MENSAJE DE DIOS PADRE
Amando a vosotros, mis criaturas, como a mi Hijo que soy yo, digo como a e?l: sois mis hijos predilectos, en los cuales me complazco; es por esto que gozo con vuestra compan?i?a y que deseo quedarme con vosotros. Mi presencia entre vosotros es como el sol sobre el mundo terrestre. Si esta?is bien dispuestos a recibirme vendre? muy cerca de vosotros, entrare? en vosotros y os iluminare? con mi amor infinito.
En cuanto a vosotros, almas en pecado o que ignoran la verdad religiosa, no podre? entrar en vosotros, pero de todos modos estare? cerca, porque no dejo nunca de llamaros, de invitaros a desear los bienes que os traigo para que vea?is la luz y os cure?is del pecado. A veces os miro con compasio?n porque os encontra?is en una infeliz condicio?n.
A veces os miro con amor para que os sinta?is dispuestos a ceder a los encantos de la gracia. A veces paso di?as, tambie?n an?os, cerca de algunas almas para asegurarles la felicidad eterna.
No saben que yo estoy alli?, que las espero, que las llamo a cada instante durante el di?a. Sin embargo, tampoco me canso y siento igualmente alegri?a estando junto a vosotros, siempre con la esperanza de que un di?a regresare?is a vuestro Padre y que me hare?is un acto de amor, por lo menos antes de morir.
He aqui?, por ejemplo, un alma que esta? muriendo de repente: e?sta alma ha sido siempre para mi? como el hijo pro?digo. Yo la colmaba de bienes, ella andaba despilfarrando todos estos bienes, todos los dones gratuitos, de su Padre tan amable, y adema?s me ofendi?a gravemente. Yo la esperaba, la segui?a por todas partes, le haci?a nuevos favores como la salud y los bienes que hacia producir de sus trabajos, tanto asi? que teni?a hasta lo que era superfluo.
A veces mi providencia le daba todavi?a otros bienes nuevos. Por lo tanto, se encontraba en la abundancia pero no vei?a otra cosa que el triste resplandor de sus vicios, y toda su vida fue un conjunto de errores, por el pecado mortal habitual. Pero mi amor no se canso? nunca.
Persisti?a a seguirla, la amaba y, sobre todo, a pesar de los rechazos que me oponi?a, estaba contento de vivir pacientemente cerca de ella, con la esperanza de que, quiza?s, un di?a habri?a escuchado mi amor y habri?a regresado a mi?, su Padre y salvador.
REFLEXION
Esta es la hora de nuestro Getsemani?, de nuestra agoni?a, de la muerte de nuestro yo. Dejemos de lloriquear y de buscar a alguien que beba nuestro ca?liz.
Haga?monos conscientes de nuestra dignidad de hijos de Dios, de coredentores que deben *“completar en su propio cuerpo lo que falta de la pasio?n de Jesu?s”* y aprendamos a decir siempre si? a la Voluntad del Padre. Mientras ma?s pronto bebamos nuestro ca?liz, ma?s pronto vendra? para nosotros la Resurreccio?n.
*”Ahora ha venido la salvacio?n, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios di?a y noche, ha sido arrojado. Pero ellos lo vencieron por medio de la Sangre del Cordero y gracias al testimonio de ellos, de su martirio, porque despreciaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte”.* _(Ap 12, 10–11)_
Quienes son los *“vencedores”* de los que habla el a?ngel del Apocalipsis: Son aquellos que se consagran a Dios en la Eucaristi?a _(La Sangre del Cordero)_, aceptando la voluntad del Padre y que en la inmolacio?n total ofrecen continuamente la vida por sus hermanos *“prisioneros”*.
Son pra?cticamente aquellos que, siguiendo la huella de los tres pastorcillos de Fa?tima, aceptan la invitacio?n de Mari?a y se ofrecen al Padre en manera total *“dispuestos a aceptar todo lo que E?l querra? enviarles, para obtener la paz del mundo y para la conversio?n de los pecadores”* _(Fatima, 13 maggio 1917). _
Son los Apo?stoles de los u?ltimos tiempos vistos por Montfort
“¿Pero quie?nes sera?n estos siervos, esclavos e hijos de Mari?a? Sera?n los ministros del Sen?or quienes, como un fuego que quema, encendera?n la llama del Amor divino en todos lados _(cfr. Sal 104,4; Eb 1,7)_.
