Este año se cumple el primer centenario de la declaración del Parque Nacional de los Picos de Europa. Con esta excusa nos acercamos a conocer uno de sus rincones más famosos: el Desfiladero del Cares.
PISTAS es una colaboración del blog de viajes SIEMPRE DE PASO en el programa "Aquí en la Onda" de Onda Cero Castilla y León. No dejes de consultar lo que sobre esta propuesta he publicado en el blog: https://www.siempredepaso.es/el-valle-de-valdeon-de-arriba-abajo-leon/
Los tres macizos que conforman el Parque Nacional de los Picos de Europa constituyen una de las maravillas paisajísticas y naturales más sobresalientes de España. También una de sus joyas más delicadas. Estos fueron los dos impulsos que movieron a un grupo de visionarios hace ahora 100 años para lograr convertirlo en nuestro primer parque nacional.
Dentro de unos meses se van a conmemorar los 100 años de la proclamación del primer Parque Nacional declarado en España y uno de los primeros en ser declarados en el mundo, tan solo unos años después de que se creara el parque de Yellowstone, en Estados Unidos, que fue el primero de todos.
Es un buen momento tanto para acercarnos a cualquiera de los maravillosos rincones que encontramos en los Picos de Europa como para conocer un poco mejor la historia de este espacio natural. Una historia en la que destaca el nombre de don Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa, como principal impulsor de las medidas que culminaron con la creación del Parque Nacional de la Montaña de Covandonga, el 22 de julio de 1918, y su proclamación oficial, que tuvo lugar el 8 de septiembre de ese año y que se hizo coincidir con la conmemoración del Decimosegundo Centenario de la Batalla de Covadonga.
Todo ello fue posible gracias a una sensibilidad que hace 100 años era completamente novedosa y que fue la que impulsó el deseo, también novedoso y vanguardista en su momento, de ponerlas a salvo de futuras depredaciones especulativas de todo tipo. Algo que ha sido esencial para evitar, por ejemplo, que se produjera en su interior una sobreexplotación de industrias mineras, se acabara con la madera de los bosques o que un abuso de las actividades de caza terminaran con algunas de las especies más emblemáticas.
La primera zona de protección que se estableció en 1918, con la denominación de Parque Nacional de la Montaña de Covandonga, comprendía solamente el denominado Macizo Occidental de los Picos de Europa o del Cornión. Y giraba en torno a lo que es, desde luego, uno de sus lugares más bellos y emblemáticos: los Lagos de Covandonga.
Hubo que esperar hasta el 30 de mayo de 1995 para que el parque nacional incluyera también los otros dos macizos montañosos con los que forma un todo. Es entonces cuando pasa a denominarse con el nombre actual de Parque Nacional de los Picos de Europa.
En el año 2014 vuelve a ampliar de nuevo sus límites y en la actualidad comprende 67.455 ha. de superficie, que le convierten en el segundo en extensión, tras el de Sierra Nevada, de los quince que actualmente componen la Red de Parques Nacionales de España.
Con más de 1.900.000 visitantes, es el tercero más visitado de España después de los del Teide y la Sierra de Guadarrama.
Econtramos la superficie del parque repartida entre el Principado de Asturias, Cantabria, y Castilla y León. Y, dentro de Castilla y León, el territorio comprendido dentro del Parque Nacional son los valles de Sajambre y Valdeón, dos hermosísimos rincones de esta comunidad autónoma hasta los que merece la pena acercarse en cualquier momento.
Como digo, en Castilla y León tenemos estos dos valles leoneses formando parte del Parque Nacional, los dos con propuestas muy interesantes para visitar. Pero hoy podíamos mencionar el que es también uno de los rincones más visitados y espectaculares y que se conoce como la Garganta o el Desfiladero del Cares.
El Desfiladero del Cares es una garganta natural de roca caliza abierta por el río Cares en lo más profundo del valle leonés de Valdeón, que sirve como separación entre los macizos Occidental y Central de los Picos de Europa. Un pasillo tan espectacular por sus dimensiones que en algunas partes aparece mencionado como la "garganta divina".
Se trata de una garganta natural abierta entre los dos macizos y que resultaba totalmente impracticable hasta que se construyó un canal para llevar las aguas del río Cares hasta la central de luz de Puente Poncebos, en el lado asturiano.
Ese canal vino a construirse entre 1917 y 1924 y la idea que lo alimentó fue la de taponar la entrada del desfiladero con una pequeña presa y conducir desde ella el agua del Cares por un canal hasta la central hidroeléctrica. Una obra humilde en apariencia pero descomunal si se tienen en cuenta la época y el entorno. Un reto que supuso horadar montañas a pico y pala o trabajar colgando sobre abismos con decenas de metros de caída.
Un reto que continuó tras la finalización de las obras como consecuencia de la necesidad del mantenimiento de este canal. Abierto entre paredes prácticamente verticales, los frecuentes desprendimientos y avalanchas causados por lluvias o nevadas obligaban a reparaciones continuas y a realizar obras de alto riesgo para los trabajadores que se atrevían a realizarlas, con continuos accidentes mortales.
Y esa fue la razón para que, en la década de los cuarenta del siglo XX, se acometiera la realización de la senda que corre hoy junto al canal mientras acompaña el discurrir del Cares. Una senda que, dada la espectacularidad de las vistas que ofrece, con puentes tendidos de pared a pared, túneles y cornisas talladas en la roca al borde del abismo, se ha convertido en uno de los puntos de atracción más impactantes del sector leonés del Parque Nacional de los Picos de Europa y también en uno de los destinos senderistas más conocidos dentro y fuera España.
El recorrido de la Senda del Cares supone un trayecto de 11 kilómetros entre la localidad de Caín, en el lado leonés, y Puente Poncebos, en el asturiano, en el que pueden tardarse unas 3 horas largas y que dado que discurre por una zona de alta montaña, por un camino que en algunos puntos no alcanza los dos metros de ancho y al borde de continuos precipicios, exige altas dosis de prudencia, atención y un mínimo de equipo para realizarlo.
Un buen consejo para quien no disponga de tanto tiempo para realizar todo el trayecto es acometer, al menos los tres kilómetros iniciales que arrancan desde la localidad de Caín, en los que encontramos algunos de los tramos más espectaculares de la senda.
En cualquier caso, siempre es recomendable recabar primero toda la información relacionada con este recorrido tanto en las propias oficinas del parque nacional como en el blog SIEMPREDEPASO.ES, donde, además, es posible también reservar el alojamiento que nos pueda hacer falta.
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