El joven Frank Fontaine y sus dos amigos Jean-Pierre Prevot y Salomon N'Diaye, al alba del día 26 de noviembre, en Cergy Pontoise, hacinaban su mercancía de vendedores ambulantes (camisas, pantalones, chaquetas, etcétera) en un viejo automóvil, para dirigirse al mercado de un poblado cercano, Gisors.
Cuando todo estaba a punto, los muchachos adivinaron en el horizonte un objeto extraño que, en un principio, confundieron con un avión, pero que, de repente, comprobaron que se acercaba a ellos y se transformaba en una burbuja de fuego. Sorprendidos por el fenómeno, Salomon y Jean-Pierre decidieron correr hacia el domicilio del primero, para buscar la máquina fotográfica, y con ella, eternizar este momento luminoso de su existencia. A su vuelta, minutos después, la bola de fuego había desaparecido, y Frank Fontaine, su amigo, también. ¿Qué había ocurrido? Aquí empezó el misterio del muchacho secuestrado por un platillo volante.
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