Vamos a dar inicio a éste Estudio saludando en primer lugar a Rosario por La Vida en su Segundo Aniversario, por sus autoridades y por todos los que la conforman.
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Oración de entrada:
En el nombre del Padre,… +
Ven, Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa intercesión del Inmaculado Corazón de María, tu Amadísima Esposa. (3 veces)
Ven, Espíritu Santo,
y llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V./ Envía Señor tu Espíritu y serán creadas las cosas.
R./ Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos:
Oh! Dios, que has iluminado
los corazones de tus fieles
con la luz del Espíritu Santo;
concédenos saber que está bien según el mismo Espíritu
y gozar por siempre de Sus consuelos.
V/. Por Jesucristo nuestro Señor. R./ Amén.
1 Padre Nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria,
V/. Santa María Trono de La Sabiduría.
R/. Ruega por nosotros.
V/. Ave María Purísima
R/. Sin pecado Concebida
En el nombre del Padre,… +
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DE LA PREPRARACIÓN DE LA VIRGEN MARIA
PARA SU DIVINA MATERNIDAD
Nexo: Como la elección de María para ser Madre de Cristo y de los hombres había de llevarse a cabo infaliblemente en el tiempo, nos es lícito suponer que Dios habría extremado sus cuidados para prepararla convenientísimamente, tanto en lo que se refiere a Su alma como en lo que se refiere a Su cuerpo, de tal manera que fuera digna Madre de Dios; no era decoroso que Dios procediera de otra forma.
§ I. – SI DIOS LA PREPARÓ EN LO QUE SE REFIERE A SU ALMA.
En lo que se refiere a Su alma: Dios la preparó de dos maneras, a saber: negativa y positivamente;
Negativamente: En cuanto la preservó de la mancha del pecado original y sus consecuencias.
Positivamente: En cuanto que la enriqueció con sus dones:
a) De la preservación del pecado original.
b) De la santificación por medio de Sus gracias.
Explicación del término Negativamente (Daniel Cueva): Dios Sapientísimo «no» quiso que La Virgen María tuviese pecado original y sus consecuencias. “Y no es que exista algo negativo o en contra De Dios para con La Virgen María”
§§ I. – SI DIOS PREPARÓ A LA VIRGEN MARÍA PRESERVÁNDOLA
DE LA MANCHA DEL PECADO ORIGINAL Y DE SUS
CONSECUENCIAS
1. Tesis: La Bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano (Doctrina de fe divina católica solemnemente definida)
Dos cosas igualmente fundamentales a tenerse en cuenta en este lugar, a saber:
a) Que todos los hombres que descienden de Adán por vía de generación natural deben contraer la mancha del pecado original, de manera que la contraigan de hecho, a no ser que por un privilegio singular de Dios se vean eximidos de su actual forma de contraer el pecado original (La estrechez del pecado de Adán para con todos los hombres) o de la obligación a contraerla. Pero esta exención, dispensa o privilegio, no puede presuponerse, reconocerse o admitirse, si no que más bien debe probarse; se presupone pues la contracción mientras no se pruebe lo contrario, ya que el pecado original es universal.
b) Que Cristo ha sido Redentor de todos, absolutamente de todos los hombres, y que a todos, sin excepción alguna los redimió con el precio de su sangre; pero téngase en cuenta que aquella será la más excelente de todas con la que un determinado individuo no solamente sea liberado del pecado ya contraído, sino que también sea preservado de contraerlo, y más aún de la ley de su contracción (La estrechez del pecado de Adán para con todos los hombres); la redención, pues de Cristo es también universal.
Explicación de términos: Fue preservada, es decir, fue ciertamente redimida por la sangre de Cristo, pero no con una redención liberativa, que es común a todos los hombres que son redimidos, si no, con una redención preservativa, que es singular y privilegiada.
• La redención liberativa consiste en que un determinado individuo «sea librado» del pecado original ya contraído.
• La redención preservativa, por el contrario consiste en que ese individuo «sea impedido» para que de hecho no caiga en él.
De toda mancha de la culpa original: Es decir, que María no contrajo el pecado original, y como en este orden de la providencia la preservación del pecado original se hace por la infusión de la gracia santificante, lo mismo se dice cuando se afirma que María estuvo adornada con la gracia santificante.
