El Arco Minero del Orinoco es responsabilidad de todos.
Con esta aseveración, casi sentencia, el investigador Luis Vásquez, del Centro Nacional de Tecnología Química (CNTQ), se refirió al trabajo que realizan diferentes actores en torno al reordenamiento territorial de las comunidades mineras del estado Bolívar, tras el decreto emitido por el Gobierno Bolivariano de Venezuela, en febrero de 2016, para la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco.
Antropólogos, sociólogos, geógrafos, geólogos, ecólogos, médicos y científicos, y, por supuesto, los propios mineros, tienen en sus manos la tarea de lograr que el país avance hacia una minería más humana y menos invasiva, es decir, más amigable con el ambiente.
Estas consideraciones las planteó Vásquez durante su participación en la cuarta edición del programa radial En la bulla, en la que habló de los esfuerzos hechos por el Estado venezolano para migrar a las nuevas tecnologías utilizadas en las diferentes escalas de extracción minera.
Los esfuerzos a los cuales hace referencia el científico se centran, especialmente, en la sustitución del mercurio. ¿Pero por qué dejar de usar este químico? El mercurio es nocivo, pues tiene unas propiedades que lo hacen particularmente peligroso: la bioacumulación y la biomagnificación. Esto quiere decir que el mercurio tiene permanencia en el ambiente, por lo que se considera altamente contaminante.
“El mercurio se convierte en metilmercurio, a través de procesos bacterianos que se van arrastrando por toda la cadena alimenticia. A medida que un animal más grande se va comiendo esos animales pequeños que tienen mercurio, se va bioacumulando, se va biomagnificando, hasta que, finalmente, llega el hombre y lo envenena completamente”, explica el experto. ¿La alternativa? No solo hay una; existen muchas. Escúchalas, En la bulla, en la voz de Luis Vásquez, quien considera que “decirle no al Arco Minero es un acto irresponsable”.
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