Durante estos intervalos entre el pasado y el nuevo orden mundial, los hombres y mujeres de buena voluntad pueden ayudar activamente a los estadistas de todas las naciones cooperando inteligentemente, en el planeado enfoque de la opinión pública esclarecida y en la definición y enseñanza del verdadero significado de rectas relaciones humanas
Es esencial que seamos prácticos en nuestro acercamiento al tema y que los planes de reconstrucción involucren pasos que sean posibles y que pueda dar el hombre término medio. La primera actitud práctica a adoptar es eliminar el odio porque no construye y obstaculiza.
El despertar de hombres de buena voluntad en todas las naciones es la única manera en que [la] creciente marea de odio puede ser detenida. Buena voluntad es el principio activo de la paz.
Dentro del mundo del glamur —el mundo del plano astral y de las emociones— apareció hace siglos un punto de luz; el Señor de Luz, el Buda, se comprometió a enfocar en Sí Mismo la iluminación que posibilitaría finalmente la disipación del glamur. Dentro del mundo de la ilusión, el mundo del plano mental, apareció el Cristo, el Señor Mismo de Amor. Se comprometió a desvanecer la ilusión atrayendo a Sí Mismo (por el poder atractivo del amor) los corazones de todos los hombres, y expuso esta determinación con las palabras, “Yo, si fuera ascendido, atraeré a todos los hombres a Mí” (Jn. 12,32).
El trabajo combinado de estos dos grandes Hijos de Dios, concentrado a través de los discípulos mundiales y a través de Sus iniciados, debe, e inevitablemente lo hará, hacer añicos la ilusión y desvanecer el glamur —uno, por el reconocimiento intuitivo de la realidad por las mentes en consonancia con ella, y el otro por la afluencia de la luz de la razón. El Buda hizo el primer esfuerzo planetario para disipar el glamur mundial; el Cristo hizo el primer esfuerzo planetario tendiente a desvanecer la ilusión. Su obra debe ser llevada adelante ahora inteligentemente por una humanidad suficientemente sabia para reconocer su deber.
Los hombres están siendo rápidamente desilusionados y en consecuencia verán las cosas más claramente. El glamur mundial está siendo constantemente removido de los caminos de los hombres. Ambos desarrollos han sido producidos por las entrantes nuevas ideas enfocadas a través de los intuitivos del mundo y presentadas al conocimiento público por los pensadores del mundo. También ha ayudado grandemente el reconocimiento inconsciente, pero no menos real, de las masas, del verdadero significado de estas Cuatro Nobles Verdades. Desilusionada y desglamurizada (si puedo utilizar tal término) la humanidad aguarda la futura revelación. Esta revelación será producida por los esfuerzos combinados del Buda y el Cristo. Todo lo que podemos prever o predecir referente a esta revelación es que se lograrán ciertos resultados poderosos y de largo alcance por la fusión de la luz y el amor, y por la reacción de la “sustancia iluminada” al “poder atractivo del amor”. He dado aquí una clave para la verdadera comprensión del trabajo de estos Avatares —algo hasta ahora bastante irrealizado. Podría agregarse que cuando se haya obtenido una apreciación del significado de las palabras “trasfiguración de un ser humano”, llegará la realización de que cuando “el cuerpo está lleno de luz” (Lc. 11,36) entonces “en Tu luz veremos luz” (Sal. 36,9). Esto significa que cuando la personalidad ha alcanzado un punto de purificación, de dedicación y de iluminación, entonces el poder
atractivo del alma, cuya naturaleza es amor y comprensión, puede actuar, y tendrá lugar la fusión de ambos. Esto es lo que Cristo probó y demostró.
Cuando el trabajo del Buda (o del personificado principio sabiduría) se consuma en el discípulo aspirante y su personalidad integrada, entonces la plena expresión del trabajo del Cristo (el personificado principio amor) también puede ser consumado, entonces ambas potencias —Luz y Amor— hallarán radiante expresión en el discípulo trasfigurado. Lo que es verdad, en consecuencia, acerca del individuo también es verdad acerca de la humanidad como un todo; hoy la humanidad (habiendo alcanzado la madurez) puede “entrar en realización” y tomar parte conscientemente en el trabajo de iluminación y de amorosa actividad espiritual. Los efectos prácticos de este proceso serán la disipación del glamur y la liberación del espíritu humano de la esclavitud de la materia; producirá además el desvanecimiento de la ilusión y el reconocimiento de la verdad tal como existe en la conciencia de quienes están polarizados en la concienciación del Cristo.
¿Cómo podemos expresar, clara y simplemente, la meta de este esperanzado nuevo orden mundial y formular brevemente el objetivo que cada persona y nación debería mantener ante sí cuando la guerra termine y la oportunidad enfrente a cada uno y todos? Seguramente cada nación, grande o pequeña (con iguales y proporcionales derechos otorgados a las minorías), debería seguir su propia cultura individual y elaborar su propia salvación como mejor le parezca, pero cada una y todas deben desarrollar la conciencialización de que son partes orgánicas de un solo todo corporificado y que deben aportar a esa totalidad todo lo que tienen y son.
[Bibliografía: La Exteriorización de la Jerarquía y La Reaparición del Cristo (AAB, ediciones en revisión por Fundación Lucis, Buenos Aires, Argentina)]
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