L E C C I Ó N 186
L186 La salvación del mundo depende de mí.
L186.1 1 He aquí la afirmación que algún día erradicará toda arrogancia de cada mente. 2 He aquí el pensamiento de la verdadera humildad, que no te adjudica ninguna otra función excepto la que se te ha encomendado. 3 Este pensamiento expresa tu aceptación de la parte que te fue asignada, sin insistir en otro papel. 4 No emite juicio sobre cuál sería el papel adecuado para ti. 5 Tan sólo reconoce que la Voluntad de Dios se hace tanto en la tierra como en el Cielo. 6 Une a todas las voluntades de la tierra en el plan del Cielo para salvar al mundo, restituyéndole la paz del Cielo.
L186.2 7 No nos opongamos a nuestra función. 8 No fuimos nosotros quienes la establecimos. 9 No es idea nuestra. 10 Se nos han proporcionado los medios para ejecutarla perfectamente. 11 Lo único que se nos pide es que aceptemos nuestra parte con humildad genuina y que no neguemos con aires de falsa arrogancia que somos dignos de ella. 12 Poseemos la fuerza necesaria para hacer lo que se nos ha dado por hacer. 13 Nuestras mentes están perfectamente capacitadas para desempeñar la parte que nos asignó Uno Que nos conoce bien.
L186.3 14 Puede que la idea de hoy te parezca muy ardua, pero sólo hasta que veas su significado. 15 Lo único que dice es que Tu Padre todavía te sigue recordando y te ofrece la perfecta confianza que tiene en ti, que realmente eres Su Hijo. 16 No te pide de ninguna manera que seas diferente de como realmente eres. 17 ¿Qué otra cosa sino eso podría pedir la humildad? 18 ¿Y qué otra cosa sino eso podría negar la arrogancia? 19 Hoy no dejaremos de cumplir nuestro cometido con la engañosa excusa de que es un insulto a la modestia. 20 Es el orgullo el que se niega a responder al Llamamiento de Dios Mismo.
L186.4 21 Hoy dejaremos a un lado todo vestigio de falsa humildad, de forma que podamos escuchar a la Voz que habla por Dios revelarnos lo que Él quiere que hagamos. 22 No pondremos en duda nuestra capacidad para ejecutar la función que Él nos va a ofrecer. 23 Sólo estaremos seguros de que Él conoce nuestras fuerzas, nuestra sabiduría y nuestra santidad. 24 Y si Él nos considera dignos, es que lo somos. 25 Sólo la arrogancia juzga de otra manera.
L186.5 26 Hay una manera, y sólo una, de liberarte del encarcelamiento al que te ha llevado tu plan de probar que lo falso es verdadero. 27 Acepta en su lugar el plan que no hiciste. 28 No lo juzgues según tus valores. 29 Si la Voz que habla por Dios te asegura que la salvación necesita que desempeñes tu parte y que la totalidad depende de ti, ten por seguro que es así. 30 Los arrogantes tienen que aferrarse a las palabras, temerosos de ir más allá de ellas y de experimentar lo que podría poner su postura en entredicho. 31 En cambio, los humildes son libres para oír la Voz que les dice lo que realmen-te son, y lo que hay que hacer.
L186.6 32 La arrogancia hace de ti una imagen que no es real. 33 Ésa es la imagen que se estremece y se repliega aterrorizada cuando la Voz que habla por Dios te asegura que tienes la fuerza, la sabiduría y la santidad necesarias para ir más allá de todas las imágenes. 34 Tú no eres débil como lo es tu imagen. 35 No eres ignorante ni estás desamparado. 36 El pecado no puede manchar la Verdad que está en ti, ni la aflicción puede acercarse al santo hogar de Dios.
L186.7 37 Todo eso, la Voz que habla por Dios lo relaciona contigo. 38 Y a medida que te habla, la imagen tiembla y trata de atacar la amenaza que desconoce, al sentir que su base se derrumba. 39 Déjala ir. 40 La salvación del mundo depende de ti, y no de ese pequeño montón de polvo. 41 ¿Qué podría decirle esa imagen al santo Hijo de Dios? 42 ¿Por qué tiene que preocuparse por ella?
