PRESENTACIÓN GENERAL
Suele considerarse que ese especial modo de expresión de sentimientos y emociones llamado poesía lírica constituye el origen de todas las literaturas. Íntimamente asociada al canto, se transmite de modo oral de generación en generación, modificándose, ampliándose, moldeándose en suma. Es de ese fondo común, oral y anónimo y que remite a los más remotos orígenes del proceso de humanización, de donde beben los primeros poetas, entendidos como tales aquellos que han dejado testimonio escrito –Literatura- de ese magma original, rescatándolo de ese modo del olvido.
Si nos centramos en esa particular forma de sentir y comprender el mundo que se conoce con el nombre de Occidente, el origen de la Literatura se halla en torno al siglo VII a. C. en Grecia, cuyo genio acuñará, precisamente, la denominación de “poesía lírica” para todas aquellas manifestaciones ancestrales del corazón humano. El estupendo desarrollo de la lírica griega (Safo, Anacreonte, Píndaro, Teócrito) creó el modelo de un género que iba a fascinar a Roma, heredera de la cultura helénica a partir aproximadamente del siglo III a. C. hasta su consumación en el 476 d.C. con las conocidas como invasiones bárbaras. Catulo, Propercio, Ovidio u Horacio son estupendos continuadores de la lira griega a la vez que nombres capitales en la formación de la lírica en Occidente. El canon lírico primigenio occidental tiene como tercera columna –junto a las de Grecia y Roma- la de la literatura hebrea recogida en el llamado, por la tradición cristiana posterior, Antiguo Testamento, resultado de un complejo proceso de redacción que se prolonga a lo largo de casi un milenio (entre los siglos IX a.C. y II a.C.). En ese conjunto misceláneo que es La Biblia (Libro de Libros) convive lo mítico-narrativo con lo sapiencial, lo profético o lo lírico. El Libro de los Salmos, el de El Cantar de los Cantares o el de Las Lamentaciones son ejemplos perfectos de esa cuerda hebrea que se halla en el origen de la lira occidental.
SAFO: MEJOR, EL OLVIDO.
Escasos son los versos que se conservan de la poeta Safo (Mitilene, Lesbos, hacia 650/610 a.C. - Léucade, 580 a. C.). De hecho, el “Himno a Afrodita” es la única composición completa suya que conservamos. El resto de sus poemas no son sino fragmentos rescatados de manuales de retórica de siglos posteriores en donde aparecían como ejemplo de adecuada expresión. Esta parvedad no obsta para que a través de sus versos se sienta el latido de un corazón sensible y sensual, que expresa con sencillez las emociones del paso del tiempo o del deseo amoroso -soledad, esperanza, dicha, recuerdo- entendidas como superiores en nobleza a la otra gran fuente clásica de exaltación: la guerra. La lírica por encima de la épica. Lo íntimo por encima de lo público. El olvido por encima de la Historia.
Comentarios