Sera?n *“como flechas puntiagudas en la mano de la potente”* Mari?a para traspasar a Sus enemigos _(cfr. Sal 127,4)_. Sera?n los hijos de Levi, bien purificados por el fuego de la gran tribulacio?n y en i?ntima unio?n con Dios, que llevara?n el oro del amor en sus corazones, el incienso de la oracio?n en sus espi?ritus y la mirra de la mortificacio?n en su cuerpo.
Estara?n en todos lados el delicioso perfume de Jesucristo para los pobres y los humildes, mientras que al mismo tiempo sera?n el olor de muerte para los *“grandes”*, para los ricos y para los arrogantes. Sera?n las nubes que truenan y revolotean en el aire (cfr Is 60,8) con cada mi?nimo aliento del Espi?ritu Santo; e?stas, separa?ndose de todo y sin preocuparse de nada, hara?n descender sobre el mundo la Palabra de Dios, la Palabra de Vida Eterna.
Arrojara?n contra ellos al diablo y a sus secuaces y traspasara?n con la espada de doble filo de la Palabra de Dios a todos aquellos a los que el Alti?simo indicara? para despertarlos a la vida o para condenarlos a muerte. Sera?n los verdaderos apo?stoles de los u?ltimos tiempos: a ellos el Sen?or de los eje?rcitos les concedera? palabras y potencia para realizar maravillas y para reconducir a los despojos de sus enemigos.
Dormira?n sin oro ni plata, es ma?s, sin preocupacio?n, entre los otros sacerdotes, eclesia?sticos y cle?rigos; sin embargo con el u?nico deseo de obrar para la gloria de Dios y para la salvacio?n de las almas; tendra?n las alas de plata de la paloma para volar a cualquier lugar a donde los llame el Espi?ritu Santo. La huella que dejara?n sera? so?lo el oro de la caridad y el cumplimiento de toda la ley _(cfr Rm 13,10)_.
Sabemos que sera?n los verdaderos disci?pulos de Jesucristo: imitara?n Su pobreza, la humildad, el desprecio por el mundo y la caridad; ensen?ara?n el camino estrecho de Dios y el temor de la verdad, segu?n el Santo Evangelio y segu?n la sabiduri?a del mundo; nada les preocupara? cuando se encuentren frente a los potentes, no sentira?n temor, no los escuchara?n, sin importar si son influyentes.
En su boca estara? la espada de doble filo de la Palabra de Dios _(cfr Ef 6,17; )_, sobre sus espaldas el estandarte ensangrentado de la Cruz, el Crucifijo en su mano derecha y el Rosario en la izquierda, los *"Nombres sagrados de Mari?a y de Jesu?s en sus corazones, la modestia y la mortificacio?n de Jesucristo en su comportamiento.”*
Mari?a es Aquella que, por orden del Alti?simo, los formara?, con la finalidad de que extiendan Su imperio sobre el de los impi?os, de los ido?latras, de los mahometanos. ¿Pero cua?ndo y co?mo sucedera? todo esto? So?lo Dios lo sabe. Por lo que se refiere a nosotros, debemos so?lo contener nuestras lenguas, orar, suspirar y esperar: *“He tenido confianza en el Sen?or”* _(Sl 40, 2)_.
Estos son los *“vencedores”* que preparara?n el camino hacia la nueva Jerusale?n que desciende del cielo.
MEDITACION
Desterremos de nosotros ese *“Yo”* que nos exclaviza y ponga?mos a las o?rdenes de Mari?a para que nos forme en el amor y podamos batallar en ese eje?rcito triunfante alcanzando la meta para la que hemos sido creados... Padre renueva tu creacio?n en Mi.
*La creacio?n aguarda con ansiedad la revelacio?n de los hijos de Dios.* _(Rom 8:19)_
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