L E C C I Ó N 184
L184 El Nombre de Dios es mi herencia.
L184.1 1 Vives a base de símbolos. 2 Has inventado nombres para todas las cosas que ves. 3 Cada una de ellas se ha convertido en una entidad separada, identificada por su propio nombre. 4 De esta manera, la segregas de la unidad. 5 De esta manera, designas sus atributos especiales, y la distingues de otras cosas, al hacer hincapié en el espacio que la rodea. 6 Éste es el espacio que interpones entre todas las cosas a las que has dado un nombre diferente: todos los acontecimientos en términos de tiempo y lugar; todos los cuerpos que se saludan con un nombre.
L184.2 7 Este espacio, al que ves como lo que separa todas las cosas unas de las otras, es el medio por el cual se logra la percepción del mundo. 8 Ves algo allí donde no hay nada y, a la vez, no ves nada donde hay unidad: un espacio entre todas las cosas; un espacio entre todas las cosas y tú. 9 De esa ma-nera, crees haber "creado" vida en la separación. 10 Y, debido a esta partición, crees ser una unidad que opera con una voluntad independiente.
L184.3 11 ¿Qué son esos nombres mediante los cuales el mundo se convierte en una serie de acontecimientos independientes, de cosas desunidas y de cuerpos que se mantienen aparte y que contienen fragmentos de mente como si de conciencias separadas se tratase? 12 Tú les diste esos nombres, dando lugar a la percepción tal como tú querías que fuese. 13 A las cosas sin nombre se les dio nombre, y de esta manera se les dio también realidad. 14 Pues a lo que se le da un nombre se le da significado y, de este modo, se considera significativo: una causa que produce efectos reales, con consecuencias inherentes a sí misma.
L184.4 15 Así es como se hace la realidad, a base de una visión parcial, la cual se contrapone deliberadamente a lo que de hecho es la Verdad. 16 Su enemigo es la completitud. 17 Concibe cosas sin importancia y las ve. 18 Y la ausencia de espacio, así como la sensación de unidad o la visión que ve de manera distinta, se convierten en las amenazas que debe superar, combatir y negar.
L184.5 19 Esta otra visión, no obstante, sigue siendo aún la dirección natural para que la mente canalice su percepción. 20 Es difícil enseñarle a la mente miles de nombres extraños, y luego otros miles más. 21 No obstante, crees que eso es lo que significa aprender y que es la meta principal por medio de la cual se puede lograr comunicación y compartir conceptos de forma significativa.
L184.6
L184.6 22 Ésta es la suma total de la herencia que el mundo dispensa. 23 Y todo aquel que aprende a pensar que eso es así, acepta los signos y los símbolos que afirman que el mundo es real. 24 Eso es lo que propugnan. 25 No dan lugar a que se dude de que lo que tiene nombre no esté ahí. 26 Se puede ver, tal como es de esperar. 27 Lo que niega que eso sea verdad no es sino una ilusión, pues lo que tiene nombre es la Realidad suprema. 28 Cuestionarlo es una locura, pero aceptar su presencia es prueba de cordura.
L184.7 29 Tal es la enseñanza del mundo. 30 Constituye una fase de aprendiza-je por la que cada uno que viene aquí tiene necesariamente que pasar. 31 Pero cuanto antes perciba sobre qué está basado ese aprendizaje, lo cuestionable de sus premisas y cuán dudosos son sus resultados, más pronto cuestionará sus efectos. 32 El aprendizaje que se limita a lo que el mundo enseña se queda corto en lo que respecta al significado. 33 Debidamente empleado, sirve de punto de partida a partir del cual puede comenzar otro tipo de aprendizaje, adquirirse una nueva percepción y, al ser puestos en duda, erradicar todos los nombres arbitrarios que el mundo confiere.
L184.8 34 No creas que fuiste tú quien hizo el mundo. 35 ¡Las ilusiones, sí! 36 Pero Lo que es verdad en la tierra y en el Cielo está más allá de tu capacidad de nombrar. 37 Cuando pides ayuda a un hermano, es a su cuerpo a quien se lo estás pidiendo. 38 Su verdadera Identidad te queda oculta debido a lo que crees que él es. 39 Su cuerpo responde al nombre con que lo llamas, pues su mente ha aceptado como propio el nombre que le diste. 40 Y, de esta manera, su unidad contigo queda doblemente negada, pues tú lo percibes como algo separado de ti y él acepta como propio ese nombre separado.
