MENSAJE DE DIOS PADRE
Si algo deseo, sobre todo en el momento actual, es simplemente un mayor fervor de parte de los justos, una gran facilidad en la conversio?n de los pecadores, una conversio?n sincera y perseverante, el regreso de los hijos pro?digos a la casa paterna, en particular el regreso de los judi?os y de todos los otros, que son tambie?n mis criaturas y mis hijos, como los cisma?ticos, los here?ticos, los masones, los Pobres infieles, los sacri?legos y las diversas sectas secretas; que todo el mundo sepa que hay un Dios y un Creador, que lo quieran o no. Este Dios, que hablara? repetidamente a su ignorancia, es desconocido; no saben que yo soy el Padre de ellos. Creedme, vosotros que escucha?is leyendo estas palabras: si todos los hombres que esta?n lejos de nuestra Iglesia Cato?lica oyeran hablar de este Padre que los ama, que es su Creador y su Dios, de este Padre que desea darles la vida eterna, gran parte de los hombres, aun los ma?s obstinados, vendri?an a este Padre del que les habeis hablado. Si no pode?is ir directamente a hablar con ellos, buscad los medios: hay miles maneras directas e? indirectas, ponedlas en acto con un verdadero espi?ritu de disci?pulos y con gran fervor; os prometo que vuestros esfuerzos sera?n, por una gracia, pronto coronados con grandes e?xitos. Volveos apo?stoles de mi bondad paterna, y por el celo que yo dare? a todos vosotros sere?is fuertes y potentes con las almas. Estare? siempre junto a vosotros y en vosotros: si son dos los que hablan yo estare? entre los dos; si sois ma?s numerosos yo estare? en medio de vosotros; asi? dire?is lo que yo os inspirare? y dare? a vuestros oyentes las disposiciones deseadas; de este modo los hombres sera?n conquistados por el amor y salvados para toda la eternidad. En cuanto a los medios para glorificarme como yo deseo no os pido otra cosa que una gran confianza. No crea?is que me espero de vosotros austeridad y mortificaciones, que deseo
haceros caminar descalzos o que tenga?is que postrar el rostro en el polvo, o que deseo que os cubra?is de cenizas, etc... ¡No, no! ¡quiero y me agrada que tenga?is conmigo una actitud de hijos, con la simplicidad y la confianza en mi?! Con vosotros me volvere? todo para todos como el Padre ma?s tierno y amoroso. Familiarizare? con todos vosotros, dona?ndome a todos, volvie?ndome pequen?o para hacer que sea?is grandes en la eternidad. La mayor parte de los incre?dulos, de los impi?os y de las diversas comunidades, se quedan en su maldad y en su incredulidad porque creen que yo les pido lo imposible; creen que tienen que someterse a mis o?rdenes como los esclavos bajo un patro?n tirano, que se queda envuelto en su potencia y se queda, en su orgullo, distante de sus su?bditos, para obligarlos al respeto y a la devocio?n. ¡No, no, hijos mi?os! Yo se? volverme pequen?o mil veces ma?s de lo que vosotros supone?is. Sin embargo, lo que yo exijo es el cumplimiento fiel de los mandamientos que he dado a mi Iglesia, para que sea?is criaturas razonables y no sea?is semejantes a los animales con vuestra indisciplina y vuestras malas tendencias, y para que al final poda?is conservar este tesoro que es vuestra alma ¡que os he donado con la plena belleza divina con la que os he revestido! Despue?s haced - como yo deseo - lo que ya os he indicado para glorificarme con un culto especial. Que esto os haga comprender mi voluntad de daros mucho y de haceros participar ampliamente a mi potencia y a mi gloria, u?nicamente para que sea?is felices y para salvaros, para manifestar a vosotros mi u?nico deseo de amaros y de ser, en cambio, amado por vosotros.
• REFLEXION
Nosotros somos ma?s grandes que Abraham gracias al Bautismo. Y si luego, nos dejamos envolver totalmente por la gracia, consagra?ndonos totalmente a Mari?a y al Padre, entonces nuestro potencial de intercesio?n sera? infinito: no cometamos el error de mirar so?lo a los angostos li?mites de nuestra humanidad contaminada, sino a la infinita potencia de la Gracia que se nos otorga. Nuestro Padre es infinito en el Amor, mientras que nosotros somos pequen?os, pequen?os. Nosotros, tras una cierta cantidad de ceros, nos empantanamos en las comas, los ca?lculos, las proporciones. E?l pone un ocho acostado (el si?mbolo del infinito = ?) y todo se resuelve: ante la infinitud, todos los nu?meros de este mundo pierden significado. Satana?s nos mantiene encerrados en una jaula y continu?a aterroriza?ndonos, porque se mueve en nuestra poca fe y en nuestra debilidad. Temblamos de miedo ante e?l, porque sentimos toda nuestra impotencia y la consecuente imposibilidad para liberarnos exclusivamente con nuestras propias fuerzas. Pero si invoca?ramos el nombre del Padre, entonces seri?amos salvos, porque E?l intervendri?a inmediatamente, haciendo pedazos nuestras cadenas, con tal que dije?ramos “Papa?”. Esto es lo que el Padre nos dice en el Mensaje que le dicto? a la Madre Eugenia Elisabetta Ravasio, el cual es reconocido oficialmente por la Iglesia, tras diez an?os de indagatorias atentas y profundas: “Todos aquellos que se dirijan a mi? con el nombre de Padre, aunque fuese tan so?lo una vez, no perecera?n, sino que asegurara?n la vida eterna en compan?i?a de los elegidos”. (Tomado de El Padre les habla a Sus hijos) So?lo el Padre, interviniendo con Su Misericordia, podra? salvarnos. Satana?s lo sabe y por eso no quiere que descubramos esta infinita fuente de Amor y continu?a aterra?ndonos con la imagen de la “justicia” que pende sobre nosotros. El Padre esta? llegando cargado de Amor y de Luz, pero el infierno continu?a extendiendo una cortina de niebla que desfigura dentro de nosotros la imagen del Padre y que no nos deja decir: “¡Ven, Papa?!”.
• MEDITACION
Hoy ma?s que nunca nos resulta muy dificil comprender el amor de Dios. Estamos viviendo en un momento donde la humanidad esta? tan centrada en si? misma y en sus propios deseos que no se para a contemplar si eso esta? en armoni?a con la voluntad de Dios...y es importante parase y reflexionar sobre ello porque si actuamos sin considerar los deseos de Dios nos estaremos alejando de la felicidad que Dios ha dispuesto para cada uno de nosotros en este mundo...
El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1 Jn 2:17)
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