En este domingo la liturgia nos habla fundamentalmente del sufrimiento e incomprensión que padeció nuestro Redentor y también las personas que estén dispuestas a seguirle de cerca.
Es bueno que en la práctica tengamos siempre presente que todo sufrimiento, pequeño o grande, encierra salvación para uno mismo, para los demás y para la Iglesia en general.
El dolor aceptado y ofrecido es una fuente de salvación.
Libro de la SabidurÃa
Como nos muestra la historia los buenos siempre han sido y serán perseguidos simplemente porque estorban.
La lectura de hoy nos enseña esta realidad:
«Acechemos al justo que nos resulta incómodo; se opone a nuestras acciones y nos echa en cara nuestros pecados…».
Y, como conclusión, nos explica cuál es el razonamiento de los enemigos de Dios.
Ante todo se trata de una prueba que en el caso de Jesús llegará hasta la muerte.
Veamos cómo estas palabras se cumplen según narra San Mateo.
Después de hacer sufrir a Jesús y verlo crucificado, los sacerdotes y escribas se burlan de Él, diciendo:
«A otros ha salvado y Él no se puede salvar… ¡Es el rey de Israel! Que baje de la cruz y creeremos en Él».
Les invito a comparar las palabras del libro de la SabidurÃa de hoy con el evangelio de San Mateo (27,42-43): «Confió en Dios, que lo libre si es que lo ama».
Salmo 53
El justo se ve perseguido pero confÃa en el Señor.
En la prueba repite:
«Oh Dios, sálvame por tu nombre, sal fiador por mà con tu poder… Unos insolentes se alzan contra mÃ… sin tener presente a Dios.
Pero Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida».
Santiago
Con palabras siempre concretas nos explica cómo la sabidurÃa de Dios produce frutos y obras buenas.
«Los que procuran la paz están sembrando la paz».
En cambio, cuando se desbocan las pasiones, los resultados son destructores:
«Codiciáis y no tenéis… matáis, ardéis en envidia… Os combatÃs y os hacéis la guerra».
Finalmente Santiago nos habla de la esterilidad de nuestra oración:
«PedÃs y no recibÃs porque pedÃs mal».
Aquà viene lo que repetÃa san AgustÃn, que nuestra oración no da fruto porque: o sois malos o pedÃs mal o pedÃs cosas malas.
Toda una lección para meditar.
Verso aleluyático
Nos recuerda las palabras de San Pablo:
«Dios nos llamó por medio del evangelio para compartir la gloria de nuestro Señor Jesucristo».
Evangelio
Contiene varias enseñanzas que deberÃamos meditar largamente. Señalo algunas:
+ La primera es que Jesús se marcha por la montaña porque querÃa enseñar a solas a sus discÃpulos.
+ En un momento determinado les profetiza que será entregado en manos de los hombres y lo matarán y el tercer dÃa resucitará.
+ Los discÃpulos ni entendÃan ni querÃan preguntar.
+ Cuando llegan a Cafarnaúm y, una vez en casa para que no pasen vergüenza, les pregunta:
« ¿De qué hablaban por el camino?»
No contestan porque, mientras Jesús hablaba de humillación y muerte, ellos estaban hablando de quién era el más importante entre los apóstoles.
+ Finalmente, Jesús pone en medio a un niño y, después de abrazarlo, les advierte que solo cuando sean como niños lo recibirán a Él mismo y «quien acoge a Jesús acoge a quien lo envió», al Padre Dios.
José Ignacio Alemany Grau, obispo
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