L184.9 41 Sería en verdad extraño que se te pidiese ir más allá de todos los símbolos del mundo y olvidarlos para siempre y, al mismo tiempo, asumir una función docente. 42 Todavía tienes necesidad de usar los símbolos del mundo por algún tiempo. 43 Pero tampoco te dejes engañar por ellos. 44 No representan nada en absoluto, y éste será el pensamiento que en tus prácticas te liberará de ellos. 45 Los símbolos se convertirán en medios con los cuales te podrás comunicar en formas que el mundo pueda entender, pero que reconoces que no llevan a la unidad, que es donde se halla la verdadera comunicación.
L184.10 46 Así pues, lo que necesitas cada día son intervalos de tiempo en los que las enseñanzas del mundo se conviertan en una fase transitoria: una prisión desde la que puedes salir a tomar sol y olvidarte de la oscuridad. 47 En esos intervalos vas a comprender la Palabra, el Nombre que Dios te ha dado; la única Identidad Que todas las cosas comparten; el reconocimiento de lo único que es verdad. 48 Y luego regresas a la oscuridad, no porque creas que sea real, sino sólo para proclamar su irrealidad en términos que aún tienen sentido en el mundo regido por la oscuridad.
L184.11 49 Usa todos los nombres y símbolos sin importancia que pintan al mundo de la oscuridad. 50 Pero no los vayas a aceptarlos como si fuesen tu realidad. 51 El Espíritu Santo se vale de todos ellos pero no olvida que la Creación tiene un solo Nombre, un solo Significado y una sola Fuente Que une a todas las Cosas dentro de Sí Misma. 52 Usa todos los nombres que el mundo da a esas cosas, pero sólo por conveniencia, y no te olvides que ellas realmente comparten el Nombre de Dios conjuntamente Contigo.
L184.12 53 Dios no tiene nombre. 54 No obstante, Su Nombre se convierte en la lección final que dice que todas las cosas son realmente Una con Dios, y con esta lección, finaliza todo aprendizaje. 55 Todos los nombres son unificados, todo espacio está lleno del reflejo de la Verdad. 56 Toda brecha se cierra y la separación ha sido curada. 57 El Nombre de Dios es la herencia que Él dio a aquellos que decidieron que las enseñanzas del mundo ocuparan el lugar del Cielo. 58 Lo que nos proponemos en nuestras prácticas es permitir a nuestras mentes aceptar lo que Dios ha dado como justo tributo para el Hijo que Él ama, en respuesta a la mísera herencia de la que fuiste hacedor.
L184.13 59 Nadie que busque el significado del Nombre de Dios podrá fracasar. 60 Vivir la experiencia es necesario para suplementar la Palabra. 61 Pero primero tienes que aceptar un solo Nombre para todas las Realidades y darte cuenta de que los innumerables nombres que diste a todos Sus aspectos han distorsionado lo que ves, pero no han afectado a la Verdad en absoluto. 62 Invocamos un solo Nombre en nuestras prácticas. 63 Utilizamos un solo Nombre para unificar nuestra visión.
L184.14 64 Y aunque utilizamos un nombre distinto para cada aspecto del Hijo de Dios que concienciamos, comprendemos que todos tienen el mismo Nombre, el cual Dios Les dio. 65 Éste es el Nombre que vamos a usar en nuestras prácticas. 66 Y, al usarlo, todas las separaciones insensatas que nos mantenían ciegos desaparecerán. 67 Y se nos concede la fuerza necesaria para poder ver más allá de ellas. 68 Ahora, nuestra mirada queda bendecida con bendiciones que podemos dar, cuando las recibimos.
L184.15 69 Padre, nuestro Nombre es el Tuyo. 70 En Él estamos unidos con todas las cosas vivientes, y Contigo, Que eres Su único Creador. 71 Lo que hemos hecho y a lo que hemos dado muchos nombres diferentes, no es sino una sombra con la que hemos tratado de cubrir Tu Realidad. 72 Y estamos contentos y agradecidos por haber estado equivocados. 73 Te entregamos todos nuestros errores a fin de ser absueltos de cuantos efectos parecían causar. 74 Y aceptamos la Verdad que Tú nos das en lugar de cada uno de ellos. 75 Tu Nombre es nuestra salvación y escape de lo que hicimos. 76 Tu Nombre nos une en la Unicidad Que es nuestra herencia y nuestra Paz. 77 Amén.
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