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Comentarios
El cubano que habla con la tristeza de que dejó a su abuela en Cuba y que no ha pisado Cuba en ningún momento en el período de la Revolución, desde luego se pone de parte de esa minoría que era rica, como él dice, donde Cuba constituía el tercer país más próspero de Estados Unidos. Qué ironía, qué fracaso. No se habla para nada de las conquistas sociales. Es increíble lo que la gente que está fuera de Cuba quiere dar como imagen de ella. Cualquiera que va a Cuba, viene inyectado de felicidad, qué cantidad de cosas nos sobran en este mundo consumista. En este mundo consumista, y con tanta libertad, cuánto estrés, cuanta depresión. Y qué ironía, pero a pesar de la pobreza, de la supuesta falta de libertad, el cubano sabe ser feliz, más que todos los que viven en este maravilloso primer mundo. Los cubanos que vivimos fuera de la isla, la añoramos, no porque queremos que sea libre, sino porque los pocos días que estamos allá, nos contagian de la alegría, del calor humano, de la dignidad, de lo que es lo más importante en la vida. Ya sé que no es perfecta, pero es mucho más humana que la sociedad sin piedad norteamericana. Se da cuenta ese señor que dejó a la abuela que él pertenece a ese 20 % obsoleto y egoísta de lo cubanos de Miami. El verdadero cubano quiere lo mejor para su pueblo, el diálogo, la apertura.