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Comentarios
me ha encantado, habría que poner más este tipo de lectura
Me ha encantado. La narrativa, tu voz es muy agradable y las historias muy interesantes. ????
Una tarde te vas huyendo de la vida y al despertar el siguiente día se vive otra. Gracias! Muy bueno!!!
muy bueno
Jota, perdón por el juego de palabras chusco, pero inenarrable audio. Brillante, como siempre :).
Me ha gustado mucho esta pieza. Muchas gracias, Jota. El marco musical, perfecto también.
Qué curioso !, estoy leyendo la casa de campo de José Donoso y también ahí, en la surrealista historia descrita( que deja a los vómitos aquellos de Cortázar en algo convencional... jaja) también acontece esa doble percepción temporal , en este caso para lo que para los ausentes había sido una sola jornada, para los que aguardaban su regreso fue un año( no veinte como en éste). Sincronías que no dejan de perseguirme...jaja. Saludos relateros.
Qué gran cuento, Jota, y cuánto sentido del humor al describir la relación de Wrip Van Winkle con su esposa. En diciembre estuve en la Alhambra y visité las estancias de Washington Irving. Hay un libro suyo muy curioso, «Vieja Navidad», que sin duda inspiró a Dickens en su «Canción de Navidad». Muchísimas gracias por subirlo.
El tema ya viene de antigüo. Rip, harto de la parienta, decidio un dia irse a las montañas a cazar segun el y mira por donde desaparece muchos años. Cuando vuelve resulta que la de la lengua bífida esta criando malvas y nuestro personaje, ya jubilado, se dedica a hacer horas extras en la taberna. Hace años, segun leiamos en los periodicos, algun que otro despistado salia a comprar tabaco y ya no volvia a no ser que le hubiera ido muy mal. Ahora la cosa es distinta. Hace unos años conoci a una pareja que a la semana de casarse el Rip de turno se largo con el pretexto de que su mujer no lo dejaba salir con sus amigotes. Doy fe porque fui testigo. Las excusas para justificar estas acciones son de lo mas peregrinas. En los tiempos de Rip la cosa era mas dificil de justificar y de ahi los dioses en las montañas jugando a los bolos y poniendose ciegos de calimocho. ¡Que poco originales somos!
Preciosa elección una vez más.