En el primer instante de su concepción, desde aquel instante en que la materia, preparada y dispuesta por los padres (San Joaquín y Santa Ana), se vio informada (tuvo forma) por el alma racional, ya tuviera lugar en la misma fecundación, ya más tarde. El alma de María fue, pues, al mismo tiempo creada por Dios, unida al cuerpo y preservada a la mancha del pecado original.
Por su singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, es decir, esta preservación no fue por los méritos de María, si no, por la gracia de Dios omnipotente; fue también un privilegio singular, o porque a Ella solo se le ha concedido, o porque es el mayor de todos los privilegios.
En atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, es decir, esta gracia se le concedió a María por los méritos previstos de Cristo; puesto que Dios, para quien todas las cosas están presentes, aplicó a María los méritos futuros de Cristo muerto en La Cruz, de la misma manera que se aplicaron a Adán penitente y a las almas de los justos del Antiguo Testamento. Es decir, que Dios se valió de los méritos que tendría Jesús en La Cruz, para otorgarle la gracia que se le concedió a María. Y aún siendo que Cristo muriera después que a María se le concediera la gracia de no contraer el pecado original, porque se le concedió esta gracia en el momento en que sus padres la concibieran, ya que en Dios todo tiempo es un tiempo presente; así que Dios tomó de los méritos futuros de Cristo en La Cruz, y de ahí tomó la gracia para otorgársela a María.
2. Se prueba la tesis:
a) POR EL MAGISTERIO ECLESIÁSTICO:
Pues además de varios documentos dados en el correr de los tiempos a favor de este dogma (Del libro EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA de Enrique Denzinger, números 734, 735, 792, 1073, 1100). Lo declara y afirma Pio IX (En el libro EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA de Enrique Denzinger, número 1641) define que ha sido revelada por Dios y, por consiguiente, que debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles la doctrina que sostiene que La Bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano. Esta doctrina está contenida en la revelación.
El Concilio Vaticano II se expresa así:
“Redimida de un modo eminente, en atención a los futuros méritos de Su Hijo y a Él unida con estrecho e indisoluble vínculo, está enriquecida con esta suma prerrogativa y dignidad: Ser La Madre de Dios y, por tanto, La Hija predilecta del Padre y El Sagrario del Espíritu Santo…” (Constitución Dogmática sobre La Iglesia, n. 53)
b) POR LA SAGRADA ESCRITURA,
a’) Del Antiguo Testamento: Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la tuya. Este te aplastará la cabeza, y tu le acecharás a él el calcañar (Gen. 3, 15) en este pasaje se nos presenta a María luchando juntamente con Su Hijo(Cristo) en contra del demonio y consiguiendo sobre él una señalada victoria; esta lucha y esta victoria se refiere al pecado original y a sus consecuencias. «Ahora bien – son palabras de Pio XII en la Encíclica «Fulgens Corona » - , si La Virgen María por estar manchada en el instante de Su concepción con el pecado original, hubiera quedado privada de la divina gracia en algún momento, en este mismo, aunque brevísimo espacio de tiempo, no hubiera reinado entre ella y la serpiente aquella sempiterna enemistad de que se habla desde la tradición primitiva hasta la definición solemne de La Inmaculada Concepción, si no, que más bien hubiera habido una servidumbre». (DocMar., BAC 128, N. 850) – Una servidumbre del pecado de La Virgen hacia la serpiente; es decir, que La Virgen no le hubiese pisado la cabeza a la serpiente, cosa que no se dio, porque Gen. 3, 15 manifiesta lo contrario: Te aplastará la cabeza.
Luego se ha de decir que La Virgen María estuvo inmune ya desde el primer instante de Su concepción, de la mancha del pecado original.
b’) Del Nuevo Testamento:
«Dios te salve, llena de gracia, El Señor es contigo…, bendita Tú entre las mujeres (Lc. 1, 28 y 42), con estas palabras tal como La Tradición Católica las ha entendido siempre «Se indica, nos dice nuevamente Pio XII en el mismo lugar – que con este singular y solemne saludo, nunca jamás oído, se demuestra que La Virgen María fue La Sede de todas las gracias divinas, adornada con todos los dones del Espíritu Santo, y más aún, tesoro casi infinito y abismos inagotable de esos mismos dones, de modo que nunca ha sido sometida a esa maldición». (DocMar., BAC 128, N. 850).
