecta, de seis planetas: el Sol, Neptuno, Urano, Júpiter, Venus y Marte. Todos se expresan poderosamente en este signo, logrando un determinado punto de revelación y produciendo, por medio de su actividad y su interacción unidas, la estrella de seis puntas de la humanidad. Condiciona la conciencia del hombre, pero no los acontecimientos, excepto en la medida que su conciencia asume control en determinada etapa de su evolución. Vinculadas con la ciencia esotérica de la astrología, hay ciencias subsidiarias como la Ciencia de los Triángulos, a la cual me he referido con frecuencia; también existe la Ciencia de las Relaciones, que concierne a las relaciones entre los innumerables cuaternarios que pueden ser descubiertos en la interrelación planetaria, la relación entre cuatro constelaciones, además de innumerables cuaternarios humanos y divinos. Además tenemos la Ciencia de las Estrellas de Energía, citadas cuando me referí a la estrella de seis puntas de la humanidad, y el símbolo más conocido de esta ciencia es el Sello del Rey Salomón. Estas estrellas, triángulos y cuaternarios, se hallan en todos los horóscopos -humano, planetario, del sistema y cósmico- y constituyen el diseño de la vida del ser particular que está siendo investigado; determina el momento de la manifestación y la naturaleza de las emanaciones e influencias.
Los cuadrados o cuaternarios se refieren a la apariencia material o expresión de la forma; las estrellas conciernen a los estados de conciencia, y los triángulos están vinculados con el espíritu y la síntesis. En los archivos de los astrólogos esotéricos, conectados con la Jerarquía, se guardan los mapas de esos miembro de la familia humana que han alcanzado el grado de adeptos y posiciones superiores. Mapas compuestos de cuadrados, estrellas y triángulos sobrepuestos, contenidos en la rueda zodiacal y colocados sobre el símbolo de la Cruz Cardinal. Los cuadrados, que tienen cada uno sus cuatro ángulos y puntas en una de las cuatro constelaciones zodiacales, están marcados en negro; la estrella de cinco puntas está representada en color amarillo o dorado, y sus cinco puntas en contacto con cinco de las constelaciones de la Gran Rueda; los triángulos están marcados en azul, teniendo encima de cada punta del triángulo un símbolo esotérico que representa las constelaciones de la Osa Mayor, de Sirio y de las Pléyades, símbolos que no pueden ser revelados aquí, pero indican la etapa de conciencia espiritual alcanzada y la respuesta del iniciado a esas influencias cósmicas mayores. Un vistazo a estos mapas geométricos indicará instantáneamente el estado del iniciado y también la etapa a la que intenta llegar. Estos mapas son cuatridimensionales y no de superficies planas como los nuestros. Esta afirmación es interesante pero carece de valor, excepto en lo que indican la síntesis, la fusión del espíritu, el alma y el cuerpo, el grado de desarrollo, corroborando el hecho de que “Dios geometriza” en lo que concierne al alma. Estos mapas son muy interesantes.
La relación de Leo con Cáncer, a través de Neptuno, ya ha sido tratada y, por lo tanto, es fácilmente evidente si tienen una somera comprensión del aspecto conciencia de la evolución. Existe ante todo la conciencia de la masa, la conciencia del dramático y aislado yo y, finalmente, tenemos otra vez la conciencia grupal, que es en realidad la forma más elevada de conciencia grupal e individual combinadas para servir al Plan. Reflexionen sobre esta definición porque estimulará la comprensión.
El significado peculiar de Leo en la evolución general de la conciencia, particularmente de la familia humana, está determinado por el control de esos dos misteriosos planetas, Urano y Neptuno. En el hombre que está preparado para recibir la iniciación, tenemos por lo tanto un doble control, es decir, el Sol en sí y también cuando el Sol vela las influencias de ambos planetas o más bien cuando las enfoca y transmite con intensidad. Esto produce los desarrollos siguientes:
1. El Sol. - Plena autoconciencia. Esto -mediante la influencia del Sol físico y del “corazón del Sol”- produce la percepción de la relación entre el Yo superior y el yo inferior. El hombre llega a ser consciente de su dualidad esencial.
