Cautivó a España con ese aire de inocencia que tienen aquellos adolescentes que permanecen en contacto con sus mejores cualidades. Sus gestos dicen lo que sus palabras no dicen.
La naturalidad de Amaia, ganadora de Operación Triunfo el retorno, tiene el sello de la Autenticidad forjada estos meses, aislada de su mundo conocido, y que fue el tiempo que duró el concurso en Televisión Española.
Su naturalidad, es una esencia que va con ella, y que sin embargo, se ha hecho sólida, durante las semanas del concurso, con Autenticidad. El proceso vivido fue un viaje de iniciación: Un Camino del Héroe, que estimuló su talento, con una experiencia social y de modelaje, que todo adolescente necesitaría merecer activar, y recorrer.
El concurso de Operación Triunfo de Televisión Española es el mejor ejemplo de lo que, a todo adolescente le potenciaría en esta etapa tan crucial en sus vidas. Una experiencia de iniciación donde se pone a prueba, descubriendo lo que le hace único, y también aceptando esas cualidades únicas en otros como él. Se trata de Aceptarse como Es, y Aceptar la diversidad.
Conectar con la Autenticidad es vital para la incorporación de valores sociales durante la fase de la vida en que queremos ser diferentes, tener nuestra propia marca, y sin embargo, no nos damos cuenta que pertenecemos al club de lo que buscan lo mismo.
En ese crucial paso de la familia al mundo, que facilitan los que son como yo, además del reto de aprender a reconocer y gestionar lo que se siente, las experiencias que tengamos darán lugar a nuevas creencias.
En este tránsito sus valores familiares, lo que han vivido en casa, es su carta de presentación al mundo, y la disyuntiva reside en si eso es suficiente para ser aceptados por el grupo, para sentir que perteneces y que tienes algo que te hace único. Entonces es vital que sus experiencias les fortalezcan en sus relaciones con sus iguales, respetándose.
Cuando hay autenticidad, como la que Amaia regala a quien la observa fuera del escenario, su gestual no contradice lo que quiere decir, aunque las palabras digan mucho menos de lo que transmiten esos gestos. Y la voz llena lo que dice la persona. Son indicadores claves de que se han asentado sus valores, y su talento ha conseguido expresarse delante de otros como ella Es.
Todo adolescente merece la oportunidad de una iniciación donde los iguales y los maestros, de los que aprendo, estimulan aquello grande que hay en mí. Un talento que sólo puede encontrar la motivación por descubrirle, y comprometerse con pasión a expresarlo, si hay pruebas que superar, refuerzo constructivo, y la oportunidad de aprender muy de cerca de alguien que nos mira bien.
Lo que se logra es una siembra a largo plazo. Cuando un adolescente descubre sus valores intrínsecos: lo que le equilibra y le fortalece, permitiéndole ver sus logros, estamos forjando al líder del Siglo XXI. Porque ese líder está dentro y no fuera. Por eso es necesario la experiencia de iniciación a partir de dejar de buscar fuera de sí mismo.
Eso le llevará al aprendizaje más importante, a descubrir lo que le limita, y la disposición que tiene, o no, a superarlo. Aprender, estando con otros, a no tolerar que le hagan daño en sus valores, en sus criterios, y en sus objetivos. Ese es un logro que pide dos cosas:
1. Estar dispuestos a descubrir y potenciar el líder que somos.
2. Ponernos a disposición de crecer en el líder que queremos ser.
Y escribo sobre Amaia y su experiencia en Operación Triunfo, porque me gustaría que todos nos reconozcamos con la capacidad de liderar la propia vida.
Esa condición interna de actuar conforme a tus valores reales, estando dispuestos a una revisión continúa de sí mismo. De manera que cada mañana al mirarme al espejo me sienta satisfecha con lo que veo. ¡Soy la persona que quiero Ser!
Todos somos líderes de nosotros mismos. Es el liderazgo que necesita el mundo porque lo llena de autenticidad, de naturalidad, de transparencia. Y sobre todo, permite que tu Don se multiplique sin esfuerzo.
La gran superación de los concursantes, y que de no hacerla en la adolescencia, nos vence día a día, es la intolerancia a nuestro detractor interno. A ese boicoteador que sólo podemos lidiar con él, cuando dejamos de compararnos, y buscar la aprobación fuera. Cuando nos apoyamos en
criterios claros de lo que queremos y lo que necesitamos.
El líder que llevamos dentro suele dormir, sometido por ese detractor, y esquivando disfrutar plenamente de nuestro potencial. Especialmente, si no hemos tenido una iniciación propia del Camino del Héroe con otros adolescentes y maestros que nos estimulen a ello.
¿De qué manera vas a conocer el Líder que te permite influir en otros, colaborar y tener éxito?
Tengamos la edad que tengamos, es necesario ser valientes para darle una oportunidad a nuestro talento y propiciar una experiencia de iniciación donde nos ponemos a prueba. Cuando ya eres adulto, toca aceptar que ya no estás en la adolescencia. Pide otro tipo de superación: hacer esa
experiencia al servicio de otros, por nuestra cuenta y riesgo, dando igual tu profesión, edad, o estés en contacto con grupos de personas, o no.
Lo que propongo es que saques al líder dormido a diario, y descubras que puedes aportar valor, revisando cada día quién eres. Además de la satisfacción, propiciar cambiar o transformar allí donde estés, haciendo de tu palabra un recurso que potencia lo mejor, especialmente en los jóvenes que tengas cerca. ¿Te animas a ello?
Fotografía tomada de: Operación Triunfo 2017, rtve.es
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