El señor de los anillos Capitulo 11 Un cuchillo en la oscuridad. Narrado por Angel Ruiz

Capítulo once un cuchillo en la oscuridad mientras en la posada de abril se prepara para dormir las tinieblas se extendían en los campos una niebla se movía por las cañada si las orillas del río la casa de criticada se alzaba envuelta en silencio del gordo volver abrió la puerta con precaución y miró fuera una inquietud temerosa había estado creciendo en la lo largo del día y ahora no tenía ganas de descansar ni de irse a la cama había como una amenaza latente en el aire inmóvil de la noche mientras clavaba los ojos en la oscuridad una sombra negra se escogió bajo los árboles la puerta pareció abrirse por sus propios medios y cerrarse sin ruido gordo volver sintió que el terror lo dominaba se encogió retrocedió y se quedó un momento en el vestíbulo temblando luego se la puerta y hecho el cerrojo la noche se hizo más profunda yo entonces un sonido de cascos traían un caballo fue últimamente por la senda las pisadas se detuvieron en la puerta del jardín y tres formas negras entraron como sombras nocturnas arrastrando se por el suelo una de ellas fue a la puerta las otras dos a los extremos de la casa y allí se quedaron y móviles como sombras de piedras mientras proseguía la noche lentamente la casa y los árboles silenciosos parecían esperar conteniendo el aliento hubo una leve agitación en las hojas y a la distancia canta un gallo era la hora fría que día el alba la figura que estaba junto a la puerta se movió de pronto y en la oscuridad sin luna y sin estrellas brillo una hoja de metal como si hubiesen desempeñado una luz helada se oyó un golpe sordo pero pesado y la puerta se estremeció abre el nombre gordor dijo una voz a ti plata y amenazador a otro golpe y las maderas estallaron y la cerradura salto en pedazos y la puerta cedió y cachorro hacia atrás las formas negras entraron precipitadamente momento entre los árboles cercanos sólo un cuerno desgarro la noche como un fuego en lo alto de una loma despertaba fuego en amigos transportaba corzo volver no había estado inactivo tan pronto como vio que las formas oscuras venían arrastrando se por el jardín supo que tenía que correr o morir y cogió saliendo por la puerta de atrás a través del jardín y por los campos cuando llegó a la casa más cercana a más de una villa se derrumbó en el umbral gritando no no no no no no vengo pasó un tiempo antes que alguien pudiera entenderlos balbuceos de porque al fin llegaron a la conclusión de que había enemigos en los campos una extraña invasión que venía del bosque viejo y no perdieron más tiempo peligro fuego los plan digamos están tocando el cual no de llamada de los campos que no había sonado desde hacía un siglo desde el invierno cruel cuando habían aparecido los globos blancos y las aguas del branding y no estaban heladas despertar despertar otros cuernos respondieron a lo lejos la dama cubría rápidamente las figuras negras escapar de la casa una de ellas mientras corría dejó caer en el umbral un manto dejó afuera en el se un ruido de cascos y enseguida un tope que se alejó martillando las tinieblas todo alrededor de criticaba resonaba la llamada de los cuernos voces que gritaban hippies que corría pero los jinetes negros que no pagan como el viento hacia la puerta del norte dejar que la gente pequeña todo que los cuernos showroom se encargaría de ellos basta tarde mientras tanto tenían otra misión que cumplir ahora sabían que la casa estaba vacía y que el anillo había desaparecido cargaron sobre los guardias de la puerta y desaparecieron de la comarca en las primeras horas de la noche frodo despertó de pronto de un sueño profundo como perturbado por algún ruido o alguna presencia envío que francos seguía sentado y alerta en el sillón los ojos brillantes a la luz del fuego que ardía vivamente pero tranquilos no se movió ni le hizo ninguna señal frodo no tardó en dormirse del nuevo y esta vez creyó oír un ruido debiendo y de cascos queja lo en la noche el viento parecía rodear la casa y isla y a lo lejos son un cuerno que tocaba curiosamente abrió los ojos y ocho el canto vigoroso de un gallo en el corral anchos habían corrido las