L186.8 43 Y así, hallamos nuestra paz. 44 Aceptaremos la función que Dios nos encomendó, pues toda ilusión descansa sobre la absurda creencia de que somos capaces de determinar otra función para nosotros. 45 Los papeles que nos hemos autoasignado son cambiantes y parecen oscilar entre la aflicción y la alegría extática del amor y de amar. 46 Podemos reír o llorar, y recibir el día de buen grado o con lágrimas. 47 Nuestra propia existencia parece cambiar según experimentamos múltiples cambios de humor en nuestro estado de ánimo, y nuestras emociones ciertamente nos remontan hacia lo alto o nos estrellan contra el suelo, sumiéndonos en la desesperanza.
L186.9 48 ¿Es éste el Hijo de Dios? 49 ¿Habría Dios podido crear semejante inestabilidad y llamarla Su Hijo? 50 El Que es inmutable comparte Sus Atributos con Su Creación. 51 Ninguna de las imágenes que Su Hijo aparenta hacer afecta a lo que él realmente es. 52 Éstas cruzan su mente como hojas
arrastradas por el viento, que por un instante forman un patrón que luego desbaratan para volver a formarlo, hasta que finalmente se dispersan. 53 O como los espejismos que se ven en el desierto, que surgen del polvo.
L186.10 54 Cuando aceptes la función que se te ha encomendado, estas imágenes insubstanciales desaparecerán, dejando tu mente libre y serena, cuando aceptes la función que se te ha encomendado. 55 Las imágenes que haces sólo dan lugar a metas conflictivas, transitorias y vagas, inciertas y ambiguas. 56 ¿Quién podría ser constante en sus esfuerzos, o dirigir sus energías y su empeño centrado en metas como esas? 57 Las funciones que el mundo tiene en gran estima son tan inciertas que, aun las más sólidas, cambian al menos diez veces por hora. 58 ¿Qué se puede esperar ganar con metas como ésta?
L186.11 59 Como bello contraste, tan seguro como el retorno del sol cada mañana para disipar la noche, tu verdadera función se perfila clara y completamente inequívoca. 60 No hay duda de su validez. 61 Pues viene de Uno que no conoce el error y Cuya Voz está segura de Sus mensajes. 62 Éstos nunca cambiarán ni entrarán en conflicto. 63 Todos apuntan hacia una sola meta que está a tu alcance. 64 Puede que tu plan sea imposible, pero el de Dios nunca puede fracasar porque Él es su Fuente.
L186.12 65 Haz lo que te indique la Voz que habla por Dios. 66 Y si te pide que hagas algo que parece imposible, recuerda Quién es el que te lo pide y quién el que quiere negarse. 67 Luego considera esto: ¿Quién de los dos es más probable que esté en lo cierto: 68 la Voz que habla por el Creador de todas las Cosas y que Las conoce exactamente como son o, la distorsionada imagen de ti mismo, confundida y perpleja, e incoherente e insegura de todo? 69 No permitas que su voz te dirija. 70 Oye en su lugar una Voz que es inequívoca, que te habla de la función que te fue encomendada por tu Creador, Quien te recuerda y te exhorta a que ahora te acuerdes de Él.
L186.13 71 Su afable Voz llama desde lo conocido a lo desconocido. 72 Quiere consolarte, aunque no conoce el pesar. 73 Quiere hacer una restitución, aunque está completo; quiere darte un don, si bien sabe que ya lo tienes Todo. 74 Tiene Pensamientos que satisfacen cualquier necesidad que Su Hijo perciba, si bien Él no las ve. 75 Pues el Amor tiene necesariamente que dar, y lo que se da en Su Nombre adopta la forma más útil posible en un mundo de formas.
L186.14 76 Ésas son las formas que nunca pueden engañar, puesto que provienen del Mismo Que no tiene forma. 77 El perdón es una forma terrenal de amor que, tal como es en el Cielo carece de forma. 78 No obstante, lo que aquí se necesite se irá dando a medida que se necesite. 79 Valiéndote de esta forma, puedes desempeñar tu función incluso aquí, si bien lo que el Amor signifique para ti, una vez que hayas recuperado la incorporeidad será aún mayor. 80 La salvación del mundo depende de ti, que puedes perdonar. 81 Ésa es tu función aquí.
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