El exilio supuso una fuga de talentos que dejó el área de las artes españolas en una profunda depresión de la cual no logró salir hasta ya muy avanzada la década de los 70. Muchos de nuestros mejores escritores o cineastas tuvieron que huir de un régimen que les quería muertos (algunos no lograron escapar de los fusilamientos), lo cual provocó que muchos tuviesen que abandonar sus quehaceres o bien desarrollaron sus obras lejos de España, lo cual no permitió a sus congéneres el disfrutarlas.
Tal y como sucedió en el caso catalán, la juventud andaluza también sufría a finales de los años 60 las consecuencias de un hermetismo cultural que solamente permitía la entrada de la música extranjera que el caudillo consideraba como inofensiva.
Sin embargo, al igual que en el caso de los jóvenes catalanes, en Andalucía también contaban con un foco de entrada clandestina de toda la música prohibida, Gibraltar, lo cual permitió que, de forma imposible de controlar por el ministerio de pensamiento único, comenzasen a circular determinados discos e ideas que acabarían significando el germen de lo que ahora conocemos como el Rock Andaluz, siendo para ello fundamentales los primeros pubs musicales abiertos en Sevilla y, por supuesto, el boca a boca.
En un número reducido de casos, el exilio permitió que los protagonistas alcanzasen una nueva dimensión, se convirtiesen en artistas de referencia internacional gracias al aprendizaje recibido al obtener influencia artística en sus destinos o lugares de paso. En el cine sucedió con don Luis Buñuel, y en el caso de la música, el protagonista fue Agustín Castellón, más conocido como Sabicas, el gitano Sabicas, de origen navarro y nacido en 1912, tuvo que exiliarse al inicio de la Guerra Civil Española cuando ya era un reputado guitarrista flamenco, y maestro entre otros de don Paco de Lucía y compañero de Juanito Valderrama.
Una vez en Nueva York, y fruto de su esfuerzo y el espíritu aperturista que sólo el exilio podría haberle dado, Sabicas comenzó a actuar en las mejores plazas de Manhattan teniendo la oportunidad de colaborar con gente de la talla de Miles Davis, Charles Mingus, Duke Ellington, James Brown o Joe Beck, convirtiéndose en el pionero de la fusión de su personal forma de tocar el flamenco con estilos tan variados como el Jazz, el Blues o el Rock. Nueva York rindió varios homenajes a este músico imprescindible, quien fallecería en la ciudad estadounidense el 14 de abril de 1990, destacando entre todos ellos el realizado en el Carnegie Hall solo un año antes de su muerte.
Poco, muy poco se ha hablado de su figura en España, cuestión entristecedora teniendo en cuenta que estamos hablando de uno de los músicos más internacionales que ha dado nuestro país y el responsable del nacimiento del Flamenco Fusión y el Rock Andaluz.
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