Apoyándonos pues, en La Tradición, tal como ha interpretado siempre este pasaje, podemos argumentar así: En este saludo llama El Ángel a María como por antonomasia La Llena de gracia, y ciertamente en orden a la maternidad divina que le anuncia. Ahora bien, para esto era necesario que María no solamente estuviera llena de gracia si nada más que por un instante hubiese estado bajo la mancha del pecado original, y, por tanto, apartada de Dios y bajo la servidumbre del demonio. Luego esta plenitud de gracia implica la inmunidad de toda mancha del pecado original.
c) POR LA RAZÓN TEOLÓGICA:
Pues era sumamente conveniente que María gozara de tanta inmunidad del pecado original, cuanto Dios omnipotente pudiera otorgarle. Ahora bien, La Virgen María podía conseguir la inmunidad del pecado original, y Dios también se la podía otorgar. Luego María la tuvo. En efecto: Dios podía, en atención a los méritos futuros de Cristo, preservar el alma de María, sin que por eso padeciera de menoscabo ni la universalidad del pecado, por una parte, ni de la redención por otra; bastaba para esto que María, por ser hija de Adán, debiera contraer el pecado original; y que, por ser preservada en atención a los méritos futuros de Cristo, no lo contrajera.
Luego, dice a este propósito Pío XII: «Dios podía ciertamente, en previsión de los méritos del Redentor, adornarla de este singularísimo privilegio; no cabe, pues, pensar que no lo haya hecho. Convenía, en efecto, que la Madre del Redentor fuese lo más digna posible de Él; más no hubiera sido tal si contaminándose con la mancha de la culpa original, aunque solo fuera en un instante de Su concepción, hubiera estado al triste dominio de Satanás» (DocMar., BAC 128, N. 852)
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Hermanos y hermanas: Aquí es necesario recordar el Plan Salvífico de Dios: DE LA VIRGEN MARIA, MADRE DE LA IGLESIA, por tanto es incongruente e irrazonable que María Santísima haya tenido que contaminarse con la mancha de la culpa original, aunque solo fuera en un instante de Su concepción, hubiera estado al triste dominio de Satanás.
La Voluntad Salvífica de Dios:
Se puso de manifiesto en los principios del género humano, cuando Dios dijo a la serpiente: “Por haber hecho esto…, pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le acecharás el talón”. (Gen. 3, 15), con estas palabras no solo se anuncia un Salvador, sino que también entra en escena una Mujer, Su Madre, la cual debe conseguir juntamente con Su Hijo, una insigne victoria sobre el enemigo común. No siendo, pues, esta mujer, otra que La Virgen María, con toda razón se ha de decir que Ella, ya desde el principio estuvo unida con lazo indisoluble al Salvador Cristo Jesús, a fin de destruir la obra del demonio.
En los libros de La Sagrada Escritura, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento y en La Venerable Tradición, se va aclarando día a día esta Voluntad Salvífica de Dios – dice el concilio Vaticano II -, y en ellos se prepara paso a paso el advenimiento de Cristo y se ilumina la figura de La Mujer Madre del Redentor; Ésta es insinuada proféticamente en promesa de la victoria de la serpiente, dada a nuestros primeros padres caídos en pecado (Gen. 3, 15) Constitución dogmática, n. 55).
Comentarios del Suscrito:
1. Pongo enemistad entre ti y la mujer: Entre el demonio y La Virgen.
La Biblia no menciona explícitamente…, como tampoco menciona explícitamente muchas otras doctrinas que la Iglesia recibió de los Apóstoles. La palabra "Trinidad", por ejemplo, no aparece en la Biblia. Pero por ejemplo La Inmaculada Concepción se deduce de la Biblia cuando ésta se interpreta correctamente a la luz de la Tradición Apostólica.
2. Entre tu linaje y el Suyo: Entre la totalidad de los demonios (y aquí también está incluida la serpiente, Lucifer, él no queda excluido, ya que se debe tomar en sentido totalitario: Entre Lucifer con su legión de ángeles caídos) y María y Jesucristo – María por ser Madre de Jesucristo; es decir que de Ella nace la nueva descendencia, pero sujeta a Cristo, pues, de Él pende toda gracia que pudo derrotar al Demonio –, conjuntamente con nosotros, todos los que mueran en Cristo (1 Tes. 4, 16), los que son miembros de La Iglesia, donde Cristo es La Cabeza: Colosenses 1:17-18: “Y Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en Él subsisten; y Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia” Y también en Romanos 12:4-5: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”.
