hacia Madrid. Tella avanzó por Trujillo hasta Navalmoral de la Mata, que ocupó el 23 de agosto. Más hacia el este, el valle del Tajo se extendía sin presentar ningún obstáculo natural importante. Todas las colectividades revolucionarias formadas después de las ocupaciones de tierras de marzo se hundieron, sin mucha lucha, aunque tras su destrucción hubo mucha matanza. Asensio y Castejón avanzaron hacia el Tajo por las montañas de Guadalupe. Aquí les presentó batalla el ejército gubernamental de Extremadura, formado por tropas de Madrid, a las órdenes del general Riquelme. Una sección de la columna de Asensio fue casi destruida en la ciudad de Medellín por la escuadrilla aérea de Malraux,[839] que realizaba su primera acción importante: la escuadrilla había reunido dos o tres bombarderos Potez, uno o dos Breguet y un Douglas. Pero los milicianos de tierra no pudieron oponerse a los legionarios y los marroquíes, que los sobrepasaron, obligándoles a retirarse precipitadamente de sus posiciones, so pena de quedar cercados. Incluso los aviones estaban poco preparados para la guerra moderna (las bombas se habían de lanzar por las ventanas de los cazas). Se retiraron nueve mil hombres, incluidos 2.000 anarquistas que se negaron a obedecer las órdenes de Riquelme y lanzaron inútiles ataques en las colinas de San Vicente.
Por lo tanto, Asensio y Castejón se reunieron con Tella en Navalmoral. Tras unos días de descanso, el avance se reanudó el 28 de agosto, a lo largo del lado norte del valle del Tajo. La resistencia fue escasa. El ejército de África prosiguió avanzando por las carreteras. Las tropas republicanas no estaban acostumbradas a las condiciones de lucha de aquel valle árido y yermo. Hubo deserciones. Los milicianos se negaban a cavar trincheras, porque lo consideraban cobarde. El gobierno no podía exponerse a perder a todos sus hombres en una batalla general, y, por lo tanto, no hacía más que retirarse. Además, por entonces, la aparición de los cazas Fiat italianos del grupo llamado «Cucaracha», más rápidos que cualquiera de los aviones que tenían los republicanos, reforzó el control local de los rebeldes en el aire.
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