Has elegido rechazar las cookies basadas en consentimiento que utilizamos principalmente para gestionar la publicidad. En adelante, para acceder a nuestra web tienes que elegir alguna de las siguientes opciones.
Premium
3,99 €/mes o 39,90 €/año
Sin publicidad y mucho más
Plus
Por 9,99 €/mes
Contenido exclusivo y sin publicidad
Si has cambiado de idea, puedes aceptar las cookies y continuar usando iVoox de forma gratuita.
Con tu consentimiento, nosotros y nuestros 813 socios usamos cookies o tecnologías similares para almacenar, acceder y procesar datos personales, como tus visitas a esta página web, las direcciones IP y los identificadores de cookies. Algunos socios no te piden consentimiento para procesar tus datos y se amparan en su legítimo interés comercial. Puedes retirar tu consentimiento u oponerte al procesamiento de datos según el interés legítimo en cualquier momento haciendo clic en ''Obtener más información'' o en la política de privacidad de esta página web.
Nosotros y nuestros socios hacemos el siguiente tratamiento de datos:
Almacenamiento y acceso a información de geolocalización con propósitos de publicidad dirigida, Almacenamiento y acceso a información de geolocalización para realizar estudios de mercado, Almacenar la información en un dispositivo y/o acceder a ella , Datos de localización geográfica precisa e identificación mediante análisis de dispositivos , Publicidad y contenido personalizados, medición de publicidad y contenido, investigación de audiencia y desarrollo de servicios , Uso de cookies técnicas o de preferencias.
Comentarios
Estuve en la primera temporada que emitió La Sexta, me lo pasé muy bien!! Ernesto Neyra es un maleante.
Cojonudo el programa! No sabía que el señor Week había escrito en una de mis series de referencía, Qué Vida Más Triste, el mundo es un puto pañuelo. Por cierto a mí Ernesto Neyra a quien me recuerda es a Rick Derringer, otro retaco con ojos saltones de cuidado.
Estupendo programa. Respecto al Super Glue, yo lo he utilizado toda la vida en las heridas y rasponazos y, sobre todo, en las rozaduras que me hacían los zapatos. Cuando me enteré de que, en efecto, su uso original era ese me hizo bastante gracia
A Lacoste lo apodaban "cocodrilo"