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I. CÓMO FUE REDIMIDA LA VIRGEN MARÍA
María Santísima fue redimida de la manera más sublime y de la manera más perfecta y de la manera más eminente, y que era más pura que los mismos ángeles. Pío XII en La Bulla «Fullgens corona» DocMar., BAC 128, N. 852), y el Concilio Vaticano II en «La Constitución Dogmática de La Iglesia» cap. 8 n. 53. Debido a que La Virgen María en virtud de un decreto Eterno y por razón de Su misma existencia, antes estuvo asociada a Cristo hombre, como Madre de Cristo y de los hombres, que unida a Adán pecador…
Explicación de términos Daniel Cueva:
Dios desde Su Eternidad predestina a María asociada a Cristo hombre; entonces, en ese momento eterno de Dios, María aún no existe. Por tanto, María Santísima no podía contraer el pecado original porque aún no existía, solo estaba asociada a Cristo hombre por Decreto Eterno del Padre. Y en cuanto que estaba asociada a Cristo hombre era porque como Madre de Él, era, pues, necesario que no existiera pecado en Ella. Por tanto, por predestinación (Dicho de Dios: Destinar y elegir ab aeterno a quienes por medio de su gracia han de lograr la gloria) María sería Madre de Dios antes que unida a Adán pecador de quien se hereda el pecado original, y por tanto María no lo heredó de Adán.
… Por lo cual no era conveniente que la asociación de La Virgen María con Cristo se subordinara a la unión que tenía con Adán, si no, que al contrario, como fácilmente se puede ver. Por lo cual como Dios previera que Adán debiera de pecar, debió, ipso facto, excluir a su Madre de que éste – Adán – la representara moralmente, en lo cual consiste la redención preservativa: en que un individuo sea impedido para que de hecho no caiga en el pecado original.
II. SI LA VIRGEN MARÍA TUVO EL «FOMES PECATTI», O SEA, LA CONCUPISCENCIA
Concupiscencia (Del lat. concupiscent?a). Inclinación al mal. Es el apetito del bien sensible, o sea, la tendencia al bien aprehendido por los sentidos. Deseo de bienes terrenos y, en especial, apetito desordenado de placeres deshonestos.
Como La Virgen María no contrajo el pecado original, se deduce fácilmente que tampoco sufrió las consecuencias, entre los cuales ocupa el primer lugar el «fomes» del pecado o la concupiscencia.
Pero se objetará diciendo que María sufrió algunas consecuencias del pecado original, como, por ejemplo, la pasibilidad (que es pasible, o sea, que puede y es capaz de padecer), la necesidad de morir. Respondemos que estos efectos los tuvo La Virgen María, no como penales (de la pena del pecado, de lo cual Ella estaba libre), si no como naturales (que se produce por solas las fuerzas de la naturaleza) en el cuerpo, y que pudo tenerlos, porque no implican ninguna imperfección moral; lo cual no puede decirse del fomes del pecado o la concupiscencia, ya que esta procede del pecado y esta inclina, y además no se compagina con la perfecta santidad de María, ni tampoco la hacía más apta para su oficio de Corredentora. Del mismo modo se diría que Cristo también hubiera tenido el pecado original, toda vez que Él nació y creció y que por tanto podía, sino en La Cruz, por vejez, morir también, porque contrajo el pecado original, cosa a todas luces totalmente falso.
III. SI LA VIRGEN MARÍA FUE INMUNE DE TODO PECADO VENIAL PERSONAL:
Pío IX y Pío XII nos enseñan esta misma doctrina, cuando dicen que La Virgen María estuvo inmune aún de toda mancha de la culpa original, y: que estuvo libre de toda mancha personal y original, y unida siempre estrechísimamente a Su Hijo (DocMar., BAC 128, N. 712)
Esta doctrina también está contenida en Gen. 3, 15 y Lc. 1, 28: en el primero porque ahí se anuncia un triunfo pleno contra el demonio, y en el segundo, porque se le llama La Llena de gracia, y ni uno ni lo otro serían verdad si La Virgen María hubiera estado alguna vez sometida al pecado venial.
