Me interesé por la filosofía desde adolescente, en aquellos años mis favoritos eran los franceses Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir quienes eran filósofos declarados ateos. Desde los 16 años me declaré agnóstica, es decir no creo en ningún Dios, más no niego su existencia (los ateos si niegan la existencia de un Dios, yo simplemente no creo). Muchos años después, cuando comenzó en mi vida un periodo de ansiedad y poca paz conmigo misma, decidí en investigar sobre una filosofía que ya había conocido superficialmente durante mi viaje al Sureste Asiático y a la India: el Budismo.
Mi primer acercamiento real con el Budismo fue con una rama japonesa que recita el mantra Nam–myoho–renge–kyo y que tiene seguidores en todo el mundo. A principios de año pasado, en el 2017, fui invitada a una reunión de tres horas para recitar este mantra. Yo no estaba buscando una religión, ni mucho menos una donde se cantara por tres horas, pero aún así me llené de valentía, fui en contra de mis valores laicos, y me lancé a la cita. No pasaron ni 15 minutos, cuando ya quería escapar. Si quieres escucharme cantando el mantra, como lo hacían en esa reunión y el porque salí de ahí “Patitas corriendo”, ponle Play al Podcast.
En este podcast además hablamos sobre los orígenes del Budismo, quién era Buda, y cuales son algunas de las enseñanzas básicas de esta religión que me han ayudado a digerir las situaciones difíciles en la vida. Aunque no me considero budista, ni la practico como religión, si sigo esta frase de Buda como el mantra que guía mis pensamientos y acciones:
El secreto de una mente y cuerpo sanos, reside en: no lamentarse del pasado, no preocuparse por el futuro, no anticipar los problemas, y vivir el presente con serenidad y sabiduría.
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