Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
Los 90, esa década crepuscular que tenía la difícil tarea de cerrar no solo un siglo, sino también un milenio. Y de hacerlo, además, detrás de los 80, donde la imaginación cultural explotó hasta límites insospechados. Es muy difícil ocupar tu cargo después de que lo abandone alguien tan carismático como los 80. La llegada de las televisiones privadas marcó también a los 90, pues tuvieron su gran cuota de responsabilidad sobre una sociedad que presentía el final de algo, y afrontaba con enorme incertidumbre el futuro inmediato (un ejemplo es toda la psicosis que generó el famoso "efecto 2000"). En ese caldo de cultivo, mientras una apostaba por traer el cine a casa pasando por taquilla, y al ser de pago, era bastante minoritaria (hasta que, maldita la hora, llegó el fútbol a sus ondas catódicas, acabando de anestesiar a una sociedad que había pasado las últimas décadas queriendo redefinirse a sí misma), la tele gratuita se debatía entre el producto de proximidad, contando con gente muy conocida para sus programas y series (Antena3), y la importación de contenido de ínfima calidad, con poca ropa y mucha chicha (o chicho, Oh Mamachicho), dando a auténticos gañanes la posibilidad de encontrar un altavoz para compartir su estulticia con una parte de la sociedad ávida de telebasura, tras una década de televisión creada para hacernos pensar (qué atrocidad, la tele solo debería servir para mantener a las masas atontadas y controladas). Considerando todo esto, bastante bien parados salieron los 90. La última década feliz que hemos tenido, considerando que la siguiente década (y siglo) empezó como empezó, con las torres más altas cayendo ante nuestros horrorizados ojos. Muchas gracias a todos por este especial a medias nostálgico y a medias vergüenza ajena, pero también sana.