Por último, esto mismo nos lo atestigua la razón teológica, puesto que: a aquellos a quienes Dios elige para alguna cosa, de tal manera los prepara y los dispone para aquello para lo cual son elegidos, que se encuentren idóneos… La Virgen María fue elegida por Dios, para ser Madre de Dios… Y no sería idónea Madre de Dios si alguna vez pecara. Por tanto se ha de pensar que La Virgen María no cometió jamás ningún pecado mortal ni venial.
IV. SI LA VIRGEN MARÍA FUE IMPECABLE:
Se ha de responder en sentido afirmativo; así como Cristo fue impecable por razón de la unión hipostática (cuerpo material y del alma espiritual unidos sustancialmente, o sea, unidos en esas dos sustancias: cuerpo material y el alma espiritual), así también La Virgen María, fue impecable a razón de Su divina maternidad, y esto desde el primer instante de Su existencia. Todos los teólogos admiten en el día de hoy el hecho de la impecabilidad después de la definición de La Inmaculada Concepción; en cuanto al modo de explicarlo, ha de decirse que es una consecuencia de que en María, por una parte, no existió el fomes del pecado, y, por otra, de que tuvo una protección divina especial, tanto interna como externa.
§§ I. – SI DIOS PREPARÓ A LA VIRGEN MARÍA ENRIQUECIÉNDOLA
CON SUS DONES DE GRACIA
1. Tesis: La Virgen María, ya desde el primer instante de Su Concepción, estuvo llena de toda gracia santificante.
a. Definición de La Gracia.- Don sobrenatural concedido gratuitamente a la criatura racional, en orden a la consecución de La Vida Eterna. Es decir, que la gracia se concede para que el hombre logre La Vida Eterna.
La gracia santificante es un don personal sobrenatural y gratuito, que nos hace verdaderos hijos de Dios y herederos del cielo.
La gracia santificante es una cualidad que hace subir de categoría al hombre dándole como una segunda naturaleza superior. Es como una semilla de Dios. La comparación es de San Juan (1 Jn. 3, 9).
Desarrollándose en el alma produce una vida en cierto modo divina, como si nos pusieran en las venas una inyección de sangre divina. La gracia santificante es la vida sobrenatural del alma (Antonio Royo Marín: Hijos de Dios). Se llama también gracia de Dios.
La gracia de Dios es lo que más vale en este mundo. Nos hace participantes de la naturaleza divina (2 Pe 1, 4).
a.1. La gracia está en el alma por su propia esencia. Ahora bien, según expone San Agustín en XII Super Gen. ad litt., todo aquello que se encuentra en el alma por su propia esencia lo conocemos con certeza absoluta. Luego el que posee la gracia lo puede saber con toda certeza.
a.2. La gracia es un don de Dios al igual que la ciencia (El saber o erudición – amplio conocimiento). Pero aquel a quien Dios concede la ciencia sabe que la tiene, según aquello de Sab 7,17: El Señor me dio la ciencia verdadera de las cosas que existen… Luego, por la misma razón, quien recibe de Dios la gracia sabe que la tiene.
a.3. La luz es más fácil de conocer que las tinieblas, ya que, según dice el Apóstol en Ef 5,13, todo lo que se manifiesta es luz. Pero el pecado, que es una tiniebla espiritual, es conocido con certeza por el que lo comete. Luego con mucha más razón se conoce la gracia, que es una luz espiritual.
a.4. Hemos recibido, dice el Apóstol en 1 Cor 2,12, no el espíritu de este mundo, sino el espíritu de Dios, para que conozcamos los dones que Dios nos ha concedido. Pero la gracia es el principal de estos dones de Dios. Luego el hombre que recibe la gracia por obra del Espíritu Santo sabe por el mismo Espíritu que le ha sido dada.
a.5. Según Gén 22,12 se le dice a Abraham en nombre del Señor: Ahora conocí que temes al Señor, es decir: Te lo hice conocer. Más aquí se trata de un temor santo, que no se da sin la gracia. Luego el hombre puede conocer que está en gracia. (Fuente: Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino)
Gracia Santificante y gracia «Gratis Dada», según que primariamente y por si misma se ordene a la utilidad propia espiritual del que la recibe, o a la utilidad de los demás.
• Gracia Santificante: Cualidad sobrenatural, inherente – unido e inseparable – a nuestra alma, que nos hace partícipes real, formal, pero accidentalmente – es decir, que la gracia santificante es una cualidad o estado que aparece en nuestra alma, sin que haya sido parte de ella –, de la naturaleza y de la vida divina. La gracia santificante es un don habitual, una disposición estable y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir con Dios, de obrar por su amor; la gracia habitual es disposición permanente para vivir y obrar según la vocación divina.