2. Urano. - Conciencia oculta o esa inteligente condición fusionadora que produce la unificación científica de los dos factores, los yoes superior e inferior, por medio del inteligente empleo de la mente.
3. Neptuno. - Conciencia mística o esa sensibilidad innata que conduce infaliblemente a una visión más elevada, al reconocimiento de la interrelación involucrada en la dualidad esencial del hombre durante el proceso de manifestación y a la actividad del mediador.
Tenemos por lo tanto el Yo consciente integrado, actuando con pleno conocimiento oculto y también con percepción mística, cuando las influencias de Leo, enfocadas por medio del Sol, Urano y Neptuno, han sido adecuadamente desarrolladas en la vida del discípulo avanzado. Ésta es una de las razones por las cuales Leo es un signo de máxima importancia y por qué el sujeto inteligente de Leo puede generalmente lograr su meta cuando ha percibido ese objetivo con exactitud.
Éste signo ha sido descrito frecuentemente como el “campo de batalla de las Fuerzas del Materialismo y de las Fuerzas de Luz”. Es considerado ocultamente uno de los signos más materialistas, en la medida en que puede estar presente el deseo egoísta de poseer objetos materiales y desplegar el control violento de un espíritu posesivo; al mismo tiempo la persona avanzada de Leo puede actuar como “inspirado Sacrificio espiritual”. Entonces es sensible a las condiciones del mundo y se libera de los deseos personales.
Antes de que el hombre individual pueda recibir la iniciación, debe ser plenamente autoconsciente, estar místicamente orientado y esotéricamente desarrollado. Ha de ser consciente de sí mismo tal como esencialmente es -un alma revestida de una forma que a su vez se desarrolla y desenvuelve por medio de la actividad de esa alma, y también un místico desarrollado, capaz de tener una visión pura, motivada por designios espirituales, y de percibir la aplicación de la sensibilidad inherente; además debe ser un ocultista entrenado, mentalmente polarizado y profundamente consciente de las realidades, las fuerzas y las energías de la existencia y estar libre por lo tanto de los espejismos e ilusiones comunes, que coloran las reacciones y la vida del hombre medio. Entonces está gobernado por el Sol físico, motivado por las energías que fluyen del “corazón del Sol” (vía Neptuno) y unificado por medio de las fuerzas que le llegan (vía Urano).
Más allá de estos dos distantes planetas existe otro planeta que no ha sido descubierto todavía, aunque se hacen grandes conjeturas sobre él, debido a ciertos e inexplicables movimientos del planeta Neptuno. Por medio de este planeta las Fuerzas (relacionadas con Leo y Acuario) son enfocadas en una poderosa corriente de fuerzas; éstas afluyen a nuestra vida planetaria durante el mes de agosto y se distribuyen a través de Urano y Neptuno. A este respecto tenemos:
LEO Y ACUARIO
El Sol físico El Corazón del Sol El Sol central espiritual.
El planeta no descubierto.
Urano y Neptuno.
La Jerarquía humana.
El Reino animal.
Mapas de las líneas cósmicas de fuerzas dirigidas, tales como las mencionadas, pueden darse para todas las energías de las constelaciones y fuerzas planetarias, pero preferí indicar únicamente éste, porque es muy importante para la humanidad; los otros podrían engañar dado el actual grado de comprensión e influencia inteligente del hombre.
Les advertiré que, por medio de estos planetas rectores, los rayos dados a continuación son factores controladores en el mapa del nativo de Leo:
1. El Sol - 2do. rayo - amor-sabiduría.
2. Urano - 7mo. rayo - organización o manifestación dirigida.
3. Neptuno - 6to. rayo - centralización idealista. Devoción a un objetivo.
El hombre perfecto de Leo, el alma autoconsciente y amorosa (segundo rayo), lleva su poder de expresión directamente desde su propio plano al plano de la manifestación externa, pero conservando al mismo tiempo su control interno (Urano) y, desde ese punto de realización, convierte su objetivo ideal (Neptuno) en realidad en su conciencia, mediante la sensibilidad de la vibración superior y el dirigido e inteligente servicio al Plan. Reflexionen sobre este resumen.
