L E C C I Ó N 198
L198 Sólo mi condenar me hace daño.
L198.1 1 Es realmente imposible que te hagan daño. 2 Y, sin embargo, las ilusiones hacen ilusiones. 3 Si eres capaz de condenar, se te puede hacer daño. 4 Pues has creído que puedes hacer daño y el derecho que te has otorgado a ti mismo ahora puede usarse en tu contra hasta tanto no renuncies a él, por no tener ningún valor y ser indeseable e irreal. 5 Sólo entonces la ilusión dejará de tener efectos y todos los que parecía haber causado quedarán deshechos. 6 Entonces serás libre, pues la libertad es tu presente y ahora podrás recibir el presente que diste.
L198.2 7 Condena y te convertirás en prisionero. 8 Perdona y te liberarás. 9 Ésa es la ley que rige la percepción. 10 No es una ley que el conocimiento comprenda, pues la libertad forma parte de él. 11 Por consiguiente, condenar es imposible en la Verdad. 12 Lo que parece ser la influencia y los efectos del condenar realmente nunca tuvieron lugar en absoluto. 13 No obstante, tenemos que lidiar con ellos por un tiempo, como si hubiesen existido. 14 La ilusión hace la ilusión. 15 Excepto una. 16 Pues perdonar es la ilusión que es la respuesta a todas las demás.
L198.3 17 El perdón se lleva por delante todos los demás sueños y, aunque en sí es un sueño, no produce más sueños. 18 Todas las ilusiones, salvo ésta, tienen necesariamente que multiplicarse por miles. 19 Pero, con ésta, a todas las demás les llega su fin. 20 El perdón es el fin de los sueños porque es el sueño del despertar. 21 En sí, no es la Verdad. 22 No obstante, apunta hacia donde Ésta tiene necesariamente que encontrarse y provee guía con la certeza de Dios Mismo. 23 Es un sueño en el que el Hijo de Dios despierta a su Yo y a Su Padre, sabiendo que Ambos son Uno.
L198.4 24 Perdonar es el único camino que conduce más allá del desastre, del sufrimiento y, finalmente, de la muerte. 25 ¿Cómo podría haber otro camino cuando éste es el plan de Dios Mismo? 26 Y entonces, ¿por qué vas a querer oponerte a él, combatirlo, hallarle mil faltas y buscar otras mil posibilidades?
L198.5 27 ¿No es acaso más sabio alegrarte por tener en tus manos la respuesta a tus problemas? 28 ¿No es acaso más inteligente dar gracias a Aquel Que te ofrece la salvación, y aceptar Su presente con gratitud? 29 ¿Y no es acaso una muestra de bondad para contigo mismo oír Su Voz y aprender las sencillas lecciones que Él quiere enseñarte, en vez de tratar de ignorar Sus Palabras y substituirlas por las tuyas?
L198.6 30 Sus Palabras darán resultado. 31 Sus Palabras salvarán. 32 Sus Palabras contienen toda la esperanza, toda la bendición y toda la alegría que nunca podría encontrarse sobre esta tierra. 33 Sus Palabras provienen de Dios y te llegan con el Amor del Cielo impreso en Ellas. 34 Los que oyen Sus Palabras han oído el Canto del Cielo, pues éstas son las Palabras en las que finalmente todas las demás se unen en una sola. 35 Y al desaparecer ésta, la Palabra de Dios vendrá a ocupar su lugar, pues en ese momento será recordada y apreciada.
L198.7 36 Este mundo tiene muchos escondites aparentemente separados, donde la compasión no significa nada y el ataque parece estar justificado. 37 Pero son todos lo mismo: un lugar donde se ofrece la muerte al Hijo de Dios y a Su Padre. 38 Puede que pienses que la han aceptado, pero si vuelves a mirar el sitio donde habías visto Su sangre, percibirás un milagro en su lugar.
L198.8 39 ¡Qué insensato creer que Ellos podían morir! 40 ¡Qué insensato creer que podías atacar! 41 ¡Qué locura pensar que podías ser condenado y que el santo Hijo de Dios podía morir! 42 La quietud de tu Yo permanece impasible y no se ve afectada por semejantes pensamientos, ni tiene conciencia de ninguna condenación que pudiese requerir perdón. 43 Pues los sueños, sea cual fuere su clase, son ajenos y extraños a la Verdad. 44 ¿Y qué otra cosa, sino la Verdad, podría tener un Pensamiento que construye un puente hasta Ella Misma para llevar las ilusiones al otro lado?
L198.9 45 Nuestras prácticas de hoy consisten en dejar que la libertad venga a establecer su morada en ti. 46 La Verdad deposita estas palabras en tu mente para que puedas encontrar la llave de la luz y permitir que a la oscuridad le llegue su fin:
L198.10 47 Sólo mi propia condenación me hace daño. 48 Sólo mi propio perdonar me puede liberar.
L198.11 49 No olvides hoy que no hay ninguna forma de sufrir que no oculte algún pensamiento que no perdona, 50 ni tampoco ninguna forma de dolor que el perdón no pueda curar.
L198.12 51 Acepta la única ilusión que proclama que en el Hijo de Dios no hay condenación y recordarás instantáneamente el Cielo; entonces, olvidarás el mundo y todas sus extrañas creencias quedarán olvidadas con él, a medida que la faz de Cristo aparezca por fin sin velo alguno en este único sueño. 52 Éste es el presente que el Espíritu Santo tiene para ti de parte de Dios, Tu Padre. 53 Permite que el día de hoy se celebre tanto en la tierra como en tu santo hogar. 54 Sé bueno con ambos, a medida que perdones las ofensas de las que pensaste que ambos eran culpables y contempla tu inocencia resplandeciendo sobre ti desde la faz de Cristo.
L198.13 55 Ahora el silencio se extiende por todo el mundo. 56 Ahora hay quietud allí donde antes había un frenético torrente de pensamientos sin sentido. 57 Ahora hay una apacible luz sobre la faz de la tierra que reposa tranquila en un dormir desprovisto de sueños. 58 Y ahora la Palabra de Dios es lo único que queda sobre ella. 59 Sólo eso puede percibirse todavía por un instante más. 60 Luego, los símbolos dejarán de ser y todo lo que alguna vez creíste haber hecho desaparecerá por completo de la mente que Dios ha sabido eternamente que es La de Su único Hijo.
L198.14 61 En él no hay condenación. 62 Es perfecto en su santidad. 63 No necesita pensamientos misericordiosos. 64 ¿Quién puede ofrecerle regalos cuando todo es realmente Suyo? 65 ¿Y a quién se le va a ocurrir ofrecer perdonar al Hijo de la Impecabilidad Misma, tan semejante a Aquel de Quien es Hijo que mirar al Hijo significa dejar de percibir y conocer úni-camente al Padre? 66 En esta visión del Hijo, tan fugaz que ni siquiera un instante media entre esta única mirada y el Propio eterno Presente ves la visión de Ti Mismo, para luego desaparecer por siempre en Dios.
L198.15 67 Hoy nos aproximamos todavía más al final de todo lo que aún pretende interponerse entre esta visión y nuestra mirada. 68 Estamos contentos de haber llegado hasta aquí y reconocemos que Aquel que nos trajo hasta aquí no nos va a abandonar ahora. 69 Pues nos quiere dar el don que Dios nos dio hoy, por medio de Él. 70 Ahora es el tiempo de tu libera-ción. 71 Llegó el momento. 72 El momento llegó hoy.
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