Un autor contemporáneo, para expresar la idea de que la gracia es una vida nueva, la compara a un injerto divino introducido en el tronco silvestre de nuestra naturaleza, y que se junta y combina con nuestra alma para constituir un principio vital nuevo, y, por ende, una vida de orden mucho más elevado. Mas, así como el injerto no comunica al tronco silvestre toda la vida de la esencia o sustancia de donde la tomó, sino solamente algunas de sus propiedades vitales; tampoco la gracia santificante nos da toda la naturaleza de Dios, sino solamente alguna cosa de su vida que para nosotros constituye una vida nueva; participamos de la vida divina, pero no la poseemos por entero.
Esta divina semejanza prepara al alma para una unión muy íntima con la Santísima Trinidad que en ella mora.
• Gracia «Gratis Dada»: Para definir el objetivo de las gracias "gratis datae", santo Tomás se refiere a la afirmación de I Cor 12,7: "A cada cual se le da la manifestación del Espíritu para la utilidad"; completándola, sin embargo, en el sentido de la utilidad de los demás: "ad utilitatem, scilicet, aliorum" : La gracia gratis dada es una gracia "mediante la cual un hombre ayuda a otro a volver a Dios" (I-II, q. 111,a. 1, responden; a. 4 responden). Esta opinión se ha hecho tradicional y los traductores la introducen en el texto de I Cor 12,7, donde hablan de utilidad común. Pero Pablo no escribió "común", y la forma con que luego se expresa a propósito de la glosolalia (Capacidad de hablar en lenguas o que es ininteligible) demuestra que la utilidad de ciertos dones puede muy bien no ser muy común, sino sólo personal: "El que habla en lenguas extrañas se aprovecha a sí mismo...; si yo fuera a veros y os hablara en lenguas extrañas, ¿qué os aprovecharía?" (I Cor 14,4-6). Pablo manifiesta un gran aprecio por el don de la glosolalia (14,5.18), pero no la considera de utilidad común; por eso no admite su manifestación en las asambleas cristianas, a no ser que haya un intérprete que pueda revelar su sentido (14,27-28). Para ser fieles a la enseñanza paulina hay que renunciar, por tanto, a la precisión restrictiva que limita a la utilidad de los demás la importancia de las gracias gratis dadas o de los carismas. En efecto, son frecuentes los carismas útiles a la oración personal o al progreso personal en la virtud. (Fuente: www.mercaba.org)
2. Nexo: Hemos visto en la tesis anterior como La Virgen María fue preservada de toda mancha del pecado original y del fomes del pecado; como en este orden de la providencia no se quita ningún pecado sino por la infusión de la gracia santificante, el recto orden de las cuestiones exige que estudiemos este nuevo elemento positivo.
3. Estado de Cuestión: Se trata, pues, de saber aquí como fue la santificación de La Virgen María por medio de la infusión de la gracia santificante, y de los demás dones sobrenaturales que la acompañan; respondemos diciendo que La Virgen María fue llena de gracia, y esto ya desde el primer instante de Su Concepción.
4. Explicación de Términos: Ya desde el primer instante; es decir, no solamente desde el momento en que fue hecha Madre de Dios, sino desde el mismo momento que fue concebida, pues estaba destinada para ser Madre de Dios y de los hombres.
Estuvo Llena, es decir, tuvo tanta gracia santificante cuanto requería su elección para Madre de Dios y de los hombres; no se trata, pues, en la tesis de una plenitud absoluta – La cual es propia de solo Cristo -, sino de una plenitud relativa, por la que una persona está suficientemente dispuesta para desempeñar el oficio para la cual ha sido elegida por Dios.
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Explicación de términos, Daniel Cueva:
1. La plenitud absoluta de la gracia es propia de Cristo: Gracia que lo abarca completa y totalmente todo; porque, Cristo al Ser Dios, Es Todo, Es Absoluto, y lo que Él lleva o tiene también es absoluto; luego, si Cristo tiene gracia santificante, esta la tiene de una plenitud absoluta, total, que lo abarca todo.