Cuando Urano controla, el sujeto de Leo es, en forma significativa, el verdadero observador, desapegado del aspecto material de la vida, pero la utiliza como quiere. Su conciencia espiritual es capaz de expresarse grandemente y puede ser (como frecuentemente lo han enseñado los astrólogos) un líder dinámico y eléctrico, un precursor en nuevos campos del esfuerzo y también el centro magnético de un grupo pequeño como el hogar, o vasto como una nación. Entonces está polarizado arriba del diafragma, porque los aspectos inferiores más materiales de la vida no ejercen gran atracción sobre él; por lo tanto es profundamente consciente de su propia identidad, haciéndolo vivir definitivamente en un estado de autoconciencia, con su consiguiente poder de abstracción. Una vez que ha despertado espiritualmente es, en forma instantánea, consciente de sus impulsos motivadores y esto lo lleva a una impuesta autodisciplina -algo que el sujeto de Leo necesita imperiosamente, pues siempre ha de ser autoimpuesto y autoaplicado, no aceptando medidas disciplinarias que otros intenten imponerle. La disciplina que las personas imponen al sujeto de Leo lo llevan invariablemente a la revolución y a la rebeldía y a expresar aquello que la disciplina está destinada a eliminar.
La disciplina que él mismo se impone lo lleva a la perfección, de lo cual es notablemente capaz. Esta innata capacidad de controlar, frecuentemente da al sujeto de Leo una actitud aparentemente negativa hacia la vida; inevitablemente cree que su destino ha sido designado y que todo lo que debe hacer es simplemente ser; a menudo se niega a cambiar o actuar, y cuando esta actitud es llevada demasiado lejos lo conduce a una vida inusitadamente fútil. “El león debe surgir de su guarida”, y este mandato es muy necesario para los aspirantes de Leo. Cuando se cumple conducirá de la conciencia autocentrada de Leo a la conciencia descentralizada y altruista de Acuario, que trasformará el autoservicio de Leo en servicio grupal de su polo opuesto, Acuario. Podría aquí agregarse apropiadamente que la plegaria o aspiración verbal del verdadero sujeto de Leo, puede ser expresada con palabras del Cristo tan conocidas por todos nosotros: “Padre, hágase tu voluntad y no la mía.”.
También llamaré la atención sobre otro hecho interesante, en conexión con este signo. Ningún planeta cae ni está exaltado en este signo, mientras el poder de Urano y Saturno está algo disminuido, excepto en el caso del iniciado que responde poderosamente a la influencia esotérica de Urano. Aquí tenemos la misma enseñanza básica impartida cuando se dijo que el Sol regía exotérica, esotérica y jerárquicamente. La conciencia de Leo es predominantemente autoconsciente, por lo tanto, controla y por eso no puede ser influido. Este hecho será comprendido progresivamente a medida que vaya apareciendo el sujeto avanzado de Leo. Se caracterizará por la liberación personal del control externo. Sabe innatamente que es el rey de sí mismo, el regente de su propia vida y por eso ningún planeta está exaltado en él, ni cae. El poder de la mente, simbolizado para Urano, es disminuido, porque no es la mente lo que realmente controla, sino que el Yo o Alma utiliza y controla a la mente. Entonces el hombre no está condicionado por su medio ambiente o los acontecimientos de la vida, sino que los rige con deliberación, extrayendo de las circunstancias y del medio ambiente lo que necesita. Saturno, el Señor del Karma, también disminuye su poder en este signo. Por esta razón Sefarial se equivoca al dar a Saturno como regente del primer decanato. Da a los tres decanatos como regidos por Saturno, Júpiter y Marte. Sin embargo, Alan Leo se acerca más a la verdad cuando da al Sol, Júpiter y Marte.
La autorregencia, por medio del conflicto inicial, llevado a un feliz y exitoso término por la benevolencia de Júpiter, es la verdadera historia del aspirante avanzado de Leo; este pensamiento y el objetivo que resulta de esta comprensión está resumido en los dos lemas de este signo:
1. Y el Verbo dijo: Que existan otras formas. Yo rijo porque Yo soy.
2. Yo soy Ése y Ése soy Yo.
Yo soy - la palabra del individuo autoconsciente y egoísta de Leo.
Yo soy Ese - la palabra del sujeto que rápidamente está adquiriendo la conciencia superior y preparándose para una expresión nueva y universal en Acuario.
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