L E C C I Ó N 45
L45 Dios es la Mente138 con la que realmente pienso.
L45.1 1 La idea de hoy es la llave139 que te dará acceso a lo que son tus verdaderos pensamientos. 2 Éstos no tienen nada que ver con lo que piensas que piensas140; de la misma manera en que nada de lo que piensas que ves guarda
relación alguna con la visión. 3 No existe ninguna relación entre Lo que es real y lo que tú piensas que es real. 4 Ni uno solo de los que según tú son tus pensamientos reales se parece en modo alguno a tus pensamientos reales. 5 Nada de lo que piensas que ves guarda semejanza alguna con lo que la visión te mostrará.
L45.2 6 Piensas con la Mente de Dios, 7 por consiguiente, compartes tus pensamientos con Él, de la misma forma en que Él comparte Los Suyos contigo. 8 Son los mismos Pensamientos, porque realmente Los piensa la misma Mente. 9 Compartir es ser iguales o ser uno. 10 Los Pensamientos que piensas con la Mente de Dios no abandonan tu mente, porque los pensamientos no abandonan su fuente. 11 Por consiguiente, esos pensamientos están en la Mente de Dios, al igual que tú141, 12 y también están en tu mente al igual
que Él. 13 Tal como formas parte de Su Mente, así también esos pensamientos forman parte de Su Mente.
L45.3 14 Así pues, ¿dónde están tus verdaderos pensamientos? 15 Hoy intentaremos llegar a ellos. 16 Tendremos que buscarlos en tu mente, porque ahí es donde se encuentran. 17 Aún tienen que estar ahí, ya que no pueden haber abandonado Su Fuente. 18 Lo que la Mente de Dios piensa es eterno por formar parte de la Creación.
L45.4 19 Nuestras tres prácticas de hoy —de cinco minutos cada una— seguirán el mismo modelo general que usamos cuando aplicamos la idea de ayer. 20 Trataremos de abandonar lo irreal y de buscar Lo real. 21 Negaremos
el mundo en favor de la Verdad. 22 No permitiremos que los pensamientos del mundo nos detengan. 23 No dejaremos que las creencias del mundo nos digan que lo que Dios quiere que hagamos es imposible.
L45.5 24 En lugar de ello, trataremos de re-conocer que sólo lo que Dios quiere que hagamos es posible. 25 Asimismo, trataremos de comprender que sólo Lo que Dios quiere que hagamos es lo que nosotros realmente queremos hacer. 26 Y también trataremos de recordar que al hacer lo que Él quiere que hagamos, no podemos fracasar. 27 Hoy tenemos todas las razones del mundo para sentirnos seguros de que vamos a triunfar, 28 pues ésa es la Voluntad de Dios142.
L45.6 29 Comienza los ejercicios de hoy repitiendo la idea interiormente, cerrando los ojos al mismo tiempo. 30 Luego dedica unos momentos relativamente breves a pensar algunos pensamientos propios mientras mantienes la idea del día presente en tu mente. 31 Una vez que hayas añadido a esta
idea cuatro o cinco de tus pensamientos, repítela otra vez diciéndote a ti mismo amablemente lo siguiente:
L45.7 32 Mis verdaderos pensamientos están en mi mente.
33 Me gustaría encontrarlos.
L45.8 34 Luego, trata de ir más allá de todos los pensamientos irreales que cubren la Verdad en tu mente, y trata de alcanzar Lo eterno.
L45.9 35 Por debajo de todos los pensamientos insensatos y locas ideas con las que has abarrotado tu mente, se encuentran los pensamientos que al principio pensaste con Dios. 36 Ahí están, en tu mente, ahora mismo, completamente
inalterados. 37 Siempre estarán en tu mente, tal como siempre lo han estado.
L45.10 38 Todo lo que has pensado desde entonces cambiará, pero la Fundación sobre la Cual descansa tu mente es absolutamente inmutable. 39 Es hacia esa Fundación adonde apuntan los ejercicios de hoy. 40 Ahí es donde tu mente está unida a la Mente de Dios. 41 Ahí es donde tus pensamientos son uno con los Suyos.
L45.11 42 Para este tipo de práctica sólo se necesita una cosa: que tu actitud hacia ella sea la misma que tendrías ante un altar consagrado en el Cielo143 a Dios el Padre y a el Hijo Dios. 43 Pues Ése es el lugar al que estás tratando de llegar. 44 Probablemente todavía no serás capaz de darte cuenta de cuán alto estás tratando de elevarte. 45 No obstante —aun con la poca comprensión que has adquirido hasta la fecha— deberías ser capaz de recordarte que esto no es un juego inútil, sino un ejercicio de santidad y un intento de alcanzar
el Reino de los Cielos.
L45.12 46 En las prácticas más cortas de hoy, trata de recordar cuán importante es para ti comprender la santidad de la mente que piensa con Dios. 47 Mientras repites la idea a lo largo del día, dedica uno o dos minutos a apreciar la santidad de tu mente. 48 Deja a un lado, aunque sea brevemente,
todos los pensamientos que son indignos de Él, de Quien eres anfitrión. 49 Y dale gracias por los pensamientos que está pensando contigo.
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