2. La plenitud relativa de la gracia se le concede a La Virgen María: Gracia que es en condición no absoluta; sino, relativa; o sea, que está en relación a Ella; pero a Ella se le concede de Dios La gracia santificante que la llene completamente, de una manera especialísima, en relación a que tenía que tener tanta gracia santificante cuanto requería su elección para Madre de Dios y de los hombres. Ya que para ser Madre de Dios, Ella tenía que estar dotada totalmente de gracia; o sea, Llena de Gracia, porque era digno para Dios Omnipotente. Y si ya con ser Madre de Dios necesitaba estar Llena de gracia, también tenía que estarlo para ser Madre de los hombres, pero de todos los hombres, desde Adán hasta el último hombre nacido en el fin del mundo.
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Continúa el texto anterior a la Explicación de términos, Daniel Cueva: Esta plenitud relativa es mayor o menor, según que el estado, al que cada uno es destinado por Dios, sea más o menos elevado; por tanto, como La Virgen María fue elegida para Ser Madre de Dios y de los hombres, cuya dignidad es la más grande de todas cuantas pueden darse, se comprende fácilmente que la plenitud de gracia de María aventaje con creces a toda la plenitud de los santos.
De toda gracia santificante; es decir, tanto de la gracia santificante habitual, que es como una nueva naturaleza participada en el hombre, como de las virtudes infusas del Espíritu Santo, que son ciertos hábitos naturales, con los cuales el alma del justo queda perfeccionada en orden a recibir los impulsos del Espíritu y seguirlos con más facilidad y prontitud; tratamos, pues de estos solamente y no de las virtudes y gracias gratis dadas.
5. Se prueba La Tesis:
a) POR EL MAGISTERIO ECLESIÁSTICO, pues Pío IX nos enseña esta doctrina cuando dice:
a’) Que Dios, en tanto grado, La amó por encima de todas las criaturas que con Ella sola se complació con señaladísima complacencia.
b’) Que tan maravillosamente la colmó de la abundancia de todos los celestiales carismas…, muy por encima de todos los ángeles y santos, que Ella, absolutamente libre siempre de toda mancha de pecado, y toda hermosa y perfecta manifestase tal plenitud de inocencia y santidad, que no concibe en modo alguno mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios.
Y León XIII, cuando pide que La Virgen María, viniendo a nosotros en nuestro auxilio: «nos haga partícipes de la plenitud de la gracia de Dios, que recibió desde el principio para ser Su Madre. Esta abundancia de la gracia… la eleva sobre todos los hombres y sobre todos los ángeles, aproximándola a Cristo más que todas las criaturas» (DocMar BAC 128, n. 391)
Y Pío XII, cuando dice: «cuya alma santísima fue más que las demás creadas por Dios, llena del Espíritu divino de Jesucristo…» (DocMar BAC 128, n. 713)
Y el Concilio Vaticano II: Con un don de gracia tan eximia, antecede con mucho a todas las criaturas celestiales y terrenas (Constitución Dogmática, cap. VIII, n. 53)
b) POR LA SAGRADA ESCRITURA: Pues La Virgen es saludada por el Ángel como por antonomasía la llena de gracia (Lc. 1, 28) con las cuales palabras se indica que María, no solamente en aquel momento, sino también siempre, estuvo llena de la gracia santificante sobre todas las criaturas.
c) POR LA TRADICIÓN: Pues los Santos Padres unánimemente ensalzaron a María sobre todos los hombres y sobre todos los Ángeles y Arcángeles, Tronos y Dominaciones, Virtudes y Principados, Querubines y Serafines: «A nadie como a Ti se le ha concedido la plenitud de La Gracia. Y con razón, pues nadie estuvo más cerca de Dios… A todos vences, a todos aventajas…» (San Sofrionio, PG 86, 3237)
d) POR LA RAZÓN TEOLÓGICA: Pues por tres motivos debió tener María la plenitud de la gracia:
1°. Porque fue predestinada para ser Madre de Dios y de los hombres.
2°. Porque fue más querida de Dios que todas las criaturas.
3°. Porque fue asociada a Cristo hombre como mediadora de todo el género humano.
