Esta es una novela que parece escrita desde dentro de la farándula. Pero no lo es. En realidad, Marta Sanz escribe esta obra desde dentro de la vida. La novelista conoce muy bien las entrañas del alma, los vericuetos de esta sociedad. Para hablarnos de ello, Sanz juega a ir y venir por las entretelas de las bambalinas. El retrato de la farándula, de los actores y las actrices, de las luces del teatro, del cine, de la televisión… va dando cuerpo sobre el escenario narrativo a las luces y, sobre todo, a las sombras de ese mundo de purpurina, pero también de lágrimas. Porque “Farándula” comienza con una sonrisa y termina con una mueca. El descenso a los infiernos es de una progresión trazada con tiralíneas. Los personajes imaginados (en algún caso, no tan imaginados) por Marta Sanz dan vida a un variado espectáculo de caracteres. Pero, aunque los demás no seamos actores ni actrices, los personajes de Valeria Falcón, de Natalia de Miguel, de Daniel Valls, de Ana Urrutia (“la espesa Urrutia”), de Lorenzo Lucas, de Álex Grande, de Mariana Galán, de Charlotte Saint-Clair… acaso estén más próximos a nosotros de lo que nos gustaría pensar; quizá sean los espejos de nuestro camerino particular. Novela de altura, esta de Marta Sanz, quien hace, cuando quiere y como quiere, un juego de malabares con los recursos narrativos, con el lenguaje, con la mirada…
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