6. Cuestiones Complementarias:
I. DEL AUMENTO DE LA GRACIA EN LA VIRGEN MARÍA. Como la plenitud de la gracia de La Virgen María no fue absoluta, sino solamente relativa, es evidente que pudo crecer más y más, tanto porque Ella era la vía hacia Cristo, como porque Sus obras, que procedían de la más ardiente caridad, podían merecer mayor aumento de gracia y de gloria. Creció pues la gracia en María no solo ex opere operato (basado en que los sacramentos son signos externos, instituidos por Jesucristo para comunicar la gracia) mediante la recepción que María tuviese en La Eucaristía después de la muerte de Cristo; es decir, que María hubiese incrementado Su gracia por tomar del Cuerpo de Cristo; sino también ex opere operantis (Ex opere operantis significa 'en virtud del que obra', lo cual se puede referir tanto al sujeto que recibe el sacramento como a quien lo administra); es decir, que en virtud a que María al recibir del Cuerpo de Cristo, obrara acciones de caridad y ello le incrementara las gracias. Así mismo, Su gracia se incrementó en Ella en una medida tal que nosotros no podemos ni sospechar; creció indudablemente su gracia cuando llevaba en Su seno virginal al Niño Dios hecho Hijo Suyo, y cuando le daba su pecho y lo alimentaba y lo tenía en Sus brazos; si, pues, cuanto más cerca está uno de la fuente, tanto más participa de Su influjo ¿Qué habrá de decir de María, que estuvo cercanísima a Cristo, cuya humanidad recibida de Ella, era instrumento de santidad y de gracia?
Teniendo, pues, presente todos estos antecedentes, los teólogos han llegado a las siguientes conclusiones:
1° Que la gracia inicial de La Virgen María aventaje a la gracia inicial de cualquier hombre, es doctrina teológicamente cierta.
2° Que la gracia inicial de La Virgen María aventaje a la gracia final de cualquier santo o ángel, es doctrina común.
3° Que la gracia inicial de La Virgen María aventaje a la gracia final de todos los ángeles y todos los hombres juntos, es doctrina probable.
7. II. SI LA VIRGEN MARÍA, MERECIÓ EL AUMENTO DE LA GRACIA EN TODOS LOS ACTOS DE SU VIDA, NO SOLAMENTE DESDE EL PRINCIPIO DE SU CONCEPCION, SINO TAMBIÉN DURANTE EL SUEÑO (pues, no murió, adormeció). A lo que respondemos:
a’) Que La Virgen María merecía desde el primer momento de Su Concepción, depende si desde el primer instante de su existencia tuvo o no tuvo uso de razón y libre albedrío. La mayor parte de los teólogos lo admite.
b’) Que La Virgen María no solamente despierta; es decir, en vida, sino también durante el sueño (pues, no murió, adormeció) mereciera con sus actos el aumento de la gracia: lo sostienen algunos teólogos, pero hay quienes también lo niegan; empero, la sentencia afirmativa sostiene que La Virgen María tuvo ciencia infusa permanente.
Ciencia: Es un conocimiento insigne, excelente, extraordinario, de las cosas naturales.
Ciencia Infusa: Se puede adquirir con el discurso propio y la experiencia propia, pero de hecho la da Dios; así, por ejemplo, el don de lenguas concedido a los Apóstoles.
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M
Oración de salida:
En el nombre del Padre,… +
Te damos gracias Señor por todos los beneficios que hemos recibido de tu gran bondad, Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
1 Padre Nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria,
V/. Ave María Purísima
R/. Sin pecado Concebida
En el nombre del Padre,… +
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Comentarios
UNA VASURA
PORQUERIA
malnasid.... cara de pito chupa las bolita de tu abuelita CHUPAMELAAAAA LA VERGAAAAA Y EL PELO DEL PICHO
es una basuraa lo que subis en internet pajero hij... de puta lambe bolas
ES UNA BASURA TU MIERDA LA PORQUERIA CHUPAMELA VOLUD......
anda a la P........T..........
Excelente enseñanza hermano.Dios te bendiga.
¿Donde dicen los profetas que el Mesías nacería de una mujer virgen?? Isaias 7:14 es un versículo usado fuera de contexto en el evangelio de Mateo y Lucas, hecho que demuestra que estos escritos fueron manipulados por los griegos que si conciben la unión de los dioses con una mujer mortal. ¿No seria la imagen del Mesías dañada por el sincretismo religioso entre el cristianismo primitivo y las religiones paganas del siglo 1 d.C.? ¿donde esta escrito en los profetas, que el hijo de Dios seria mitad hombre y mitad Dios? y ¿donde esta señalado que Jesús es la segunda persona de la trinidad? ¿la trinidad no es un invento desde Sumeria?
esta muy alti el volumende la musica de fondo